A mi ninguna mujer me toma en serio porque dicen que ando con muchas y yo tengo que andar con muchas porque ninguna me toma en serio.
En estas fechas nacieron dos de los máximos ídolos del cine mexicano: Jorge Negrete, nacido el 30 de noviembre de 1911, en Guanajuato y Pedro Infante el 18 de noviembre de 1917, en Sinaloa.
Dos artistas que, con sus diversas peculiaridades y singularidades reflejadas en sus actuaciones y su vida personal, hicieron que el pueblo mexicano volteara a ver en ellos a dos personajes a seguir, caracterizados por ser el claro ejemplo del varón mexicano de la época, ayudando a formar una identidad nacional que estaba en proceso desde la época de la Revolución.
El único rodaje en el que compartieron créditos y aparecieron juntos en la pantalla grande los dos actores, fue en Dos tipos de cuidado, el cual es recordado por la copla que cantan Jorge Negrete y Pedro Infante que, sin duda, es una de las escenas más representativas en la época del Cine de Oro en México.
No se puede negar que los dos poseían grandes voces, pero con notorias diferencias. La voz de Jorge Negrete siempre dio de qué hablar, inclusive actualmente se sigue discutiendo si era barítono o tenor, cualidad que lo llevó a ser nombrado el “charro cantor”. Algunas de sus más destacadas canciones son: ¡Ay Jalisco no te rajes!, México lindo y querido, El jinete y Chaparrita cuerpo de uva.
Pedro Infante al igual que en la actuación, tenía una gran versatilidad para la música y hoy en día cuenta con melodías muy recordadas como Amorcito Corazón, Deja que salga la luna, Historia de un amor o las propias Mañanitas.
Durante años se habló de una rivalidad entre los dos cantantes, aunque la realidad era otra; si bien no eran grandes amigos, si existía un mutuo respeto y profesionalismo.
A un siglo del nacimiento de uno de los máximos ídolos del pueblo mexicano, se seguirá recordando a Pedro Infante muchos años, por medio de sus películas y canciones que interpretó, pese a la temprana muerte del actor en un accidente aéreo.
Interpretando protagónicos desde un carpintero e indio, hasta un sacerdote o millonario, el Ídolo de Guamúchil iba más allá de sus actuaciones, ya que la gente lo empezó a ver como un icono dentro y fuera del escenario y aunado a que la época del Cine de Oro Mexicano estaba en su máximo apogeo, trascendió fronteras, principalmente en América Latina. Aquí algunos de filmes más destacados.
Su especialidad fue la música ranchera, género que le sirvió para convertirse en ícono nacional y que, además, le propició actuar en más de 40 películas. Algunas de sus cintas más recordadas son: La madrina del diablo (1937), Si Adelita se fuera con otro (1948), Los tres alegres compadres (1951) o El charro inmortal (1955), por mencionar sólo algunas, en las cuales era caracterizado como un mujeriego, arrogante, macho, pero valiente y de buen corazón.