Lecciones de Isaac Asimov para la humanidad

Por: Rebeca Avila

Aunque la fecha es un poco incierta, según el acta de nacimiento que él mismo cambió, Isaac Asimov nació un 2 de enero de 1920 en Rusia donde sólo vivió los primeros tres años de su vida, pues en 1923 su familia inmigró a Estados Unidos.

Este ilustre personaje de la ciencia y la literatura, mostró su agudeza desde temprana edad y durante su adolescencia ya escribía sus primeros relatos de ciencia ficción y más tarde se graduó como bioquímico por la Universidad de Columbia, con tan sólo 19 años.

Ávido escritor, pues se supone que creo más de 500 obras entre novelas y textos de divulgación científica, su legado consta de predicciones, enseñanzas y hasta instrucciones de cómo deberíamos vivir en la actualidad y en un futuro. Sin embargo, estos augurios no fueron aleatorios o productos de su mente imparable. Constan de fundamento científico, producto de su investigación académica e incluso del concepto psicohistoria - establecido por él mismo - el cual en pocas palabras, plantea que hay ciertos patrones históricos que tienden a repetirse y que hacen que particulares sucesos sociales, políticos y hasta económicos sean predecibles a partir del análisis del comportamiento de las masas.

Es probable que tales veredictos fueran fruto de años de observación de la historia de la humanidad, ya que Asimov escribió todo un compendio en la materia, titulado Historia Universal Asimov, donde describe desde el nacimiento de las civilizaciones, pasando por la Edad Media y el imperio de Carlomagno, hasta la colonización de los Estados Unidos de Norteamérica.

La impresión de psicohistoria la abordó por primera vez en sus narraciones de ciencia ficción en la saga Fundación, en la que se proyecta un futuro lejano, en el cual la raza humana ha extendido sus dominios por toda la galaxia formando un imperio espacial que después de miles de años de prosperidad seguido de caos, es inminente - gracias a la psicohistoria – el fin del gobierno existente y el resurgimiento de uno mejor. Sin embargo el cumplimiento de lo predicho, se pondrá en duda debido a un elemento individual no contemplado.

Otra de sus aportaciones, y quizá la más reconocida, son las diversas historias y planeamientos acerca de la inteligencia artificial. Si bien, cuando Asimov escribió historias como El hombre bicentenario y Yo, Robot, ambas con versiones cinematográficas, lo más tecnológico que existía era el pre apogeo de las computadoras. Ante esto, su visión y aportación sobre el tema, incluido el término robótica, vivían sólo en las páginas de sus libros. Sin embargo, sus ya celebres leyes de la robótica han servido como fundamento a la hora de crear inteligencia artificial, porque por más mínima e inofensiva que aparente ser la creación de máquinas que puedan pensar y actuar por si solas, al servicio de la humanidad, existe el miedo latente de que dichas innovaciones rebasen las exceptivas y los objetivos con que fueron creadas.

Estos miedos a perder el control de dicha tecnología, han sido representados por Asimov y otros escritores, además de ser llevados a las masas por el séptimo arte. Pero a pesar de ser sólo un supuesto riesgo teórico en un lejano futuro, la realidad es que la inteligencia artificial de la ficción está dando sus primeros pasos. Esperemos que las historias de Asimov sobre los riesgos de desarrollar esta tecnología, no sean parte de una psicohistoria.