Las historias llamadas homéricas, llenas de los héroes máximos griegos, son poemas basados en algunos hechos contados a través del mito. Así, como toda la civilización griega, estas historias nacidas de la tradición oral han sobrevivido a través del tiempo y se han convertido en referentes de la escritura occidental.
Se dice que la historia siempre la escriben los vencedores y los vencedores siempre han sido los hombres. No es un invento, es un hecho. En las historias homéricas suele pasar lo mismo, según quienes las han difundido. Es un hecho también que la mayoría de quienes se dedican a las artes, a la ciencia, a las ideas, a las cosas importantes, han sido predominantes los hombres. Quienes estudian y traducen estas ideas, de un idioma tan antiguo que de él derivan la mayoría de las palabras que usamos hoy y que las han moldeado según su criterio y tiempo, también han sido en su mayoría, los hombres. Incluso, cualquier producto cultural asociado a estas historias está hecho por el género masculino, como el popular Ulises de 1954 con Kirk Douglas, Troya con hombres y mujeres perfectos a borbotones, o la próxima Odisea de Christopher Nolan.
¿Se puede reinterpretar estas historias desde la perspectiva de las mujeres? No solo se puede, sino que se debe, porque no hay solo un lado de la historia, aunque esta sea con h minúscula, y el ojo a través del cual se narran lo es todo. Desde la reescritura, pasando por la traducción y analizando personajes a través del ejercicio ensayístico, te proponemos tres perspectivas de La Ilíada y La Odisea a través de la palabra y la pluma femenina.
En 2017 el mundo académico y literario sufrió un alboroto. Por primera vez en la historia de las letras inglesas, una mujer había traducido de pe a pa uno de los hitos de la literatura universal: La Odisea, desde su primera traducción (al inglés) por George Chapman, en 1616. Emily Wilson, actual jefa de departamento y profesora de Estudios Clásicos en la Universidad de Pensilvania, tradujo La Odisea con el propósito de actualizar el mito. Pero no sólo eso; en la reseña realizada por el New Yorker se habla de que este proyecto pretende redemocratizar tanto el poema como a su público y su labor es una suerte de reproche a los predecesores que han "convertido un gran poema en uno difícil", o que han hecho su propio poema reinterpretando y no traduciendo, omitiendo en repetidas ocasiones otras voces importantes para la historia que trata de ser contada. Así que, más que una modernización, este ejercicio de traducción es una forma de hacer accesible estos clásicos epopéyicos que, aunque todos conocemos de base, suelen resultar lejanos por el lenguaje pomposo que impera de sus traducciones.
Si en la lengua anglosajona hay apenas una mujer que ha traducido La Odisea, en la lengua de Cervantes el número se reduce. La filóloga española Carmen Estrada, se ha dado a la tarea no de traducir, pero sí de reinterpretar a través del ensayo aquellos personajes de mujeres que abundan en La Odisea, con la finalidad de romper con los mitos y clichés de estos personajes. Aquí, la también investigadora y docente en neurociencias, ofrece alejarse de la perspectiva misógina propia de la civilización griega, e incluso sugiere que el poema original difiere de su hermana mayor La Ilíada, al abordar con mayor complejidad a sus personajes femeninos: ni Helena es la de belleza superficial, ni Penélope es la abnegada que espera el regreso de su marido. Además, se da voz a los papeles menores, como los de las esclavas y el mismísimo Odiseo se convierte en uno para satisfacer a Calipso. No conforme con esto, Estrada pone sobre la mesa la duda de la autoría de La Odisea, pues no existe en realidad, prueba alguna de que esta pertenezca a Homero. De no ser así, por qué no abrir la posibilidad a que se trata de una autora.
La ficción de las novelas literarias extiende las posibilidades de reescribir los mitos homéricos. La escritora inglesa Natalie Haynes, considerada una entusiasta experta del mundo clásico (tiene también un refrescante podcast de la BBC llamado Natalie Haynes Stands Up for the Classics, en el cual crea rutinas de comedia acerca de figuras o hechos de la antigua Grecia y Roma), ha escrito su propia versión de varias historias griegas como la de Medusa, la de Jasón y Medea o Pandora. En Las mil naves, aborda la guerra de Troya y cada capítulo es contado desde la perspectiva de cada una de las mujeres que forman parte del poema original. ¿Qué es ser heroico?, ¿sólo los que están dotados de fuerza bruta pueden serlo?, ¿son más valerosos?, ¿la debilidad es sinónimo de víctima? En este libro, las mujeres son sobrevivientes y son las afectadas invisibles que sufren, de distintas maneras, los estragos de las decisiones de los hombres, pero la pluma filosa y audaz de Haynes les otorga gracia, valor y heroísmo, incluso humor, a estas marginadas de una historia que sólo se ha preocupado por lo que los hombres tenían que decir.
Estas recomendaciones no son para rasgarnos las vestiduras sobre el lugar de las mujeres en el mundo griego o en el nuestro, sino para abrir nuestros ojos ante otras perspectivas (como la de género) y permitirnos hacernos conversación.