1. Jean Cocteau escribió “La sabiduría consiste en estar loco cuando las circunstancias valen la pena para estarlo” (Opio. Diario de una desintoxicación. Letras vivas, 1999).
2. Sobre el arte, Cocteau dejó escrito que “[la] verdad del arte, [es] obtenida con lo contrario de la realidad” (Opio. Diario de una desintoxicación). Y menciona al pintor Paolo Ucello que pinta caballos parados de formas fantásticas.
3. Algunas obras de teatro de Jean Cocteau son Orfeo, La voz humana, La máquina infernal y La máquina de escribir. La primera, la interpretó alguna vez el poeta mexicano Xavier Villaurrutia.
4. Se puede disfrutar de la película que realizó Pedro Almodóvar de La voz humana con Tilda Swinton; además, Dolor y gloria hace muchos guiños a Opio. Diario de una desintoxicación de Jean Cocteau.
5. Jean Cocteau experimentó la adicción al opio, tras la muerte del joven escritor Raymond Radiguet que fuera su pareja. Su novela Los infantes terribles está inspirada en El diablo en el cuerpo de Radiguet, del que nos cuenta:
6. Cocteau también dibujaba mucho. “Para mí, escribir es dibujar, es enlazar las líneas de tal modo que se hagan escritura o desatarlas de tal manera que la escritura se convierta en dibujo”.
7. La bella y la bestia (1946), una película extraordinaria de Jean Cocteau, es casi imposible que no influenciara a Walt Disney. Otras películas del artista son La sangre de un poeta y El testamento de Orfeo.
8. Jean Cocteau convivió con importantes artistas como Igór Stravinsky, Serguéi Diaguilev o Vaslav Nijinsky. En 1917, se estrenó el ballet Parade, con argumento de él, música de Erik Satie y vestuario de Pablo Picasso. Sobre esa noche recuerda:
9. Julio Cortázar en Un tal Lucas afirma “en mitad de una cena alguien aludió indiferente a una noticia, en Milly-la-Forêt acababa de morir Jean Cocteau, un pedazo de mí también caía muerto sobre los manteles, entre las frases convencionales”.
10. Para este nuevo mundo casi frente a nosotros, no olvidemos esta frase de Jean Cocteau: “Vivimos en una época tal de individualismo que ya no se habla nunca de discípulos; se habla de ladrones” (Opio. Diario de una desintoxicación).