En sus inicios, los DM pasaron del syth pop de “Just Can’t Get Enough” (1981), al fracaso de “A Broken Frame” (1982); luego a la denuncia social en “Construction Time Again” (1983) para llegar a “Black Celebration” (1986) y adoptar su propia estética visual y musical.

Lanzado en 1987, “Music for the Masses” tuvo efectivamente un impacto masivo: sin abandonar sus distintivos electrónicos, góticos e industriales, la música de DM se hizo más accesible. El éxito indudable de este álbum es “Strangelove”.

Transgresor, como lo dice su nombre, “Violator” es considerado de forma casi unánime como EL disco de DM y contiene ese himno a la soledad, al silencio como elemento constitutivo de la música y a la paradójica condición humana de ser rey sin reino: “Enjoy the Silence”.

Para DM la primera parte de los noventas fue algo caótica, la adicción de Dave complicaba el trabajo del grupo y la adopción del grunge y el blues en su sonoridad fue el corolario perfecto para ese momento duro, turbio, de autodestrucción.

Pese a todo esto, DM continuó sobre sus pasos y en 1997 lanzó su noveno disco: “Ultra”. En un gesto confiado y desenfadado Dave, Martin y Andrew, ese trío resurgido de sus desaciertos nos guiña el ojo y aduce “It’s No Good”.

Para cerrar este recorrido, elegimos una canción de “Playing the Angel” (2005), álbum en el que el showman Gahan comenzó a incursionar en la composición.

Y “Ghosts Again”, canción de “Memento Mori” (2023). En el videoclip vemos a Martin y Dave en una partida de ajedrez que recuerda “El séptimo sello” de Bergman, mientras oímos “el tiempo es fugaz, mira lo que trae: holas, adioses… Volveremos a ser fantasmas”.