El romper de las olas, el río corriendo entre las rocas, el crujir de los árboles, los relámpagos en una tormenta, el viento filtrándose por rinconcitos y las gotas de lluvia, son algunos ejemplos de las melodías orgánicas del planeta.
Detrás de las resonancias de la Tierra, también se encuentran muchos animales emitiendo sonidos de orientación, advertencia, cortejo o localización. De este modo logran crear canciones inigualables, por ejemplo: las ballenas, quienes bailan y cantan rítmicamente en la naturaleza.
Los humanos no se quedan atrás en cuanto a la creación de increíbles armonías, las cuales, a través de los años, se han modificado y adaptado al entorno, las necesidades, recursos y cultura de cada población. Una muestra de ello son las mujeres de las Islas Banks, en el Océano Pacífico, quienes experimentan golpeteando y aplaudiendo en el agua, para crear sorprendentes piezas. Este pasatiempo no está vinculado con ningún tipo de ritual o ceremonia, simplemente es una forma de expresión con la que además de cantar, bailar y divertirse, logran exponer su cultura. Aquí un poco de su arte:
Los sonidos naturales también son utilizados para profundizar en la relajación o en la meditación, sin embargo, no siempre es posible trasladarse a algún lugar en el que se puedan contemplar este tipo de atmósferas, así que existe una página web que nos transporta musicalmente a diversos ecosistemas que nos ofrece la Pachamama, la mujer que, a todos, todo nos comparte. www.fragmentsofextinction.org/listen-to-ecosystems
Este 22 de abril, para conmemorar el Día Internacional de la Madre Tierra, no es necesario apagar las luces de la ciudad durante una hora o no bañarte una semana en nombre del planeta, simplemente se trata de respetarla, valorarla y de esta forma agradecerle por regalarnos tantas cosas bellas.