“La arquitectura es el punto de partida del que quiera llevar a la humanidad hacia un porvenir mejor”.
Le Corbusier
De frente al mar, con una cámara lista para tomar la última fotografía de miles, un suizo se encontraba decidido a morir en suelo francés, el fin del camino había llegado para Charles-Édouard Jeanneret-Gris, mejor conocido como Le Corbusier, quien a los 78 años entraba al mar para no regresar jamás. Este fue el fin de la vida del arquitecto que, sin ostentar un título oficial, logró revolucionar la manera de construir y diseñar en todo el mundo, lo que directa o indirectamente ayudó a que México diera el gran salto hacia la modernidad.
Le Corbusier nació en Suiza bajo el nombre de Charles-Édouard Jeanneret. A los trece años comenzó a aprender pintura y cincelado con el maestro Charles L'Eplattenier, quien fuera el primero en acercar a Jeanneret a la arquitectura. Después, comenzó a trabajar en el estudio de Auguste Perret, arquitecto que destacó por ser de los pioneros en el uso del concreto armado. Durante este periodo, Le Corbusier creció dentro de la disciplina arquitectónica y construyó sus primeros proyectos, antes de trasladarse a Alemania para trabajar en el estudio de Peter Behrens, lugar donde conocería a otros grandes genios arquitectónicos como Ludwig Mies van der Rohe y Walter Gropius, los dos más grandes exponentes de la Bauhaus.
La vida de Le Corbusier se caracterizó por su búsqueda de una arquitectura más accesible para la sociedad, centrada en una buena habitabilidad que lograra hacer la vida más cómoda para el humano. Su misión se enfocó en crear arquitectura para todos, dejando atrás las obras faraónicas de gigantescos monumentos que serían usados por muy pocos y que se caracterizan por el ostento y el despilfarro. Claro que esos monumentos presumen de una belleza inigualable, pero sufren de una función poco clara y que con el tiempo se va modificado, abandonando el objetivo inicial para lo que fueron construidos.
La forma de pensar de Le Corbusier es una que sigue generando discusión en nuestros días, ya que su trabajo fue tan icónico y representativo para las técnicas modernas de construcción, que sus postulados aún resuenan en la mente de los arquitectos contemporáneos. Eso sí, no podemos olvidar que él fue un arquitecto que estaba dispuesto a modificar ciudades enteras, solo para construir algo que él considerara correcto para las exigencias de la rutina moderna. Para él, la arquitectura debía ser algo que se ajustara a los modos de vida del presente en tanto se pensaba en el futuro y, durante su carrera, estableció cinco puntos de construcción que homologaron la arquitectura universal, mientras se buscaba establecer a la misma vivienda como una ‘máquina’ replicable para reproducir los mismos hábitos modernos a lo largo de todo el mundo.
Los cinco puntos para la nueva arquitectura propuestos por Le Corbusier son: la planta libre terraza jardín, construcción sobre pilotes, ventanas corridas y la fachada libre. Estos postulados fueron revolucionarios en su momento, debido a que buscaban sentar las bases de un diseño más eficiente para la vivienda y espacio público de las grandes ciudades. Con estos principios se estableció una relación mucho más estrecha entre el humano y las nuevas herramientas que se encontraban a su disposición. La planta libre, para la inserción natural del automóvil al espacio habitable, la ventana corrida para beneficiar la relación del interior privado con el mundo exterior al habitáculo, la terraza jardín para fomentar la convivencia humana por medio de la creación de nuevos espacios sociales en áreas completamente olvidadas de una vivienda (el techo), la construcción sobre pilotes para poder repartir de mejor manera el peso de la vivienda, lo que permitió la liberación de la fachada, lo cual dejó de tener al muro como elemento de carga exclusivamente, adquiriendo la capacidad de ubicar vanos en cualquier punto del mismo muro. La belleza finalmente se alejó del ornamento y ahora recae en el potencial escultórico de la nueva vivienda.
Ahora bien, ¿cómo fue que los postulados de un arquitecto suizo, nacionalizado francés, alcanzaron a México? La llegada de estas nuevas maneras de construir no fue ninguna coincidencia, ya que se dio la fortuna de que la teoría corbusiana llegó al mundo durante el periodo de formación de los grandes maestros arquitectónicos de nuestro país. Las ideas de unos jóvenes Juan O’Gorman, Mario Pani, Teodoro González de León y Luis Barragán, por mencionar algunos, fueron permeadas por todos los ideales de la modernidad y las nuevas maneras de construir ciudad.
