Top Cine

La afrodescendencia en la danza mexicana

Por: Itzel Huerta
Gaceta Nº 233 - 16 de abril, 2025



¿Qué tan conscientes somos de la afrodescendencia? La también llamada tercera raíz es una de las herencias que desde hace no muchos años comenzó a ser reconocida, pese a que está presente desde los tiempos de la colonización. En México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) aplicó en 2015 la Encuesta Intercensal en la que preguntó a la población si se reconocía como afrodescendiente, en ella 1,381,853 personas respondieron que sí, lo cual representó el 1.2% de la población total del país. Aunado a los esfuerzos por la garantía del respeto y reconocimiento de este sector de la población, fue en 2020 cuando la ONU instauró el Día Internacional de las Personas Afrodescendientes, que se celebra año con año el 31 de agosto.

Como parte de la riqueza cultural que conforma a México, la tercera raíz está presente en la comida, en la lengua, en la cosmovisión y en las danzas, por ello, y en el marco de la celebración del Día Internacional de la Danza, preparamos un Top Cine conformado por cintas que registran el legado de esta herencia cultural en danzas que habitan como parte de las tradiciones populares.


Diablos, diablitas y almitas. Danzando la vida y la muerte (2015)



Este cortometraje abre con una celebración liderada por niños en las calles de Cuajinicuilapa, Guerrero, luego, una toma en la que se escucha una serie de detonaciones que, como veremos más adelante, cambió la historia de aquella comunidad. Dirigido por Isis Violeta Contreras Pastrana, esta cinta documenta la resignificación que se le ha dado a la Danza de los Diablos, una tradición afromexicana heredada de los intercambios culturales y sociales legados por las personas provenientes de África que fueron sometidas bajo el yugo de la esclavitud.

Esta danza simboliza la relación entre la vida y la muerte, un significado que se conmemora en día de muertos y otras celebraciones, pero también un sentido más profundo a raíz de la ola de violencia que azota al estado de Guerrero. A través de testimonios brindados por las niñas, niños, madres y padres de familia de la Casa de la Cultura de Cuajinicuilapa podemos conocer el valor que tiene esta danza para la comunidad, que en su labor de difusión se ha vuelto también un refugio. Esta es una producción original de Ambulante, puedes verla en su sitio web.


Son de Artesa (2008)



Este documental antropológico comienza mostrando un par de pies descalzos que bailan sobre una tarima, la pieza que bailan es una de las más representativas de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca: el Son de Artesa. Por medio de las voces de habitantes de Guerrero conocemos a profundidad los elementos que conforman esta tradición; este cortometraje está dedicado a doña Catalina Noyola Bruno, quien fue una de las leyendas del Son de Artesa.

Sandra Luz López Barroso, directora de esta cinta, nos lleva por las calles y casas de la población, en donde nos permite ser espectadores de la tradición, acercándonos a los músicos, a los danzantes, a los instrumentos y a los elementos que conforman este son. Su origen data de la época virreinal y surgió como parte de las manifestaciones culturales que crearon los pobladores africanos al escuchar la música de las fiestas realizadas por los españoles. Anteriormente se realizaba sólo en bodas, fiestas u otras celebraciones, pero actualmente se ejecutan en distintos encuentros culturales regionales. Puedes ver este documental en el perfil de Vimeo de la directora.


Bailes del municipio de Tututepec. Entre tradición y nuevas identidades (2019)



Como anteriormente comentamos, la danza de los diablos es una de las más emblemáticas de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca, la cual se ha reconocido como patrimonio afromexicano. Es también una de las principales manifestaciones afrodescendientes que se han registrado, por ello compartimos otra cinta que profundiza particularmente en la ejecución de esta tradición pero ahora en Rio Grande, una localidad perteneciente al municipio de Villa de Tututepec de Melchor Ocampo en Oaxaca.

A manos de los directores Elena Lehmann y Arthur Santos, nos adentramos en el origen de Los diablos de Río Grande, un grupo de danzantes que surgió hace más de 60 años. A lo largo de este cortometraje conocemos los elementos que conforman esta danza, como lo es la presencia de la Minga, un hombre vestido de mujer que se sitúa como la madre de todos los diablos danzantes, además, cuenta con el Tenango, quien figura como el jefe o capataz. Esta manifestación se ofrece al dios africano Ruja, a quien se honraba e invocaba para pedir ayuda.

Si bien no hay unas reglas estipuladas que dicten una correcta ejecución de esta danza, hay elementos con los que cada comunidad juega en su representación, en este documental la comunidad reconstruye cómo se vive y cómo se danza esta tradición.



El legado afrodescendiente es amplísimo, y aunque se ha identificado mayor presencia de esta comunidad al sur del país, la realidad es que se encuentra presente a lo largo y ancho de la república mexicana. Se agradece que haya materiales que recuperen las tradiciones de esta herencia, pero aún hay mucho que conocer, hablando específicamente de danza, permítame invitarle a conocer el chuchumbé, la danza de la tortuga y la danza del toro de petate y déjese llevar por estos ritmos.


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