Siempre he creído que no hay mejor forma de curar un corazón que con música y, sin lugar a dudas, uno de los compositores que debe de estar en el reproductor de todos, listo para escucharse en el momento que haga falta es José Alfredo Jiménez.
Originario de Dolores Hidalgo, Guanajuato, el también futbolista inició su carrera en un restaurante de la Ciudad de México donde trabajaba para ayudar con los gastos de su familia. Fue ahí donde lo escuchó el músico Andrés Huesca, quien le propuso grabar la canción Yo, cuyo éxito lo llevó a cantar en la famosa radiodifusora XEW y el resto es historia.
Debido a que el 19 de enero cumpliría 92 años, hemos decidido dejarte algunas de sus canciones y, al mismo tiempo, contarte unos cuantos datos curiosos para recordar a uno de los artistas más grandes que ha dado México.
Si existe un cantautor que ha sido reinterpretado a través de diferentes géneros (como el heavy metal) y voces a lo largo del tiempo, ése es José Alfredo Jiménez, cuyas letras han sido cantadas por artistas de distintas nacionalidades. Tal es el caso del español Enrique Bunbury, quien en diversas ocasiones le ha rendido tributo.
A lo largo de su corta vida, compuso más de mil canciones. No obstante, por muy extraño que parezca, nunca recibió educación musical, por lo que es bien sabido que él llegaba con la canción en mente y una melodía que tarareaba para que un músico hiciera los arreglos, esta persona solía ser otra leyenda de la música mexicana, el compositor Rubén Fuentes.
Mucho se ha hablado de las musas de José Alfredo, entre quienes se encuentran Columba Domínguez, Irma Serrano, Lucha Villa, Alicia Juárez e, incluso, se llegó a decir que la conocida canción Ella había sido compuesta para María Félix, sin embargo, la verdad es mucho más simple, ya que ésta fue escrita para uno de sus grandes amores de juventud a quien le cantaba “me cansé de rogarle”. Te dejo la versión de la canción que no fue grabada.
Si hay alguien que pudo decir que fue su gran amiga de borracheras y parrandas fue la inigualable Chavela Vargas, quien solía contar innumerables anécdotas de su mejor amigo, con quien acostumbraba ir a dejar serenatas para las novias y amores de ambos.
Seguramente, si pusieras un disco de José Alfredo Jiménez te darías cuenta de que reconoces la mayoría de las canciones y conoces bien sus letras; esto se debe, en gran parte, a la rítmica y a la métrica de las mismas. Verás, resulta que sus canciones tienen melodías muy bien hechas en las que combinaba versos tanto de arte mayor (más de ocho sílabas) como de arte menor (menos de ocho sílabas), lo que le permite a tu cerebro recordarlas con mayor facilidad. Así que no es de extrañar, que estas extraordinarias piezas llamaran la atención de los grandes de la época quienes buscaban personalmente a su autor para pedirle permiso de interpretarlas, tal es el caso de Jorge Negrete, Pedro Infante y Pedro Vargas, por mencionar a algunos.
Va el pilón. Resulta que en los últimos años de su vida conoció a un joven, que en ese momento era desconocido, no obstante, la experiencia de Jiménez hizo que cuando le preguntaron a quién veía como su sucesor, reconociera en él al próximo gran compositor, nos estamos refiriendo a Juan Gabriel. Finalmente, El hijo del pueblo, como también lo llamaban, falleció el 23 de noviembre de 1973, dejando con él un sinfín de letras que lo llevaron a ser llamado El rey. Disfruta de ésta que fue su última presentación.