El primero en presentar la arquitectura moderna en nuestro país fue el arquitecto y muralista Juan O´Gorman cuando construyó la casa estudio de Diego Rivera y Frida Kahlo en la Ciudad de México. Estas casas eran una interpretación de lo que Le Corbusier construyó para el artista Amédée Ozenfant en París, lo que se acopló de gran manera a la forma de habitar y trabajar del artista francés, resultados que fueron replicados con Diego Rivera. Los postulados modernos ayudaron a O’Gorman a establecer su estilo temprano de diseño y construcción, lo que benefició a México de gran manera, ya que O’Gorman, haciendo uso del estilo moderno funcionalista, construyó 26 escuelas públicas y sentó las bases del diseño que estas tendrían en años posteriores.
Otro de los grandes nombres que fueron influenciados por la mente de Le Corbusier fue Luis Barragán, quien asistió a una conferencia del arquitecto en París y visitó una de las grandes obras maestras del arquitecto suizo, la Villa Savoye. Esta obra es considerada una de las joyas históricas de la arquitectura y es el ejemplo perfecto para el uso de los cinco postulados de Le Corbusier, además de que es una vivienda que cuenta con un valor estético diferente para lo que se había construido en el pasado, es una obra que cuenta con valor artístico y escultórico que permite una experiencia multisensorial.
Esto último tiene una gran importancia para poder entender la obra de Barragán, que aunque no conocemos la influencia total que tuvo Le Corbusier en la vida del arquitecto de Guadalajara, sí podemos observar que su estilo temprano siguió los postulados de la nueva vivienda, aunque este se alejó de los mismos en su obra más madura, pero siempre mantuvo como constante el enfoque poético y multisensorial que podía alcanzar una obra arquitectónica cuando también se buscaba un fin artístico escultórico.
Finalmente, Teodoro González de León y Mario Pani fueron dos personajes más que también fueron influenciados de gran manera por el nombre de Le Corbusier. Teodoro, gracias a su trabajo dentro del despacho del arquitecto suizo en el periodo de 1947 a 1948. Él fue uno de los arquitectos que más promovió las ideas de Le Corbusier en suelo mexicano, solicitando un gran número de conferencias en búsqueda de que las impartiera Le Corbusier, pero las cuales nunca llegaron a concretarse. Mas su legado vive dentro de la obra de Teodoro, quien hizo uso de sus principios para traer una nueva manera de construir ciudad a nuestro país, buscando crear espacios que fácilmente podrían estar dentro de la utopía con la que había soñado el arquitecto suizo.
En el caso de Mario Pani, su afinidad hacia las ideas de Le Corbusier lo hicieron dar un paso que lo volvería también un arquitecto revolucionario, tomando la visión de la vivienda de la ciudad radial, que proponía concentrar a un gran número de personas dentro de un edificio multinivel con todos los servicios necesarios junto con áreas verdes transitables y que funcionan como espacios de convivencia social. Esta visión se materializó en el Multifamiliar Miguel Alemán, el cual fue el primero en su clase y estableció números impresionantes alcanzando las mil viviendas. El análogo con el que puede ser comparado es la Unidad Habitacional de Marsella, la cual fue proyectada al mismo tiempo, pero construida años después y que solo alcanzaría las 300 viviendas.
Sin duda, la visión de Le Corbusier fue una que cambió la forma de ver, pensar y vivir la arquitectura. Su influencia no sólo permeó en las ideas de nuestros arquitectos nacionales, sino que logró llegar hasta los rincones menos sospechados del mundo, avanzando la arquitectura y el urbanismo hacia horizontes innovadores. Algunas de sus ideas, ejecutadas por otros arquitectos, no han logrado superar la prueba del tiempo, demostrando que esta es una disciplina en constante movimiento y confirmando lo que alguna vez dijo el arquitecto suizo “La arquitectura debe de ser la expresión de nuestro tiempo y no un plagio de las culturas pasadas”, lo que funcionó en su momento, ahora debe cambiar, pero sin los avances de todos los arquitectos modernos jamás habríamos llegado hasta la posición en la que estamos ahora.