En el último mes, el nombre de Cristina Rivera Garza ha estado resonando con mayor frecuencia, pues durante la semana nobel, los rumores de que la mexicana podía ganar el galardón de literatura, encendió la esperanza de que, después de 15 años, fuera entregado a una pluma latinoamericana. Rivera Garza se ha posicionado como una de las escritoras mexicanas más reconocidas en el campo literario mundial; el pasado 2024 ganó el Premio Pulitzer en la categoría Memoria o Autobiografía con la traducción al inglés de su libro El invencible verano de Liliana, obra en la que plasma la pérdida de su hermana y con la que causó impacto al poner sobre la mesa el grave problema de los feminicidios.
Desde temprana edad, comenzó su trayectoria en el mundo de las letras; entre sus primeras distinciones se encuentran el Premio Bellas Artes de Novela José Rubén Romero (1997), el Premio Nacional de Cuento Juan Vicente Melo (2001) y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz (2001 y 2009); mientras que a nivel internacional ha sido reconocida con galardones como el Premio Anna Seghers (2005, Alemania), el Premio Roger Caillois (2013, Francia) y el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso (2021, Chile), por mencionar algunos. A lo largo de su carrera como escritora, ha desarrollado como un sello distintivo su habilidad para abordar problemáticas sociales, mientras reúne elementos antropológicos e históricos como parte de sus obras.
Cristina nació el 1 de octubre de 1964 en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas; estudió la licenciatura en Sociología en la Faculta de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM; también, ha complementado su preparación académica con una maestría y un doctorado de la Universidad de Houston, siendo la docencia una de sus actividades principales. La pluma de Rivera Garza ha recorrido diversos géneros literarios; comenzó su trayectoria de la mano de la poesía, pero también ha creado cuentos, novelas y ensayos. Elogiando su habilidad para tejer la investigación con la literatura, en este Librero hacemos un breve acercamiento a Cristina y a sus obras, una autora que en sus letras nos aterriza en certezas históricas y sociales.

La primera novela de Cristina surge a partir de su tesis de doctorado en historia latinoamericana The Masters of the Streets. Bodies, Power and Modernity in Mexico, 1876-1930 (1995), de ella retoma historias e información del Manicomio General La Castañeda; además, se apoyó de antropólogos e historiadores para puntualizar en la precisión histórica de la novela, mientras que recurre a referencias personales y de otros autores para desarrollar el argumento de la historia.
Nadie me verá llorar, situada en la segunda década del siglo XX, sigue a Joaquín Buitragos, un fotógrafo empeñado en descifrar a Matilda Burgos, una mujer que, de manera inesperada, se convierte en el misterio de su vida. Mientras Joaquín intenta descifrar la vida de Matilda, el México postrevolucionario no suele aportar a su favor, pues las represiones en manos de las autoridades ejercen una serie de abusos que, ante las adversidades, ambos intentar construir una vida juntos alentados por la esperanza de la libertad.
En lo más profundo del invierno aprendí al fin que había en mí un invencible verano.
- Albert Camus

En 1990, Cristina y la familia Rivera Garza atravesaron un doloroso acontecimiento: el asesinato de Liliana, su hermana, a manos de su expareja, Ángel González Ramos. Después de aquel 16 de julio, nada volvió a ser igual. Es a partir de este suceso que Cristina abre una parte de sí para compartir una herida que no deja de exigir justicia. En esta obra, conocemos a Liliana, una mujer que decidió terminar con un amor que inició desde la preparatoria, quien, en palabras de la autora: La decisión de él fue que ella no tendría una vida sin él.
La historia de Liliana se suma a uno de los datos más desgarradores de México, que suele ser enunciado de la siguiente manera: cada día mueren 10 mujeres víctimas de feminicidio, - aunque sabemos que no mueren, las matan - un terrorífico dato que bien puede ser traducido a que diariamente al menos 10 hombres se convierten en asesinos de una mujer. Cristina, a través de una caja de pertenencias, nos presenta a Liliana, nos comparte el largo y tortuoso camino de la burocracia y refleja la transformación de dolor en rabia, que suena al unísono de que el patriarcado va a caer porque las mujeres lo vamos a tirar.

Una ex detective retoma su oficio con un complicado caso, el cual consiste en encontrar y traer de regreso a una mujer que abandonó a su esposo para huir con otro hombre al interior de la taiga. La insistencia del hombre gira alrededor de recibir una serie de telegramas con distintos mensajes: Cuando decimos adiós, ¿Qué es lo que saludamos en realidad?; Nunca tan cerca lo lejos; Jamás lo lejos arremetió tan cerca. El hombre advierte a la detective sobre el mal que habita en la región, en el que ciertos habitantes de la taiga llegan a tener ataques de ansiedad terribles y emprenden viajes suicidas para salir de ahí.
Como el título lo indica, la historia se desenvuelve en una taiga - un bosque de coníferas -, que en su existencia alude a elementos fantásticos de cuentos de hadas. Con esta obra, Cristina incursiona en la novela negra, en donde brinda un ambiente de suspenso al mostrar el terror del bosque. Así como en sus otras publicaciones, la investigación se vuelve parte de la historia, aunque en El mal de la taiga la escritora explora en otros aspectos como la extensión y la realización. De hecho, la autora compartió en el Episodio Me llamo Cristina Rivera Garza del podcast Desde el Librero que se acompañó de música durante la elaboración de esta obra, incluso, integró una playlist con la que se puede acompañar la lectura en las últimas hojas del libro.
En las letras de Cristina Rivera Garza, la historia y las realidades sociales son parte fundamental de sus escritos, en sus novelas es un rasgo característico, pues suelen relacionar ficción con un completo trabajo de investigación. Leer a Cristina es entender que la escritura no es un proceso ajeno, que puede ser colectivo, que permite autodescubrirnos y que requiere toda la atención de un trabajo. Es así, querido lector, como le invitamos a sumergirse en las letras de esta autora, a quien Carlos Fuentes se refirió como Una auténtica revelación de las letras hispánicas.