Para dar la vuelta

Pilar Calvo: descubrirse a través del arte

Itzel Huerta
Gaceta Nº 245 - 16 de octubre, 2025


En la historia del arte mexicano, hay figuras que actualmente son reconocidas a nivel nacional e internacional, quienes lograron consolidarse en el campo artístico debido a sus trayectorias y aportaciones. No obstante, también existen aquellas figuras cuyo trabajo fue fugazmente apreciado. Tal es el caso de Pilar Calvo, una pintora mexicana que destacó por explorar el lenguaje realista en sus obras.

Es con la intención de reconocer el quehacer artístico de las mujeres en México que, en este Para dar la vuelta, nos adentramos en los muros del Museo Nacional de San Carlos para visitar Pilar Calvo. Travesías de trazo y color. Una exposición que reconstruye el legado de la artista que se reservó a las vanguardias y que profundizó en el género del retrato.

María del Pilar Calvo y De la Torre nació en 1913 en la Ciudad de México, y gracias a la buena posición de su familia, desde la infancia estuvo cercana al arte, pues de la mano de tutores privados, incursionó en técnicas como pintura en porcelana y dibujo. Más adelante, en los años veinte, fue pupila del maestro Germán Gedovius, un reconocido pintor que, debido a su estudio de las corrientes artísticas europeas, se consolidó como un referente de la vanguardia mexicana a finales del siglo XIX. Con él, aprendió la técnica del óleo en un estudio de pintura que inauguró en la colonia Roma, en donde se dedicó a enseñar a señoritas de buenas familias. Posterior a su instrucción con Gedovius, viajó a Europa para complementar su formación artística.

La sala dedicada a Pilar Calvo, se conforma por alrededor de 40 piezas, que entre óleos, fotografías, dibujos, porcelanas y material de acervo, reconstruye el legado de su autora. Además, destaca los géneros artísticos en los que se desarrolló la pintora, tales como el retrato, los paisajes, la pintura religiosa, los bodegones e incluso en el mural.


Pilar Calvo. Autorretrato al exterior, ca. 1944.
Colección Ángel Calvo


La muestra, recibe a los visitantes con el género artístico predilecto de la autora, el autorretrato. En donde se pueden apreciar las obras Autorretrato con vestido azul (1930) y Autorretrato (1932), ambas en óleo sobre tela. El autorretrato es considerado en sí uno de los géneros más aplicados por las mujeres, esto tiene una connotación histórica pues, les permitía mostrarse de manera libre, como ellas lo eligieran, otorgándose el protagonismo que no suelen tener en el arte occidental. Junto a estos cuadros se encuentra su última obra, que a la vez es una de sus obras más imponentes, Autorretrato al exterior (1944), en donde se muestra con una bata blanca, al aire libre, sosteniendo en sus manos un trapo manchado de pintura, una paleta y algunos pinceles, mientras observa desafiante al espectador en contrapicada; un cuadro que, al reunir estos elementos, permite ver el ejercicio de introspección que Pilar hizo sobre sí misma y los prejuicios de género con los que lidió durante su carrera.

Al avanzar por la sala, los visitantes se encuentran con cuadros y dibujos de retratos hechos por la autora, en donde se aprecia la evolución de la técnica al óleo y el uso de las sombras. Junto a estas piezas, se hallan tres retratos de infantes, uno de los principales encargos que solía tener la artista, en donde se puede notar el cuidado que tenía Pilar para reflejar a sus personajes, al tomar en cuenta los espacios en los que se encontraban, la manera en la que vestían y los gestos que expresaban.

Al llegar al fondo de la sala se encuentran tres cuadros grandes de índole religioso; mientras que en el muro del costado se exponen pinturas de paisajes, donde destaca el uso de colores cálidos y da protagonismo a los elementos naturales. Luego, se muestran una serie de bodegones con flores, que cuidan a detalle el paso del tiempo en la naturaleza, desde que florecen hasta que marchitan.

Finalmente, al centro de la sala, se encuentran dos grandes mesas que acogen otras obras de Pilar, tales como dibujos, pinturas en porcelana y pequeños cuadros, pero también fotografías de ella y su trabajo, así como carteles de las exposiciones en las que participó y una copia de la entrevista que dio para la revista Modern Mexico titulado Art Chose Me, en donde comparte su trayectoria artística.

A través de estas piezas podemos conocer que su carrera artística fue prolífica, pero corta, pues vivió su apogeo en las décadas de 1930 y 1940; fue convocada para dar clases en la academia de su amiga Carmen Jiménez Labora. Incluso, tuvo dos exposiciones individuales, la primera en Nueva York, en 1941, y la última en Bellas Artes, en 1944. Desde entonces su obra fue quedando en las sombras, limitando su participación en algunas otras exposiciones y perteneciendo la gran mayoría a colecciones privadas. Esto en parte por las críticas y prejuicios de la época, así como por enfocarse en el lenguaje pictórico del realismo, un estilo muy alejado de las vanguardias del siglo pasado.

Por ello, esta exposición es un esfuerzo conjunto entre la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), que a través del Museo Nacional de San Carlos, reivindica el papel de las mujeres en la historia del arte, uno de los objetivos en los que se ha concentrado el museo.

Pilar Calvo. Travesías de trazo y color. Estará vigente hasta el 9 de noviembre en el recinto ubicado en Av. México-Tenochtitlán 50, Tabacalera, Cuauhtémoc, 06030 Ciudad de México, CDMX. La entrada general tiene un costo de $70 (MXN), con entrada libre para maestros y estudiantes con credencial, adultos mayores con credencial del INAPAM, personas con discapacidad y niños menores de 13 años. El Museo Nacional de San Carlos abre sus puertas de martes a domingo, de 10 a 18 horas.


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