Paisajes de hermosas e imponentes elevaciones, desde el icónico Monte Fuji hasta los volcanes del Valle de México, son muestra de cómo dos culturas distintas, la occidental y la oriental, están unidas por la naturaleza. Japón y México abren un diálogo a través de la pintura del paisaje moderno en Casi oro, casi ámbar, casi luz. Bienvenida del paisaje mexicano al paisaje japonés, exposición temporal que se presenta en el Museo Kaluz, el cual recibe por primera vez las piezas del coleccionista estadounidense de arte japonés radicado en México, Terry Welch; esta conversación artística es acompañada por pinturas de la colección Kaluz.
La curaduría está conformada por alrededor de 100 obras entre óleos, acuarelas y dibujos, pinturas a tinta china y color, biombos y rollos. La mayoría de la exposición abarca desde inicios del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, coincidiendo con la construcción del estado-nación moderno y de la identidad nacional en ambos países. El título de la muestra está inspirado en el haiku (tipo de poesía japonesa) El saúz del poeta mexicano José Juan Tablada, promotor del arte japonés en nuestro país, y la frase hace referencia a la sutileza y belleza de las obras que se exhiben.
La exposición, única en América Latina y la primera vez que se exhibe en la región, destaca pinturas que ayudan a comprender cómo los artistas, tanto nacionales como extranjeros, han representado la naturaleza y cómo, pese a la distancia y las diferencias históricas y sociales, ambas culturas tienen puntos de encuentro a través de la representación del paisaje.
La muestra se divide en cinco secciones para reflexionar sobre estas similitudes y contrastes entre la pintura de paisaje de ambos países. El viaje comienza con Gestaciones, donde se abordan los orígenes del paisaje como genero pictórico, que en México sucedió durante el siglo XIX, en el proceso de Independencia y de afirmación de la nueva nación, en donde el paisaje afirma la capacidad de producir memorias, belleza y conciencia de lo propio. En contraste, Japón tiene ya en el siglo XIX una tradición paisajística larga, proveniente de China durante el siglo XIV. Este hecho invita al segmento Pintores viajeros, en la que se puede apreciar una parte importante de la pintura de paisaje japonesa que está anclada en la tradición china, pues a lo largo de la historia existen numerosos ejemplos plásticos creados a partir del profundo conocimiento que los artistas japoneses tenían de los clásicos chinos.
En la sala titulada Territorios, se exploran los cambios sociales, la construcción del estado-nación moderno y la formación de la identidad nacional a través de las representaciones del paisaje y se resalta la influencia de las escuelas de arte como la Academia Nacional de San Carlos, la Escuela de Bellas Artes de Tokio y la Escuela de Pintura de la Prefectura de Kioto.
Por otro lado, Facetas invita a explorar diversas caras de la producción del paisaje en México y Japón. El encuentro de obras de ambos países funciona para producir diálogos visuales y marcar diferencias en intenciones y visiones culturales que convergen para hablar desde un enfoque apasionado por la naturaleza, con sus bosques, ríos y montañas, hasta el paisaje abstracto, perspectivas metafóricas, escenas de paisaje social e incluso la poesía reflejada en el paisaje.
Exploraciones rinde un homenaje a los audaces artistas que innovaron en el paisaje en ambos países, quienes, a través de su experimentación con materiales, técnicas y formas, dejaron huella en las corrientes pictóricas abriendo nuevos horizontes artísticos. Los pintores que aquí aparecen acometieron, en Japón y en México, innovaciones capitales que, en muchos casos, significaron el tránsito hacia una contemporaneidad internacional, una síntesis entre lo local y lo global.
La exposición cuenta con una sección adicional, Ecos, un espacio dedicado a las resonancias del paisajismo nipón que demuestran que ha sido referencia y fuente de retroalimentación perdurable en México.
Casi oro, casi ámbar, casi luz. Bienvenida del paisaje mexicano al paisaje japonés, contiene obras de artistas mexicanos como Eugenio Landesio, José María Velasco, Gerardo Murillo Dr. Atl, Jesús Reyes Meza, Adolfo Best Maugard y Alfredo Zalce. Mientras que del lado japonés sobresalen piezas de Dōmoto Inshō, Hirai Baisen, Tsuji Kakō y Yamamoto Shunkyo, entre otros. La exhibición se puede visitar desde el 14 de julio hasta el 30 de octubre de 2023.
El Museo Kaluz, ubicado dentro del Centro Histórico de la Ciudad de México, en Av. Hidalgo 85, colonia Guerrero, delegación Cuauhtémoc, está abierto de miércoles a lunes 10:00 18:00; los martes permanece cerrado. El boleto tiene un costo de 60 pesos y los menores de 12 años tienen entrada gratuita. Los miércoles son de acceso libre para cualquier persona. La estación de Metro y Metrobús, más cercana es Hidalgo.
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