Por: Arody Rangel

La simpatía de Bulgákov por el diablo

Mijaíl Bulgákov es considerado uno de los mejores escritores rusos de todos los tiempos, mas la gloria que suele ir aparejada con este tipo de epítetos no la conoció en vida. El escritor nació en los últimos años del zarismo, se formó como médico y ejerció como tal hasta los días de la revolución en su país, en la que participó del lado del Ejército Blanco en un primer momento. Aquí y allá, en los escritos sobre su vida, se hace especial énfasis en la censura que padeció como literato por el régimen soviético: la prosa de Bulgákov topó con rudas críticas y hasta la prohibición de publicarse, y sus obras como dramaturgo fueron también castigadas con la censura y el boicot al ponerse en escena.

El caso Bulgákov es bastante peculiar. Sabido es que el estalinismo persiguió y eliminó a sus detractores, fueran personajes políticos o del ámbito cultural y artístico, pero a pesar de las mordaces y satíricas críticas que el escritor lanzó hacia el régimen, su destino no fue la ejecución, al menos no en sentido literal: a Bulgákov se lo vigilaba de cerca, se le malograban las obras e incluso se llegó a allanar su domicilio, pero se lo mantuvo con vida y dentro de la URSS. Podríamos preguntarnos si no fue esta otra forma de condenarlo, pues ante quienes señalan que el proceder hacia él fue extraordinariamente indulgente en comparación con lo que les hicieron a otros, cabría pensar si no vivió en un ostracismo igualmente cruel al quitarle casi toda posibilidad de ser leído y reconocido en vida.

Un suceso, harto famoso y citado, y que bien podría echar luz a este respecto, es cuando escribió directamente a Stalin en 1930 para pedirle que lo dejara salir de la URSS en vista de que ahí no tenía ninguna posibilidad de desempeñarse como literato y dramaturgo. Se dice que el mismo líder soviético lo telefoneó para cuestionarlo sobre su petición, hecho que dejó a Mijaíl perplejo y ante lo que no pudo más que desdecirse y señalar que no había razón para que un escritor se expatriara. Resultado de este intercambio y como premio de consolación ante el rotundo no a su petición, a Bulgákov se le empleó en el Teatro del Arte, donde pudo montar algunas obras, no sin acoso y sabotaje, claro, para recordarle quién ejercía el poder y a quién le debía la posibilidad de estar trabajando (ese, que no es otro que Iósif, dicen que gustaba mucho de su dramaturgia Los días de los Turbín).



Ilustración de El maestro y Margarita por Iker Spozio


Así las cosas, resulta todavía más peculiar la obra por la que Mijaíl Bulgákov ha signado su nombre en la historia de la literatura: El maestro y margarita. Esta novela fue escrita durante más de una década y en varias versiones, una de las cuales fue a dar al fuego por mano de su propio autor en un episodio de rabia por una de las tantas censuras perpetradas contra él. Además, Bulgákov murió antes de acabar esta que se considera su obra maestra, la cual fue completada por su esposa Eléna Sergéyevna Bulgákova, quien inspiró el personaje de Margarita, y publicada por ella en 1966, no sin atropellos, porque aún entonces, a más de 20 años de su muerte, se prohibió al escritor.

Calificada de novela filosófica, El maestro y Margarita narra en paralelo la turbulenta llegada de un misterioso forastero al Moscú de los años 20 y los días de la entrada de Jesucristo a Jerusalén en los primeros años de nuestra era. Esta segunda historia, por cierto, es el relato que escribe el maestro del título, hombre de letras caído en desgracia debido a las fuertes críticas y oprobios lanzados contra él y su manuscrito por parte de los intelectuales del régimen (sí, ese maestro bien podría ser un tal Bulgákov). Para nuestro maestro, la llegada de aquel extraño a Moscú será su oportunidad de liberarse y redimirse, pero para muchos otros, este personaje es el caos, la destrucción, el mal.

Ese sujeto misterioso y forastero no es otro que el diablo en persona. Lo llaman profesor Vóland y no viaja solo, tiene por acompañantes a la bella bruja Guela, al sabio asistente Fagotto y al sarcástico gato parlante Behemoth, quienes destacan entre el séquito de demonios con los que este poderoso mago o ente sobrenatural asola la ciudad moscovita. Ahora bien, a pesar de que este diablo Vóland convierta a las personas en cerdos o ponga el mundo de cabeza con sus poderes, no es la encarnación del mal, al menos no en el sentido tradicional y maniqueo en el que se lo representa. Mucho más cercano al cristo -ese de la novela del maestro-, Vóland es un provocador y un justiciero: con su magia desafía la realidad que se ha pretendido lógica y racional, en tanto que el blanco de sus ataques son los funcionarios del régimen opresor.

Esta es la razón por la que Vóland representa una luz en la vida del maestro. Por un lado, condena a Berlioz, el editor en jefe de la revista literaria que lapidó la carrera del maestro y su manuscrito sobre los últimos días de Yoshúa Ga-Nozri (Jesucristo); y por otro, libera a Margarita, la amante del maestro, para que pueda estar con su amado. Además, a través de ella, este diablo hace posible la publicación de la novela del maestro y con esto, reivindica al escritor y su arte. Como se ve, este demonio justiciero y redentor sólo podría representar el mal absoluto para aquellos a quienes interpela y desbanca de su posición de poder.

Y como se ve también, son estos mismos motivos los que hacen de este diablo un personaje magnético, hacia el que se siente avenencia, atracción, simpatía. Hacer un pacto con Vóland es aceptar la irracionalidad que subyace a nuestra cotidianidad, del caos que hace posible el “orden” en el que llevamos nuestras vidas. Es aceptar también la parte de oscuridad que habita en la condición humana, desplazarse del binarismo que hace del bien y del mal dos absolutos y mirar más de cerca las pasiones y motivaciones que determinan las acciones y caracteres de las personas. Es aceptar asimismo que no hay verdad, ni credo, ni ideología, que se salven de la corrupción al tomar el poder, y que todo régimen es criticable siempre y siempre posible de subvertir.

Diablo, mago o filósofo, el Vóland de Bulgákov es un agente del caos y de la destrucción, sí, pero del poder y la verdad establecidos, de un orden de mundo que oprime las libertades de las personas y les impide ser y amarse en plenitud. Bulgákov murió antes de que su diablo lo ajusticiara y redimiera a él, e hiciera posible su tan anhelada salida en compañía de su amada Eléna de esa patria dirigida con dureza e iniquidad. Si la Margarita de carne y hueso pactó con el diablo y se consagró bruja como ocurre con la valiente amada de la novela, no lo sabemos, pero es gracias a ella que ha sido posible la fama del maestro Bulgákov y de esta novela a dos manos que es su obra maestra, una carta de motivos sobre su simpatía por el diablo.