Por: Diana Galán

Resistir desde los afectos

“me daría mucha tristeza si mi hija / dijera que es homosexual o lencha o torta / o trans o lo que sea. / ¿por qué? / porque sería infeliz / y entonces yo sería infeliz también / dijeron las madres de todas nosotras”.

Yolanda Segura

Durante la historia del cine, la representación de los mal llamados “grupos de minorías” ha ido cambiando, de acuerdo con la sociedad y sus valores. Dentro de estos grupos muchas veces se sitúa a la comunidad LGBTIQ+, aunque, más allá de fines estadísticos, las personas que se identifican con algún tipo de disidencia sexual no sean parte de una minoría, sino de una segregación que la misma sociedad heteropatriarcal pretende seguir invisibilizando y haciendo pasar por “extraño” o “ajeno”. Por fortuna, el arte también ha servido para cambiar las narrativas desde las cuáles se retrata a la comunidad.

En Hollywood, por ejemplo, desde sus inicios y quizá hasta la década de 1980, la representación de los homosexuales era estereotipada, o los papeles tenían como propósito dar a conocer los motivos ocultos detrás de estas “inclinaciones” que bien podían ir de un trauma de infancia, hasta ser asesinos en serie o personajes con mentes turbias y siniestras. Por otro lado, la representación se inclinaba hacia la comicidad en donde se exageraba el afeminamiento, en el caso de los gays, y las mujeres adoptaban roles masculinos, pero que generalmente aparecerían como papeles secundarios dentro de las tramas.

La siguiente transformación fue la realización de películas que tocaban abiertamente las temáticas LGBTIQ+, pero sus protagonistas llevaban una vida atormentada que culminaba con un final trágico, bien a través de una muerte violenta o bien suicidándose, pues los sentimientos de culpabilidad consumían a los personajes, además de que durante los años ochenta la sociedad criminalizaba a cualquier persona que se asumiera como disidente sexual, ya que se les consideraba como probables portadores de enfermedades de transmisión sexual. Fue hasta la década de 1990, cuando el New Queer Cinema cuestionó los lugares desde donde se contaban las historias de la comunidad, rompiendo con los estereotipos negativos y abriendo camino para crear una imagen positiva para estos colectivos.

Sin embargo, el camino que ha recorrido el cine que retrata historias de amor, deseo y cariño entre mujeres aún se enfrenta a muchos retos, como la visibilidad en la industria -aún más si la realizadora es una mujer-, la hipersexualización de las protagonistas o el enfoque morboso hacia su vida sexual.

Por ello, es importante hablar de aquellas películas que se presentan como propuestas radicales y políticas, filmes que retratan estas historias donde el punto de partida es la ternura, el cuidado o los espacios seguros que se crean entre mujeres: donde la resistencia viene desde los afectos. Asimismo, es importante visibilizar las violencias que sufren mujeres lesbianas, bisexuales y trans, pues según la ONU, están atravesadas por una doble discriminación por su género y por su orientación sexual.

En este Top Cine, te presentamos algunas realizaciones en las que las mujeres poseen el control de sus decisiones, más allá del castigo público, algunas otras que tienen la oportunidad de elegir su vida sin el yugo del sacrificio, que son dueñas de sus cuerpos y su placer, y, además, por qué no, tienen finales felices


Las mil y una
(Clarisa Navas, 2020)



En esta película de la directora argentina Clarisa Navas, el espacio también es un protagonista, pues la historia se desarrolla en un barrio llamado Las Mil, en Corrientes, Argentina, donde Clarisa creció. Las calles, sus casas y los recovecos funcionan en una dualidad entre la seguridad, lo familiar, lo cariñoso y, por otro lado, lo peligroso y fuera de la ley. El argumento central de la película surge cuando Iris, una chica de 17 años que ha sido expulsada, conoce a Renata, con quien comienza a coquetear al poco tiempo. Pronto surgen las dudas y los prejuicios. Ellas, junto con su grupo de amigos, también diversos, generarán una resistencia queer en donde el amor es posible en un contexto hostil. Este filme fue premiado en distintos festivales como el 35° Festival de Mar del Plata y el 42º Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.


