Con-Ciencia

Captación pluvial, una esperanza para la crisis hídrica en México

Miriam Martínez
Gaceta Nº 239 - 16 de julio, 2025



Nunca reconoceremos el valor del agua hasta que el pozo esté seco
-Thomas Fuller

De acuerdo con Abraham Maslow, el ser humano posee una serie de necesidades que le permiten vivir y desarrollarse plenamente, dentro de ellas, las necesidades de tipo fisiológicas están posicionadas como el motor de la vida humana. Alimentarse, por ejemplo, fue una de las principales motivaciones de nuestros ancestros para establecer las primeras civilizaciones, cuyo desarrollo trajo consigo la creación de la agricultura y el aprovechamiento nato de los recursos naturales. Desde sus inicios, el ser humano ha utilizado el agua disponible en ríos o lagos como fuente de abastecimiento, consumo y vía de transporte, pero debido al incontrolable aumento poblacional, tanto el agua como el alimento comenzaron a escasear, lo que obligó a una gran parte de las personas a migrar a zonas áridas, en donde las precipitaciones no eran suficientes para abastecerlos de agua durante todo el año, y fue así como se dio inicio a lo que hoy conocemos como captación pluvial.

En esta edición de Con-Ciencia, te contamos qué es la cosecha de agua de lluvia, cuáles son sus diversas formas de implementación y por qué es un importante método sustentable para la reutilización, cuidado y conservación del agua en México.


Constructo y precedentes


La cosecha de agua de lluvia, mejor conocida como captación pluvial, es un método de recolección de agua para consumo humano, propósitos industriales o fines productivos. Si bien existen diferentes mecanismos de captación -algunos mucho más complejos que otros-, el proceso inicia con la intercepción del agua de lluvia mediante una superficie previamente preparada la cual, a través de diferentes herramientas –como tubos y canaletas-, es capturada y posteriormente almacenada en tanques o depósitos para su tratamiento o uso posterior.


Como ya se ha mencionado anteriormente, este mecanismo de recolección se ha implementado desde hace miles de años alrededor de todo el mundo. De acuerdo con Ballén, 2006, en las zonas altas de Yemen, en medio oriente, donde las lluvias son escasas, se descubrieron edificaciones que datan desde antes del año 1,000 a.C., las cuales cuentan con patios y terrazas utilizadas para captar y almacenar agua de lluvia.


Por otro lado, en la República Romana, durante los siglos III y IV a.C., la mayoría de las viviendas unifamiliares contaban con un atrium, el cual era un espacio abierto dedicado a la recolección de agua de lluvia mediante un estanque que se instalaba en el área central.


Ahora bien, regresando al hemisferio occidental, al pie de la montaña Puuc en el estado de Yucatán, durante el siglo X a.C., el riego de los cultivos se realizaba a través de la recolección de agua de lluvia, método que era posible gracias a los Chultuns, depósitos subterráneos con un diámetro aproximado de 5 metros, los cuales eran impermeabilizados con yeso.


Estrés hídrico fuera de control


Actualmente, cuando la demanda de agua es mayor que la cantidad disponible durante un período determinado de tiempo o cuando su uso se ve limitado a consecuencia de su baja calidad, se habla de estrés hídrico. En México, a consecuencia del calentamiento global y a falta de medidas que regulen la correcta utilización del agua, se ha dado lugar a variaciones regionales de precipitaciones y temperatura que han provocado la aparición de sequías con mayor frecuencia, duración e intensidad, pues tan solo en el año 2021, se registraron 8,491 sequías, de las cuales el 71% fueron severas, el 26% fueron extremas y un 3% de ellas presentaron escasez total del agua en diferentes estados de la República, tales como Aguascalientes, Baja California, Durango, Chihuahua, Sinaloa, Sonora y Zacatecas.

De acuerdo con un estudio realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) en 2023:

  • En México, 60% del agua potable proviene de los cuerpos de agua superficiales, cuyo principal problema es la contaminación por aguas residuales, que en la mayoría de los casos son vertidas sin tratamiento previo y que contienen elementos y sustancias contaminantes disueltas.
  • En 2018, el 18% de los acuíferos subterráneos estaban sobreexplotados, el 5% de ellos tuvo problemas de salinización del suelo -proceso mediante el cual se deteriora la calidad del agua-. Además, un 3% de los mismos, presenta problemas de intrusión marina, provocando el desplazamiento del agua dulce a manos del agua salada.
  • En la Ciudad de México y el Estado de México la precipitación se redujo entre 2000 y 2021, mientras que durante este mismo periodo aumentó en estados como Campeche, Quintana Roo, Veracruz y Guanajuato.

Clasificación de los sistemas de captación de agua de lluvia (SCALL)


La recolección de agua de lluvia se divide en dos principales sistemas, los activos y los pasivos. Los sistemas pasivos son mecanismos en los cuales se amolda o modifica el lugar que será encargado de captar e infiltrar el agua recolectada para dirigirla hacia una o varias áreas verdes, por ejemplo, los jardines pluviales o los pavimentos permeables. En contraparte, los sistemas activos presentan mayor complejidad, pues se valen de uno o más mecanismos para la recolección de agua, de los cuales se destacan los sistemas de captación externos –dedicados al riego de cultivos-, y los sistemas de captación en techos, en donde la recolección del agua se lleva a cabo –tal cual lo dice su nombre- a través de techos, azoteas, lozas o balcones, en donde la unidad de almacenamiento puede ser una cisterna, tanque o aljibe.

De acuerdo con García, 2012, los componentes de estos sistemas están formados por cinco partes básicas: el área de captación, los ductos para conducir el agua, los tratamientos, el tanque de almacenamiento y los complementos.


Uso doméstico



Los sistemas de cosecha de agua de lluvia para uso doméstico representan una forma sostenible para el cuidado, reutilización y conservación del agua en México.

Su instalación permite la captura de aproximadamente el 15% de agua total que se consume en un hogar mexicano promedio, lo cual –de acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional-, equivale aproximadamente a 386 litros por metro cuadrado al año en estados del norte del país; además de contribuir a la disminución de picos hidrográficos, evitando con ello grandes niveles de inundación en la zona.

Adicional a los componentes básicos de estos procesos, existen filtros o tratamientos especiales que amplían el abanico de posibilidades para el uso del agua captada. Para ilustrar lo mencionado, tomaremos como referencia a Tlaloque, el primer filtro mexicano que separa la parte más sucia de cada lluvia para que no ingrese al área de almacenamiento.


Dentro de sus particularidades, Tlaloque permite ajustar el volumen de agua que se quiere segregar, tiene un sistema de drenado automático y autolimpiable, integra un desvío directo al drenaje, es estético y fácil de instalar.

Es innegable que la demanda de agua seguirá aumentando a la par de la disminución en su disponibilidad, motivo por el cual, organismos como CONAGUA han establecido una serie de normas en lo referente a la captación pluvial como la NOM-011-CONAGUA-2015 – sobre la conservación del recurso - y la NOM-015-CONAGUA 2007 – sobre la infiltración artificial de agua a los acuíferos-, resaltando la urgente necesidad de actuación en este ámbito.


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