Top Cine

Menstruación: como abrir una caja de Pandora

Por: Frida Rosales V.
Gaceta Nº 231 - 18 de marzo, 2025


A diferencia de otros procesos corporales, históricamente el ciclo menstrual ha estado fuertemente cargado de significados culturales que perpetúan uno de los mayores tabúes en todo el mundo. Eufemismos como “me vino Andrés”, “estoy en mis días” o “cosas de chicas” son algunos ejemplos de los daños que prevalecen en nuestra cultura.

Pero ¿Por qué resulta tan complicado decir estoy menstruando? ¿Por qué bajamos la voz cuando hablamos de la sangre menstrual? ¿Por qué nos sentimos avergonzadas? Una vergüenza que nos invade a 800 millones de personas que alrededor del mundo menstrúan y una vergüenza que llega tan lejos, que la mitad de esta cifra no tiene un conocimiento del período antes de su primer ciclo y carece de recursos para poder manejarlo.

En promedio, una mujer tiene 450 períodos, lo que significa que sangra durante 2,500 días de su vida, o lo que es lo mismo, siete años de sangrado. El costo por tener un período es de $6,100 dólares, unos $123,905 mxn, aproximadamente. No es una responsabilidad de las mujeres, es una responsabilidad colectiva perpetrada por tabúes, religión e incluso una censura mediática. ¿Por qué nos es tan común ver escenas sangrientas -en ocasiones altamente explícitas- en películas, pero los anuncios sobre toallas femeninas o tampones utilizan los recursos como invisible, libre, manchas azules y sentirse en las nubes? El mensaje de toda esa publicidad es bastante claro, la vida no se paraliza por menstruar, pero sí es importante ocultar que lo hacemos. En 1980 se pronunció por primera vez la palabra “período” en televisión; fue un anuncio de Tampax con una muy joven y entonces desconocida Courtney Cox que hablaba sobre lo importante de sentirnos limpias en nuestro período. Claro, porque la sangre menstrual nos hace sucias.



Es por ello que, en este Top Cine, queremos compartir algunos documentales que han enmarcado la inmensa deuda mundial que hay en los derechos menstruales, que finalmente, son derechos humanos, con la esperanza de que, en la próxima plática sobre cólicos, hormonas o ciclo menstrual, no la hagamos acompañada de una drástica disminución de voz seguido de un aumento en nuestra gesticulación.


Period. End of sentence

En 2019, este documental dirigido por la cineasta iraní-estadounidense Rayka Zehtabchi, hacía historia al tratarse de un documental sobre la menstruación que ganaba un Oscar.


Desarrollado en la zona rural de Kathikhera, a 115 kilómetros de Delhi, este material es una muestra clara de lo que el activismo menstrual puede lograr. Dos horas y media de camino a los centros comerciales de la capital se convierten en cuatro por la construcción de caminos, sumados a 7.5 kilómetros de carreteras sinuosas, es decir, imposible la ida y vuelta por toallas femeninas. Además, el fuerte estigma de la menstruación corta cual navaja toda esperanza de que las mujeres se sientan cómodas, seguras y protegidas. Muchas utilizan pedazos de tela de sus saris o sábanas viejas y las entierran, algunas no saben lo que es un período y piensan que sufren de una enfermedad grave; otras, optan por abandonar la escuela, pues no quieren pasar la vergüenza de que las vean sangrar. Todas son consideradas impuras y tienen prohibido ingresar a lugares religiosos cuando están menstruando.

Es en este escenario que un grupo de estudiantes realizó una campaña para recaudar fondos y enviar una máquina que hiciera compresas. Así, la organización de beneficencia Action India, que aborda temas de salud reproductiva, pudo instalar una fábrica de toallas sanitarias en Kathikhera. Sneh, joven de 22 años habitante de la zona, es la protagonista de esta historia, y relata la travesía que fue desde que inició sus labores en la fábrica. Debía preguntarle a su padre si podía entrar a trabajar, pues todas las decisiones importantes le corresponden al hombre, pero al sentir tanta vergüenza de decir que haría toallas sanitarias, optó por contarle que iba a hacer pañales para niños.

Este negocio, que transcurre en dos habitaciones de una casa, ha ayudado a mejorar la higiene de las habitantes en el pueblo pues antes las mujeres no sabían de la existencia de las toallas y hoy, el 70% de ellas usa las compresas.


Pandora’s Box: Lifting the Lid on Menstruation

Podría pensarse que sólo en zonas rurales y alejadas hay desinformación sobre el ciclo menstrual, o que la vergüenza acecha únicamente a personas de culturas ortodoxas. Pues este documental lo mismo se cuestiona la pobreza menstrual india que la neoyorquina.


Millones de mujeres y niñas en todo el mundo siguen sin poder permitirse productos menstruales o el acceso a instalaciones de agua y saneamiento para gestionar su salud e higiene menstruales, ni tampoco la educación suficiente para manejar su ciclo menstrual.

En Nairobi, Kenya, una de las testigos enmarcadas en este documental habla de cómo tuvo que intercambiar sexo por algunas toallas femeninas. En el barrio de Bronx, en Nueva York, una mujer cuenta cómo en prisión fue obligada a quitarse la ropa, y aunque notificó que estaba en su período, no le permitieron mantener su ropa interior, y, por el contrario, lo tomaron como una oportunidad de humillarla. Personas transgénero y no binaries sufren todavía de una mayor discriminación y tienen aún menos acceso a estas necesitades básicas.

Otra de las problemáticas que este material visibiliza es el impacto ambiental de los productos menstruales. Una persona, en promedio, utiliza de 8,000 a 17,000 de ellos, y alternativas como la copa o el disco podrían disminuir hasta 136 kilogramos de basura. Por supuesto, el impuesto rosa también está sometido a escrutinio, pues solo una contada cantidad de países lo han eliminado.

Este material que rompió estigmas fue producido por Diva International -realizadoras de la DivaCup- como resultado de las alarmantes cifras en aumento ocasionadas por la pobreza asociada a la menstruación.


Este tema se debe poner sobre la mesa sin vergüenza, porque 7 de cada 10 mujeres en México considera que lo único bueno de la menstruación es saber que no estás embarazada, cuando en realidad la menstruación es un signo de salud, no una obligación de maternidad, y se debe hablar porque es un paso más en esta lucha por la equidad.



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