De la caña de azúcar a la barra

Por: Rebeca Avila

Dicen que entre los tantos males que La conquista de los españoles trajo a América, están los licores. Tras el descubrimiento de las Indias Occidentales, los primeros colonizadores trajeron la caña de azúcar sin imaginar la envergadura que, hasta hoy en día, tendrían los ingenios para la economía de varios países de América Latina.

Uno de los primeros lugares al que llegaron estas raíces, fue Cuba, donde gracias a su clima tropical y su tierra fértil – además del arduo trabajo que realizaban primero los nativos de la isla y más tarde los esclavos africanos – la industria azucarera fue uno de los principales sustentos del Nuevo Mundo.

Vamos a lo que nos atañe

Después de esta breve introducción sobre la importancia de estas plantaciones, queremos hacer hincapié en uno de sus tantos y más preciados derivados: el ron cubano – y su presencia en el mundo a través de sus cocteles –.

Los primeros indicios de bebidas alcohólicas procedentes de la caña de azúcar, datan de los inicios de La conquista, cuando los esclavos y pobladores tomaban aguardiente, una bebida fuerte hecha del guarapo de caña. Al poco tiempo este producto se hizo popular entre los más talentosos agentes comerciales: los piratas y corsarios. Entre ellos destaca Francis Drake, quien da inicio con la leyenda del trago estrella de este texto, el mojito.

El mojito

El predecesor del mojito, el draquesito, fue creado en honor a este pirata, héroe de la corona británica del siglo XVI. Dicho brebaje compuesto en un principio por aguardiente, hierbabuena (un tipo de menta), limón y azúcar, era consumido por los marineros como remedio medicinal para contrarrestar las molestias causadas por el calor y la alimentación caribeña. Años más tarde, con la industrialización, el proceso del aguardiente se refinó y creo el ron, la base del mojito.

La actual versión que conocemos del mojito, como tal (hierbabuena, azúcar, jugo de limón, ron, hielo y agua mineral), hizo su primera aparición a principios del siglo pasado en La Habana, Cuba, y al paso de los años se ha vuelto un signo representativo de esta región de la isla. Desde ahí ha maravillado al mundo entero posicionándose como uno de los tragos más icónicos de la coctelería tropical, al lado del daiquiri y la cuba libre.

Por sus ingredientes, podemos presentir que este trago, además de refrescante, es una mezcla equilibrada de dulzor y acidez. Ahora, hablemos fugazmente del nombre. Mojito, es un diminutivo de la palabra mojo, que en tierras africanas se refiere a un saco de hierbas mágicas. Así que mojito en español sería, en el sentido estricto, algo así como pequeño hechizo.

Si nunca has probado un delicioso mojito o si quieres aventurarte a preparar uno, realizamos un pequeño tutorial. Esperamos que lo disfrutes.