El Librero

Los pequeños Premios Nobel

Por: Itzel Huerta
Gaceta Nº 232 - 1 de abril, 2025



Había una vez un niño que era muy tímido, su padre, un honrado zapatero, siempre le leía cuentos antes de dormir, lo cual sembró un genuino interés en la literatura. Conforme fue creciendo, la curiosidad, la creatividad y su historia de vida fueron elementos importantes que lo motivaron a que comenzara a escribir. La pluma se convirtió en su mejor aliada, quien se encargó de plasmar ideas, anhelos e ilusiones del chico. Con alma aventurera y el transcurso del tiempo, fue conociendo a personajes, como Charles Dickens, que alentaron su interés en relacionar la realidad con la fantasía; en cada uno de sus escritos había un nuevo mundo, nuevos personajes, nuevas historias, podía tratarse de un ser vivo o uno inanimado, aunque en la mayoría de aquellos cuentos había tristeza, desilusión, angustia e incluso dolor. Este personaje nació en Odense, Dinamarca en 1805 y partió de este mundo en la ciudad de Copenhague en 1875; es el creador de muchas historias que hasta el día de hoy continúan acompañando a las infancias, su nombre es Hans Christian Andersen.


Entonces se abrió una puerta y la corriente de aire se llevó a la bailarina, que voló como una sílfide para caer en la chimenea junto al soldadito de plomo; se produjo una llamarada y se consumió. Poco después el soldadito de plomo se acabó de fundir y, cuando a la mañana siguiente la sirvienta removió las cenizas, lo encontró en forma de un pequeño corazón de plomo; pero de la bailarina sólo quedaba la lentejuela, ahora negra como el carbón.

- Fragmento final de El soldadito de plomo, de Hans Christian Andersen


¿Quién pensaría que aquel creador de -en su mayoría- tan desencantadas historias terminaría siendo uno de los grandes referentes de la literatura infantil? Indudablemente, ni él mismo, diversas fuentes aseguran que las infancias nunca fueron el objetivo de sus creaciones, en realidad, sus escritos fueron un espacio en el que reflejó su sentir y parte de su vida. Pese a que Andersen es un fabulador del desencanto, hemos sido muchos quienes crecimos con sus historias, aunque muy probablemente con la versión endulzada que nos ha dado Disney.

Es en honor a este poeta y escritor que, con motivo de su natalicio, la International Board on Books for Young People (IBBY), o bien, Organización Internacional para el Libro Juvenil, estableció, desde 1967, el 2 de abril como el Día Internacional del Libro Infantil. Y es cada dos años cuando reconoce la labor de quienes promueven el encuentro entre los libros y la infancia otorgando el Premio Hans Christian Andersen, el cual es conocido como el Nobel de la literatura infantil.

La primera edición de este reconocimiento fue en 1956 y se otorgó a la escritora inglesa Eleanor Farjeon; diez años más tarde comenzó a concederse también el premio a ilustradores, siendo el diseñador suizo Alois Carigiet el primero en recibirlo. La Reina Margrethe II de Dinamarca fue la Patrona de los Premios Andersen hasta la edición de 2024. A los ganadores se les otorga una medalla de oro y un diploma, además, IBBY publica una Lista de Honor conformada por una selección bienal de libros sobresalientes.

IBBY es una organización sin ánimo de lucro, compuesta por asociaciones y personas comprometidas con la relación entre los libros y la infancia. Se fundó en Zurich, Suiza en 1953 y está conformada por más de 80 Secciones Nacionales, las cuales están organizadas de distintas maneras y operan a nivel nacional, regional e internacional. En los países donde no existe una Sección Nacional es probable que haya miembros de IBBY a título individual; estos miembros representan todos los campos relacionados con los libros, desde autores, ilustradores, traductores, editores, periodistas y críticos, maestros, profesores y estudiantes universitarios, bibliotecarios y libreros, padres y asistentes sociales.

Esta organización no gubernamental está incorporada a la UNESCO y a la UNICEF y en su objetivo de fomentar la literatura entre infantes y adolescentes, expone en la Feria Internacional del Libro Infantil de Bolonia, Italia, y en otras exposiciones y ferias del libro. Además, otorga también el Premio IBBY-Asahi de Promoción de Lectura, el cual se entrega bienalmente a dos grupos o instituciones que sean reconocidas con contribuciones especiales a los programas de promoción de lectura para niños y jóvenes.


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