Retrato de una mujer en llamas
(Céline Sciamma, 2019)

Esta es una de las más reconocidas películas con temática LGBTIQ+ de los últimos años porque, además del tratamiento sensible del romance entre dos mujeres, su elaboración fílmica: la fotografía, los colores y las actuaciones la han hecho una obra de arte. La historia se centra en la Bretaña francesa, en 1770. Marianne es una pintora que recibe un encargo de una condesa: realizar el retrato de bodas de su hija Héloïse, una joven que acaba de dejar el convento y que se niega a aceptar su futuro como mujer casada y por ello no permite ser pintada. Marianne finge ser la dama de compañía de Héloïse para poder contemplarla durante el día y pintarla en la noche. La complicidad que surge entre ellas provoca un fuerte diálogo entre sus intereses, inquietudes y el deseo. Su directora, Céline Sciamma, recibió numerosos reconocimientos por la cinta, como el premio a Mejor Guion en el Festival de Cannes de 2019 y el Premio a Mejor Película Europea en la 34 Edición de los Premios Goya.




Carol
(Todd Haynes, 2015)



Esta historia, protagonizada por Cate Blanchett y Rooney Mara, es una adaptación de la novela que lleva el mismo nombre escrita por Patricia Highsmith. Originalmente la novela fue publicada en 1951 con el título El precio de la sal y bajo el pseudónimo de Claire Morgan. Posteriormente, la novela se reimprimió como Carol y en su prólogo Highsmith explica por qué tuvo necesidad de ocultarse en la primera publicación. Todd Haynes retrata de una forma magistral la relación entre Therese Belivet, una joven dependienta de una tienda de Manhattan, y Carol Aird, una mujer elegante y sofisticada que se encuentra atrapada en un matrimonio infeliz. Son los años 50 y tener otras orientaciones sexuales era tratado todavía por médicos en el área de psicología. El encuentro entre Therese y Carol cambiará la vida de ambas para siempre, en donde lo principal es apostar por la felicidad, antes que por sacrificio o lo deseos de los demás. Carol fue nominada en distintas categorías en la 88° Edición de los Oscar y en la 73ª entrega de Globos de Oro, entre otros.


Media hora más contigo
(Donna Deitch, 1985)

Esta es considerada la película lésbica dirigida al gran público, ambientada en la década de los cincuenta. La directora, Donna Deitch, se basó en la novela Dessert of the Heart de la autora canadiense Jane Rule. En 1959, Vivian Bell, profesora de literatura inglesa con un matrimonio sin futuro, llega a Reno, Nevada, para tramitar su divorcio de una manera rápida. Allí, se aloja en un rancho para turistas, en donde conoce a Cay Rivvers, una chica lesbiana sin ambiciones, que trabaja en el casino. Luego de este encuentro, Vivian deberá enfrentar sus miedos y afrontar sus emociones más ocultas y aceptar la atracción que siente por Cay, a pesar de la sociedad tan conservadora. Aunque ellas son opuestas, encuentran el amor la una en la otra.




Las hijas del fuego
(Albertina Carri, 2018)



Una de las cosas más prohibidas para las mujeres durante toda la historia ha sido el placer y la sexualidad. Albertina Carri cuestiona todas estas imposiciones mediante este largometraje que contiene escenas con sexo explícito y que escapa a cualquier etiqueta o categorización. Las protagonistas son dos mujeres que se reencuentran años después de amarse. Juntas emprenden un road trip en el que la búsqueda del placer y explosión de los sentidos son la brújula. Albertina Carri no solo tiene una posición estética sino también política, pues cuestiona, entre otras cosas, la representación de los cuerpos de las mujeres en el cine, así como las distintas manifestaciones de lo erótico y el deseo. Las hijas del fuego fue la película ganadora en la categoría de Mejor Película en el 20° Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente, BAFICI.