El Istmo de Tehuantepec, crisol de creencias, costumbres y artes. Lugar donde el misticismo del pasado converge con la incertidumbre del porvenir.
El Istmo de Tehuantepec es más que una condición geográfica que enlaza dos porciones más grandes de tierra. Es un punto en el que la diversidad natural y la cultural se homogenizan para crear un sitio cargado de riqueza que sólo es posible de entender si se va hacía él. Raciel Rivas comprendió eso desde hace casi cinco años, y a partir de ahí se dedicó, junto a varios artistas representantes de esa cultura, a recolectar arte, escritura y documentos históricos para formar la exposición Istmo de Tehuantepec: Tratos, Relatos y Retratos, la cual fue montada en el Museo de la Cancillería de agosto a septiembre de 2018.
En Gaceta 22 hablamos con Raciel Rivas, su curador, y Enoc Mendoza, artista que participa en la exposición, sobre cómo inició el proyecto, los sismos de 2017, su historia, su valía como patrimonio cultural, La conquista, las utopías, sus aristas artísticas, su conexión con el Viejo Mundo y cómo entender las distintas narrativas que convergen en un solo punto.
Gaceta 22: ¿Cómo surgió el proyecto?
Raciel Rivas: Surge a partir de la motivación por crear una memoria del terremoto (de 2017), pero también de tratar de entender los procesos histórico-políticos del Istmo de Tehuantepec y dar cuenta de por qué no solo a partir del terremoto tiene una importancia la región, sino desde antes y a partir de eso construir un camino para entender los distintos procesos sociales, políticos y culturales. Desde el punto de vista visual y textual. Es una exposición que pretende ser multidimensional, que tenga no solamente una perspectiva, sino cómo entender la región y a la misma sociedad istmeña y que también busque las formas de interpretar, desde la poesía, el ensayo, los textos históricos que hablan de la región inclusive antes de la llegada de los españoles con crónicas.
G 22: ¿Cómo fue la selección de piezas y artistas que participan en la exposición?
R R: La idea fue que la selección fuera un tanto azarosa y compleja como el mismo Istmo ha sido desde hace años. La selección de la obra fue tanto artistas del istmo como artistas que no son propiamente del lugar y que a fin de cuentas están construyendo una narrativa desde su perspectiva.
G 22: ¿Cuáles son las peripecias a las que se han enfrentado para poder montar la exposición?
R R: Hasta el momento sigue siendo un reto configurar y montar la exposición porque el primer problema siempre es el presupuesto, entre otras cosas. Ya salió un catálogo en línea en el que hay textos de Natalia Toledo, Pavel Granados y Mardonio Carballo. Es la primera vez que tenemos este catálogo después de cuatro años.
Ahora el reto es llevar la exposición fuera del país (España y otros países de Europa). Pero más que llevarla, es ver cómo se van a generar los puntos de intercambio entre discursos, entre sociedades. Ya no es una exposición de mexicanos para mexicanos, sino una de mexicanos para europeos, entonces cómo vamos a generar un punto de vinculación y de encuentro a través de las narrativas. Qué relación tiene el Istmo con España, con Francia.
En el caso de España tiene que ver con la llegada de Cortés. Al Istmo lo llamaban el secreto del estrecho porque no querían que los demás europeos se enteraran, querían apropiarse de ese territorio, construir un paso comercial, incluso pensaron en abrir un canal interoceánico. Y desde ahí se fueron creando utopías.
También se va a proyectar un video acerca de la inauguración del ferrocarril en 1907 con Porfirio Díaz, donde él ya consagró una utopía de 400 años, pero la Revolución y luego los procesos políticos de la Primera y Segunda Guerra Mundial interrumpieron el proyecto.
De entrada, está España y Francia, y nos gustaría Alemania, Italia y Reino Unido.
Gaceta 22: Enoc Mendoza ¿Qué te llamó más la atención de la región?
Enoc Mendoza: Tanto la forma como el color de las danzas, las vestimentas que usan los pescadores, que son muy totémicas y místicas, ese algo indescifrable que hay en las danzas, además del color de los huipiles y el convite de flores. Muchas cosas interesantes de lo ritual. Cada uno tiene una interpretación del lugar y cómo haces esa interpretación inclusive, hace que el estar ahí sea más rico e interesante.
Gaceta 22: Para quienes no tuvieron la suerte de ver la exposición, ¿Cómo está conformada?
E M: Hay dibujo, de mi parte, también algunos de Arturo García Bustos, la pintura de Miguel Prieto. Hay una serie de artesanías, creo que esa es un parte muy importante de todo lo que se logró reunir. Hay una escultura de madera que me parece muy interesante, que reafirma la parte totémica del Istmo, que es en la que yo estoy bastante interesado; por ejemplo, el pez sierra que era un aminal muy mítico de la región, se prestó para muchas historias e interpretaciones que terminaron materializadas. Son piezas hechas a mano de la época de los años 30.
R R: Se van a integrar nuevas fotografías de artistas contemporáneos que están haciendo un trabajo muy interesante, sobre todo acerca de los muxes y de un artista neoyorquino que hizo un performance sobre el tema.
Tratamos de mezclar varias cosas: el grabado, la pintura con lo audiovisual y con documentos históricos interesantes acerca del tratado de McLane–Ocampo, además de mapas de la época que pintan cómo, sin hacerse aún el ferrocarril, se cruzarían varios países.
G 22: Después de todo el trabajo que han hecho en la exposición ¿cuál es su visión del Istmo de Tehuantepec?
E M: Que cada vez se va haciendo más grande y te preguntas de qué puedo hablar. Es un lugar que me ha hablado de muchas cosas, así lo resumiría, empezamos con algo chiquito y podemos intentar abarcar más para que no que queden en el olvido, como las danzas totémicas de las que buscamos artistas, pinturas o dibujos y no había registro. Me ha dejado la idea de rescatar todo lo que se pueda y dar cuenta de ello, desde mi trinchera que es el arte plástico.
R R: El Istmo es una región que se ha construido a través de utopías, de narrativas siempre hacia el futuro, pocas veces se ve hacia el pasado. Creo que es necesario volver la mirada atrás e ir descubriendo momentos que han conservado su identidad y que se les de esta importancia cultural y creo que debe haber una compensación entre las visiones, hacia el futuro, pero también hacia el pasado. Hoy en día en el Istmo se habla de construir un tren, todo es hacía el futuro, pero no se habla de hacer una revisión histórica que preserve la identidad, las lenguas, las condiciones o códigos culturales que conforman esta región, creo que está en un momento crítico y crucial, después de un terremoto del cual todavía no se ha recuperado, está en un momento de reconstrucción tanto material como cultural. Aquí la pregunta es: ¿va a suceder la utopía que tanto se ha esperado después de 500 años?