Para dar la vuelta

Festival Cultural San Patricio México 2025

Por: Sergio Meza
Gaceta Nº 230 - 3 de marzo, 2025



Dentro de toda su historia México tiene la fortuna de ser un ejemplo grato de relaciones amistosas con otros pueblos del mundo, desde ser refugio para un sinfín de migrantes tras la Guerra Civil Española o manifestarse oficialmente en contra de conflictos bélicos internacionales como la Guerra de Irak.

Sin embargo, no es muy conocido (aunque por fortuna cada vez lo es más) uno de los episodios más emotivos en la historia de México, capítulo en el cual no brindó ayuda, sino que la recibió: La heroica defensa del Batallón de San Patricio durante la Guerra de Intervención Estadounidense en 1846. El Batallón estaba conformado por desertores del Ejército Norteamericano que, sin embargo, no tenían un origen estadounidense, sino que se trataba de una mezcla de migrantes irlandeses y alemanes que habían huido al continente americano en pos de su supervivencia tras la Gran Hambruna europea.

Estos migrantes se vieron, de repente, enlistados en las filas de un ejército que les menospreciaba, cuya religión no compartían y luchando una guerra injusta en el bando del invasor. La deserción de los migrantes empezó poco a poco hasta convertirse en un flujo constante de soldados que huían a México, con la promesa de mejores condiciones de vida y de la empatía de un pueblo que les era más afín, especialmente por el tema religioso. Los San Patricios, como eran llamados, fueron conocidos por su fiereza en la batalla, arrancando de manos mexicanas las banderas blancas de rendición más de una vez, y por marchar bajo una bandera verde esmeralda ilustrada con el arpa de Erin y la leyenda Erin go bragh, lema de su nación, que significa Irlanda para siempre, además de las palabras Libertad para la República Mexicana.


Batalla de Churubusco durante la intervención estadounidense en México, pintura por Carl Nebel


El Batallón, y la Guerra de Intervención, encontraron su trágico final tras la caída de la Ciudad de México después de las batallas de Churubusco y del Castillo de Chapultepec. Pero, para fortuna de todos, este no se trata del único episodio que hermana al Ombligo de la Luna con la Isla Esmeralda, Irlanda, de una u otra forma, siempre ha estado presente en la historia de México. En 1640 arribó a las costas de Nueva España Guillén de Lampart, aventurero, soldado y poeta irlandés, quien llegó con el objetivo de conspirar contra el gobierno español bajo el principio de que el territorio novohispano había sido conquistado de manera ilegítima, estableciendo un paralelismo entre los pueblos originarios de la región y los irlandeses colonizados por las fuerzas inglesas. Lampart moriría en la hoguera por sus crímenes contra la corona española. Dentro de la Columna de la Independencia, que sostiene a la Victoria Alada sobre el Paseo de la Reforma, se encuentra un busto de Lampart, primer personaje que conspiró por la libertad del territorio mexicano.

Además del caso de Lampart, existieron otros personajes históricos, de origen irlandés, fundamentales para el desarrollo de México, como Juan O’Donojú y O’Ryan, último jefe político de la Nueva España quien firmó los Tratados de Córdoba y el Acta de Independencia del Imperio Mexicano. Se agregan a la lista los liberales Ignacio Comonfort y Tomás O’Horán y Escudero, quienes lucharon junto a Juárez durante la Guerra de Reforma y la Intervención Francesa. Incluso Álvaro Obregón, figura esencial en la Revolución Mexicana, quien podría tener origen irlandés, siendo su apellido una derivación del original O’Bregan. En el terreno de las artes los descendientes de irlandeses también han dejado huella, destacan las figuras de los artistas plásticos Juan O’Gorman y Pablo O’Higgins, o en épocas más recientes, el escritor Guillermo Sheridan.


Juan O'Donojú y O'Ryan


Las buenas relaciones diplomáticas, la historia en común, afinidades como la religión, la música, el baile, el espíritu festivo y ¿Por qué no? Hasta la bebida, han desembocado en la existencia del Festival Cultural San Patricio en la Ciudad de México, fiesta que reúne a la comunidad irlandesa, y a quien guste celebrar su cultura, historia y tradiciones, alrededor del 17 de marzo, Día Nacional de Irlanda.

El Festival tiene como sede el Museo Nacional de las Intervenciones, en el Ex-convento de Churubusco, pero cuenta con el Museo Casa del Risco como sede alterna, ambas ubicaciones ofrecerán durante el mes de marzo, entre otras actividades, clases de gaélico irlandés, conciertos de arpa irlandesa, cuentos de terror, proyecciones de películas, conferencias sobre Guillén de Lampart, mitos y migración irlandesa, o talleres de flauta whistle, para cerrar con broche de oro con el Desfile de San Patricio el domingo 16 de marzo.

El gran desfile, actividad ícono del Festival, partirá a las 11 de la mañana de la Parroquia de San Juan Bautista, en el Centro de Coyoacán, rumbo al Ex-Convento de Churubusco. La procesión se conforma por más de 20 contingentes, entre los cuales se incluyen banda de gaitas, grupos de danza irlandesa, bandas de guerra, grupos musicales celtas, artistas circenses, contingente pet friendly y, este año como invitados, participantes de la Mega Procesión de Catrinas de la CDMX, además de representantes de la Embajada de Irlanda, y el Dr. Stephen Murray, rostro del festival y Gran Maestre de la Ilustrísima Orden de San Patricio de Latinoamérica.

Una vez concluído el desfile, el Ex-Convento de Churubusco será sede, en su explanada, de conciertos de música celta, presentaciones de danza, y cerrará con la presencia de la Banda de Gaitas de la CDMX. El museo ofrecerá también, desde el sábado 15 de marzo, un mercadillo cultural y gastronómico, dónde se podrá disfrutar de alimentos y bebidas típicas de nuestra nación hermana.

¡Hoy todos somos irlandeses! Grita con emoción el Dr. Stephen Murray cada año durante el Festival. El Dr. Murray es el Presidente Honorario del Comité Organizador, quien, en conferencia de prensa, expresó la intención de que la difusión de la cultura irlandesa en México continúe en crecimiento, con el proyecto a largo plazo de establecer una casa de cultura de Irlanda en México que opere como sede permanente para ofrecer un acercamiento a la historia y tradiciones de la isla.

En la misma conferencia de prensa, Marco Cordero, Presidente del Comité Organizador, declaró su alegría por el crecimiento que ha tenido el festival durante 10 años, los cuales se vieron atravesados por la pandemia de COVID-19 y por una modificación importante en la estructura e intención original del Festival, el cual, en inicio, fue pensado únicamente como una celebración comercial en torno al consumo de bebidas alcohólicas. Es por eso que, este año, el Festival cambió de nombre, resaltando el aspecto cultural del mismo, sin dejar de lado el espíritu de celebración que le ha caracterizado a lo largo de 10 años.

Sea esta entonces una invitación para acudir al Festival Cultural San Patricio México en su primera década de existencia. Para celebrar, en un ambiente familiar, la gran influencia, y sobre todo el cariño, del pueblo irlandés en México. Y es que estas naciones hermanas, más allá de convivir alrededor de la música, la fiesta y el baile, saben lo que es vivir, y sobrevivir, a la sombra de crueles vecinos gigantes de cuya influencia no se puede escapar, pero que, pese a todo, son ejemplos vivos de resistencia social y cultural. Siendo así, todos a vestirse de verde, salir a escuchar a los gaiteros y a gritar bien alto ¡Que viva Irlanda y que viva México! ¡Erin go bragh!



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