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Entre prejuicios y responsabilidad social

Por: Itzel Huerta
Gaceta Nº 227 - 16 de enero, 2025


El pasado 18 de diciembre de 2024 los medios y las redes sociales se llenaron de indignación con el acontecimiento que describo a continuación: el Hotel Safi de Monterrey le negó la entrada a Sary, una mujer con discapacidad visual que se dirigía a la posada de su trabajo. Sary estaba acompañada de otra persona, así como de su perro de asistencia, Odín; la administración del lugar alegó que no está permitida la entrada a mascotas y aunque ella presentó la identificación de Odín, la solución que daban es que ingresara sin el perro, además de que se dirigieron a su acompañante y no a ella. Este acto de discriminación aconteció días después de que - como cada año desde 1992 - se celebrara el 3 de diciembre el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, pese a que se ha buscado mayor inclusión para las personas con discapacidad en políticas y en consciencia social, lamentablemente los avances no son precisamente notables.

En el comunicado de prensa núm. 684 del INEGI emitido el 28 de noviembre de 2024, se dio a conocer que para 2023 se registró un total de 8.8 millones de personas con discapacidad, siendo el 53.5% mujeres y el 46.5% hombres; además, se destaca que, de la población registrada, los hombres tuvieron un 51.5% de mayor participación económica en comparación con las mujeres, quienes registraron un 31.3%.

Los prejuicios y estigmas abundan, aún es común escuchar términos incorrectos como personas especiales, con capacidades diferentes, discapacitadas, que son angelitos o que están malitos. Fomentando el respeto hacia las personas con discapacidad, compartimos con usted las Directrices para un lenguaje inclusivo en el ámbito de la discapacidad que la Oficina de las Naciones Unidas en Ginebra preparó como parte de la Estrategia de las Naciones Unidas para la Inclusión de la Discapacidad, aprobada en 2019; en ella se establecen los siguientes principios generales:

  1. La persona primero
  2. Evitar las etiquetas y los estereotipos
  3. No utilizar eufemismos condescendientes
  4. La discapacidad no es una enfermedad ni un problema
  5. Lenguaje apropiado en la comunicación oral e informal

Con ello, reitera el uso de un lenguaje inclusivo en el que se refiera a las personas con discapacidad como tal, poniendo a la persona primero, así como mencionar el tipo de discapacidad que tienen, por ejemplo, en lugar de decirle a alguien sordo, mudo o sordomudo es mejor referirnos a él, ella o elle como una persona sorda, persona con sordera, persona con discapacidad auditiva o persona hipoacúsica, según sea el caso; otra gran opción es hacerlo por medio de su nombre. Además, reitera la importancia de actuar en pro de la inclusión, es decir, del proceso de cambio en la sociedad para que incluya a todas las personas y no de la integración pensando en que es la persona la que debe cambiar para adaptarse a la sociedad.

Dentro de los errores que solemos cometer al momento de tratar con una persona con discapacidad es que pensamos que siempre necesitan ayuda y no necesariamente, por ello es importante preguntar si requieren nuestra ayuda y, en caso de que sí, preguntemos de qué manera podemos hacerlo.



Muchas ocasiones se mira a las personas con discapacidad como guerreras o personas valientes que son dignas de admiración y de considerarse ejemplos de superación, claro que se puede percibir de esa manera a una persona, lo que no está bien es que sea la discapacidad el único motivo de ello. Las personas con discapacidad son eso: personas, que al igual que usted, querido lector, tiene habilidades, capacidades y virtudes; la discapacidad no es una enfermedad o una condición, la OMS define a la discapacidad como cualquier restricción o impedimento de la capacidad de realizar una actividad, con ello podemos entender que también existen las discapacidades temporales, las cuales pueden ocurrir cuando se tiene alguna lesión.

Resulta curioso que la discapacidad se encuentre aún tan llena de prejuicios y erróneas ideas cuando ésta se origina por alguna enfermedad, por edad avanzada, por nacimiento, por algún accidente, por violencia, por la realización de determinada actividad o incluso por el uso de la tecnología; no tenemos presentes que en cualquier momento podemos adquirir una o más discapacidades. Es importante no olvidar que el respeto y la empatía son elementos esenciales en un mundo más incluyente y responsable con la sociedad.


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