El Librero

Cristo, ¿era o lo hicimos Dios?

Por: Frida Rosales V.

La Humanidad empezó a conquistar las puertas del cielo y al mismo tiempo se acercó a las puertas del infierno.

Milan Machovec


En el nombre de un dios se han cometido toda clase de actos; la fe mueve montañas, proclaman los más allegados, pero ha sido bajo ese mismo acto de fe, que la propia raza humana ha creado sus memorias manchadas de crueldad, masacre y muerte. Sí, también es cierto que, bajo ese manto, las personas han encontrado desde inspiración hasta consuelo, desencadenando una suerte de motivos que desembocan en actos más benevolentes, más cercanos a lo que nos gusta considerar lo humano.

No es, ni será lugar de nadie, más que de uno mismo, decidir siempre en dónde, cómo, para qué y si es que, se tiene fe. Por lo pronto, parte importante de la cultura mexicana gira en torno a los rituales e ideales provenientes del catolicismo, siendo el quinto país más creyente de América Latina, con más de noventa millones de personas católicas; así que, bajo la excusa de Semana Santa y sus maravillosas vacaciones, en este Librero te compartimos tres obras que abordan el catolicismo a través de Jesucristo desde esquinas muy opuestas una de otra, esperando nutrir una mirada que siempre procure las vistas panorámicas.


Caballo de Troya, (1984)


¿Qué es lo primero que harías si pudieras viajar en el tiempo? J.J. Benítez es el autor de esta obra que se convirtió en bestseller mundial y que pone en manos de los lectores un recopilado de lo que se argumenta, es documentación bajo la etiqueta de confidencial. A lo largo de estas páginas, esta historia se cuenta desde la visión de un viajero del tiempo del siglo XX. Será el futuro, como sucedió con Julio Verne, quien pondrá de manifiesto si este relato fue o no verídico, mencionó el autor ante las múltiples miradas escépticas; durante la década de los 80, el escritor había publicado trabajos alrededor de los OVNIS (ahora FANI), y con esta obra contó cómo llegó a sus manos el diario de un militar estadounidense, que aseguraba, había tenido acceso a una máquina para viajar en el tiempo, llegando a la Palestina del siglo I en el año 30 después de Cristo para conocer a los protagonistas de los Evangelios: Poncio Pilatos, la Virgen María, los Apóstoles y, por supuesto, Jesucristo.

Fue la revista Más allá de la Ciencia aquella que develó la inspiración proveniente de obras teológicas y ensayos para darle vida a esta obra; el autor pronunció dichos argumentos ad hominem.



Jesús, alias el Cristo, (1985)


Crítico del autoritarismo, el monero mexicano Rius es un personaje que no puede faltar cuando de temas para principiantes se trata. Con gran talento y destreza, el caricaturista dedicó su vida a la creación de revistas de humor político y blanco, con obras que, por títulos, dejan ya bastante responsabilidad al enfrentamiento anarquista.

Con esta obra, Rius trae una vez más a Cristo para formarlo de carne y hueso, no para ir en contra de su figura, sino para defenderlo de lo que la Santa Madre Iglesia nos ha querido esconder desde hace mucho tiempo. Lo hace con una contundencia tal, que reafirma aquello que Machovech dejó dicho y que, por supuesto, Rius recupera en su prólogo, lo que los comunistas reprochamos a los cristianos no es el ser seguidores de Cristo, sino precisamente el no serlo. Los Esenios son los primeros estudiados en esta tira, Jesús María y José pasan por el radar, así como la vida de aquel que gozará siempre de la primera letra mayúscula, y termina, como debe ser, con el Mensaje de Jesucristo.



El Evangelio según Jesucristo, (1991)


El barro al barro, el polvo al polvo, la tierra a la tierra, nada empieza que no tenga fin, todo lo que empieza nace de lo que se acabó.

El escritor portugués José Saramago, escribe esta obra desde la mirada de un narrador que no tiene por objetivo nada más que relatar aquello que observa, una novela sin duda polémica por ser considerada ante la comunidad católica como blasfema, acompaña a María y José, ella una ama de casa abnegada y él un humilde carpintero; esta novela muestra a un Jesús de Nazareth confundido, escéptico de sí mismo y de lo que su existencia implica.

Una vez más, no se procura negar lo divino, sino simplemente cuestionar la raíz de una creencia con la que hemos arrastrado desde los orígenes de este Nuevo México.

Así, cada obra ofrece relatos de un personaje de cuya fama, pocos nombres más gozan; es aquí en donde procuraré reiterar mi propuesta inicial: es nuestra convicción la que debe permanecer como el único motor que determine si creemos o no y en qué decidimos depositar nuestra devoción. Por lo pronto, desde mi lugar, sé que me gusta tener en qué creer, no sé si es un alguien o un algo, pero esa creencia me acompaña todos los días; a veces me toca creer en la gente, a veces hasta en mi país, a veces en quienes acompañan mi camino de todos los días; y otras tantas han sido las veces en que para volver a creer, un recinto, un padre y una cruz no me han caído tan mal; quizás es un acto de esperanza, quizás mera costumbre o adoctrinamiento, o quizás, en parte, porque me recuerda a quienes ya no me acompañan.




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