Música y poesía, el refugio de las lenguas maternas

Por: Brenda Pacheco

Los conocimientos se transmiten de generación en generación, así se mantienen vivas las costumbres que nos identifican como pueblo. Sin embargo, algunos saberes ya no están presentes con la misma fuerza, tal es el caso de las lenguas maternas de todo el mundo.

En nuestro país, el zapoteco, el maya, el náhuatl, el otomí, el mixteco y demás familias lingüísticas han encontrado refugio en las guitarras, los tambores, los bajos, las baterías y los micrófonos de la música, así como en los versos, las palabras, el ritmo y la cadencia de la poesía. Pues no solo las canciones en inglés ni los poemas de famosos literatos tienen cabida actualmente, esas dos expresiones han servido para revalorar nuestros orígenes pero, sobre todo, para atender un saber en peligro de extinción.

A propósito del Día Internacional de la Lengua Materna (21 de febrero), vale la pena echarse un clavado lingüista a nuestro entorno para conocer las bandas que buscan preservar su autenticidad a través de un idioma universal: la música. No está demás darles la oportunidad y conocer las propuestas de Sak Tzevul, Sector 145, Colectivo Tamakxtumit, Hamac Caziim, entre otras agrupaciones de rock, reggae, heavy metal, rap y blues que mezclan famosos ritmos con sus lenguas nativas, originarias de distintos estados del país.


Chiapas, una sola flor, Sak Tzevul


Tampoco nos haría mal navegar por las letras de poetas cuyas obras están escritas originalmente en una de las 68 agrupaciones lingüísticas de México; plumas que se inspiran en su cotidianidad para crear versos que las colocan en el escenario literario y que, si bien no tienen la fama de Paz o Sabines, tienen todo para trascender en las letras. Briceida Cuevas, Gabriel Pacheco Salvador, Irma Pineda y Mikeas Sánchez son algunos autores que día con día buscan que sus letras sean una herramienta más para mantener viva las lenguas maternas.

Es una realidad que más de 90% de la población nacional no habla una lengua materna y que, si bien aprender náhuatl, maya o zapoteco no es una primera opción, sí podemos darle espacio a las voces de quienes conservan vivas las lenguas originarias de nuestro país. Aquí un ejemplo de sus creaciones.

RAMA, poema de Mikeas Sánchez

Jojpajkin tajsu’xys
jojpajk kutpa yuñ’ijtkuy’omo dyom’ijtkuy’omo
ñä’ ijtu’ ips’ komajk komojsay ame’
teje’ myusabya Mahoma’s kyusku’y
uka ñä’ ijtpa patsoke’une
tekoroya jyokpa jyaya
joyätsäkibä’ yasa’kämä
sudgu’y kämä’
poñi’bä konukskuy’jin
konukspä tsu’ ko’ tsu’
wäkä myajk’pä’ä sudguy’is tyoya’
kasujpa tä’ ägba’ jana’pama
uka’ ni’ijs ji’ tä’ pi’ke’ dä yomijtku’y
teje’ nkipspa’ sone’naka
yangamyajpasen’omo wyrun’dam
teje’ myabaxäbya’ Dakar’pä kubgu’y
juwä sone’ yujk’tambä yomo’istam
ne’ pyojkin’dchokiaju pyabiñomo’ajkutyam
tumdumäbä’is wyadba peka’wane olof’ore’omo
tumdumäbä pabiñomo nä’ jonchire’
ne’ xirijtubä sudguy’ käjsi

Los ríos que la habitan
se bifurcan entre su infancia y su sexo
tiene treinta y cinco años
y sabe que Mahoma no le perdonará
un hijo sin padre
por eso su vientre espera con calma
debajo de su vestido de flores
debajo de la pasión
desde una plegaria silenciosa
que pronuncia cada noche
para ahuyentar los malestares de la carne
Ser libre es dormir desnuda
sin unas manos buscando tu sexo
piensa mil veces
mientras cierra los ojos
y se sueña en una calle de Dakar
entre una decena de muchachas negras
recién llegadas a la pubertad
cada una ensaya cánticos ancestrales en Olof
cada una es una gaviota salvaje
volando alrededor del deseo