El viaje a la Luna: una brevísima historia

Por: Federico Ricalde

El ser humano tiene una larga relación con la Luna. Sin profundizar en sus orígenes más antiguos, desde las observaciones telescópicas de Galileo, hasta el alunizaje del Apolo 11, las concepciones entorno a este cuerpo celeste han pasado por las transformaciones más diversas. Incluso preguntas tan cotidianas como: ¿qué es la Luna? o ¿podemos viajar a ella?, han tenido en los últimos 500 años distintas respuestas. A continuación se presenta una aproximación a esta historia, repasando cinco momentos clave de su etapa más moderna.


1. La Luna como un planeta

Durante el siglo XVI, la cosmología aristotélica era la ortodoxia en temas de astronomía. De acuerdo con esta postura, el lugar de la Tierra coincide con el centro del universo y los demás cuerpos celestes se encuentran incrustados en esferas que giran a su alrededor. La Luna es considerada un planeta más, con la peculiaridad de que la esfera en la que se encuentra divide al universo en dos regiones: el mundo celeste (o región supra-lunar) y el mundo terrestre (o región sub-lunar). Para Aristóteles, la física de estos mundos es distinta. Por esta razón es físicamente imposible un viaje a la Luna, pues dada la naturaleza de los elementos que componen a los cuerpos terrestres, su movimiento natural no puede tener como finalidad los lugares que ocupan los cuerpos celestes.


2. El sueño de Kepler: el viaje a la Luna

Fue durante la primera mitad del siglo XVII, con las obras de Galileo y J. Kepler, que la concepción de la Luna se decantó hacia una perspectiva más copernicana. Por un lado, Galileo realizó observaciones pioneras de la Luna a través del telescopio, constatando que su superficie era sólida e irregular. Por el otro, Kepler planteó, con base en las mejores observaciones de la época, que las órbitas de los planetas son elípticas; es decir, que su movimiento es regular pero no uniforme. Ambas conclusiones contradecían a la física aristotélica. Asimismo, Kepler fue autor de lo que varios escritores consideran el primer texto de ciencia ficción: Somnium o El Sueño. En este relato, Kepler nos narra un sueño en el que él toma el papel de un niño que viaja a la Luna. Esta historia ejemplifica cómo el viaje a la Luna era concebible en la época sólo como una cuestión onírica, como una fantasía.


3. El universo de Newton: la posibilidad física del viaje a la Luna

Para finales del siglo XVII, los movimientos intelectuales que hemos mencionado alcanzaron su culminación con la obra de Isaac Newton. En ésta, se proponen leyes físicas que pretenden ser válidas en todo el universo y una expresión matemática para la fuerza de gravedad. En particular, según la física de Newton, la razón por la que una manzana cae de un árbol es la misma por la que la Luna gira alrededor de la Tierra. Asimismo, esta teoría predice que, si lanzamos un cuerpo desde la Tierra, a una altura considerable y con una velocidad suficientemente alta, es posible que su trayectoria se mantenga en órbita alrededor del planeta. De esta manera, para la física de Newton el viaje a la Luna deja de ser una ficción y se convierte en una auténtica posibilidad física.


4. Los cohetes: De lo posible a lo real o La ecuación espacial

La física de Newton señala que el viaje a la Luna es posible. Sin embargo, en la práctica, la realización de semejante travesía depende de poder concebir una forma energéticamente viable, que permita acelerar un cuerpo a altas velocidades. Una de las primeras personas que especuló sobre esta cuestión, fue el escritor francés Julio Verne, quien en su novela De la Tierra a la Luna, (1865), narra las peripecias que ocurren alrededor de la construcción de un cañón capaz de lanzar proyectiles tripulables a la Luna. Lo interesante es que esta novela inspiró profundamente a Konstantin Tsiolskovski, un joven ruso que a partir de su lectura comenzó a ahondar en los problemas que plantearía una propuesta como la de Verne. Años más tarde, en 1903, Tsiolskovski publicaría un artículo en el que propone una ecuación para describir la dinámica de un cuerpo que se acelera por propulsión a reacción. Al aplicar esta ecuación al problema de los viajes espaciales, obtuvo los principios de la propulsión espacial. Con esto, Tsiolskovski sembró la semilla que medio siglo después tendría por fruto al proyecto Apolo.


5. El proyecto Apolo: el ser humano llega a la Luna

El 16 de julio de 1969, la nave Apolo 11 abandonaba la superficie terrestre impulsada por el cohete Saturno V. Cuatro días después, el 20 de julio, millones de personas sintonizaban sus televisores para ser testigos de un evento sin precedentes: la tripulación del Apolo 11 llegaba a la Luna. La nave alunizó en el “Mar de la Tranquilidad”, un valle de fina arena que Galileo había observado más de 400 años atrás. Fue aquí donde Neil Armstrong, comandante de la misión, pronunció la célebre frase: “este es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”. Sin duda un salto que, como hemos visto, carga consigo una rica historia.