En la Ciudad de México, el metro no es solo un transporte: es un universo paralelo que late bajo nuestros pies. Ahí se cruzan historias de amor fugaz entre vagones, discusiones sobre política en el andén, pregones de vendedores ambulantes que cantan sus mercancías y silencios incómodos entre desconocidos que comparten un mismo destino. El metro es un espacio donde lo íntimo y lo colectivo se rozan a cada instante, donde millones de personas viajan juntas y, al mismo tiempo, cada quien guarda su propia historia.
Por eso no sorprende que este gigante subterráneo haya inspirado a tantos músicos: trovadores, rockeros, cronistas urbanos y hasta compositores de música contemporánea. Cada acorde es un retrato distinto del metro chilango, desde la nostalgia de un amor perdido en Balderas hasta el humor pícaro de Chava Flores. En esta edición de Pantalla Sonora nos subimos al convoy musical para recorrer algunas de las canciones que han inmortalizado al metro de la CDMX, un viaje donde el vagón se vuelve escenario y la ciudad entera suena en cada nota.
Una pieza instrumental contemporánea que emula el traqueteo y los ecos subterráneos, ideal para sentir el ritmo de un viaje en el Metro Chabacano. Con repeticiones rítmicas que recuerdan el golpeteo de las ruedas sobre las vías, Álvarez se dio a la tarea de convertir esta estación en partitura.
Esta canción se ha convertido en una de las obras favoritas del público, tanto en México como en el extranjero, ha sido grabada por varios cuartetos y orquestas de cuerdas. Además, esta divertida pieza ha sido objeto de varios arreglos y transcripciones.
El clásico nostálgico donde un hombre busca a su amor perdido entre la multitud en Balderas. Poético, crudo y chilango de corazón, esta canción se volvió himno de la llamada Onda Rupestre.
Rockdrigo escribió el tema en 1980, inspirado por su vida como trovador urbano. La canción sigue tan vigente que hasta hay una placa en la estación Balderas en homenaje a él.
La versión rockera de El Tri tomó la letra de Rockdrigo y la convirtió en un himno eléctrico. Aunque cambió algunos versos, lo que hizo fue masificar la rola: de la trova underground pasó al rock nacional.
En esta versión de la canción, Alex Lora omitió el secuestro del metro, ahora le llama chofer al conductor, relató su viaje entre las diferentes estaciones, y la mujer que se le perdió al hombre se prostituyó.
En una entrevista que tuvo Lora años más tarde mencionó: originalmente era una historia de amor muy triste, y ahora es una historia muy triste pero no es de amor.
Una de las bandas más icónicas del rock mexicano no podía dejar pasar el fenómeno del metro. En este tema plasman con sonidos y letra el caos, la prisa y hasta la poética del viaje subterráneo. Es como asomarse a un vagón y escuchar lo que pasa adentro.
Incluida en el icónico álbum Re (1994), la canción no solo retrata de manera poética el caos y la monotonía del transporte subterráneo, sino que también hace referencia a estaciones muy reconocibles como Zócalo, Hidalgo y Chabacano, lo que conecta íntimamente con la experiencia urbana de la Ciudad de México.
El gran cronista musical de la Ciudad de México también dejó su testimonio del transporte más usado de la capital. Con humor y picardía, Chava Flores narra las desventuras cotidianas de subirse al metro: desde los empujones hasta las peripecias de un viaje cualquiera.
Antes de que existiera el metro, Chava Flores ya cantaba la vida popular de la ciudad. Cuando apareció este transporte en 1969, lo adoptó con naturalidad, como parte del folclor urbano.
Con su irreverencia característica, Botellita de Jerez hizo del Metro un espacio de fiesta y descontrol musical. Entre riffs de guitarra y ritmo desenfadado, el viaje subterráneo se vuelve escenario de un cotorreo colectivo. Una canción que literaliza el infierno citadino: el metro como una cárcel humana; el coro lo dice todo:
Pino Suárez, tu estación… del metro es mi prisión.
Botellita de Jerez se forjó en pleno corazón de la Ciudad de México, en 1983, y fue pionera del llamado guacarock: una fusión irreverente de rock con ritmos populares mexicanos. Su estilo festivo, satírico y lleno de albures reflejaba la vida cotidiana, como esta canción que retrata a una ciudad presionada, apretada y sudorosa.