Nuestros espíritus son indomables, nuestra lucha es eterna.
Bartolina Sisa Vargas.
Fue en 1531 cuando Francisco Pizarro, bajo órdenes del rey de España, partió de Panamá con la encomienda de conquistar los territorios del sur (cuya extensión abarcaba por lo menos 1,500 millas a lo largo del Océano Pacífico). El propósito de Pizarro era lograr un encuentro con el líder inca Atahualpa, quien fue asesinado el 26 de julio de 1533, tras ser acusado – por los españoles – de idolatría, rebelión y asesinato. Su muerte puso fin al Imperio inca y marcó el comienzo de décadas de despojo, explotación y opresión en contra de las comunidades indígenas en la actual Bolivia, lo que trajo como consecuencia una serie de sublevaciones en contra del colonialismo español.
Dentro de los levantamientos más importantes que tuvieron lugar en el siglo XVIII, se encuentra el de Sisa-Katarista de los indígenas en la región de La Paz en 1781, que estuvo encabezada por Bartolina Sisa y Julián Apaza (Túpac Katari), ambos en igualdad de condiciones y liderazgo. Esta sublevación logró sitiar completamente a la ciudad de La Paz. Es por ello que en este Con-Ciencia te invitamos a conocer quién fue Bartolina Sisa, cuál fue su papel en la sublevación y por qué en conmemoración de su muerte, el 5 de septiembre se declaró el Día Internacional de la Mujer Indígena.
Su fecha de nacimiento, si bien no es conocida con certeza, se cree que fue el 24 de agosto de 1753 en la comunidad de Caracato en el actual departamento de La Paz, Bolivia. Era una mujer indígena perteneciente a la etnia aymara, cuya presencia destacaba gracias a la belleza e inteligencia que poseía; dentro de los rasgos que resalta el padre Francisco Fray Matías Balderrama, Bartolina era una mujer de estatura promedio, con un cuerpo delgado y facciones agradables a la vista.
Sus padres, José Sisa y Josefa Vargas, fueron quienes la instruyeron en el comercio de la hoja de coca, por lo que frecuentemente se trasladaba a diversos lugares y comunidades entre el altiplano y los valles. Durante estos viajes, Sisa interactuó con cuantiosas poblaciones de indígenas, lo que le permitió examinar con detalle la cruel realidad en la que se encontraban sometidos ante los cara blanca (como solía llamar a los españoles). Además, fue precisamente en uno de estos viajes donde conoció a Julián Apaza Nina (mejor conocido como Túpac Katari), hombre con quien contrajo matrimonio a la edad de 25 años y tuvo cuatro hijos. A su vez y, cohesionados en una sola unidad, Sisa y Katari lideraron la rebelión Sisa-Katarista en contra de las imposiciones españolas en el año de 1781.
Acorde con el historiador Alipio Valencia Vega – y como respuesta ante la sublevación – el primer hijo de Sisa fue capturado y presuntamente asesinado por el comandante español Sebastián de Segurola en 1783. A consecuencia de este acto, el resto de sus descendientes tuvieron que modificar tanto nombres como apellidos con la finalidad de salvaguardar sus propias vidas.
La gestación del cerco se da inicio en 1780 ante la negativa de cambio por parte del colonialismo español. Posteriormente, a principios de 1781, la joven pareja fue proclamada como Virreyes del Inca, iniciando así la marcha hacia la ciudad de La Paz, con el apoyo – por lo menos - de veinte mil hombres y mujeres indígenas. El 13 de marzo del mismo año, Sisa en esfuerzo conjunto con Katari monta uno de los campamentos militares más trascendentales en la zona de La Ceja en El Alto, con el cual logra situar a la ciudad. El cerco a La Paz consistió en una serie de ataques – día y noche – en contra de sus habitantes, al tiempo que la ciudad fue incomunicada con el exterior, evitando cualquier ingreso de comida, bebida y otros víveres para la población, puesto que el dúo de líderes buscaba la rendición para después tomar a la ciudad por asalto. En respuesta y como muestra de poder, el comandante Sebastián de Segurola ordenó la ejecución pública de varios indígenas que habían permanecido dentro.
Fue justamente en este campamento, donde la caudilla demostró poseer un liderazgo nato, ya que - dentro de sus muchas aportaciones - las siguientes actividades fueron las más notables:
Dos meses después, en mayo de 1781, la corona española recibió información sobre ciertas tropas rebeldes comandadas por una mujer en la zona del Alto Pampahasi, La Paz. Dichas tropas estaban comandadas nada más y nada menos que por Sisa. Subestimando la fuerza de los indígenas, el comandante Sebastián de Segurola envió a 300 de sus soldados para derrocar el cerco y capturarla, sin embargo, la guerrera y sus tropas lograron salir victoriosas ante el ataque.
Gracias a los meses en los que la ciudad de La Paz fue situada, el hambre se hizo presente como una feroz criatura que acechaba a todos los habitantes de esta, tal era su fuerza, que se cree que los ciudadanos llegaron a cometer antropofagia: práctica de comer carne humana; además de ingerir materiales como el cuero de sus zapatos y sillones. Por supuesto que el ejército español no estaba exento de estas necesidades, por lo que La Real Audiencia de Charcas (tribunal judicial de la corona española), envió a 1,700 soldados encabezados por el comandante Ignacio Flores para extinguir el levantamiento.
Una de las estrategias implementadas con la llegada de los refuerzos españoles enviados desde Charcas, fue la constante incitación hacía la traición en contra de los líderes o “cabecillas” de la sublevación, mediante la entrega de indultos a cualquiera que estuviera dispuesto a delatarlos. Es así como el 10 de julio de 1781, las tropas de Katari fueron obligadas a replegarse, mientras que las tropas comandadas por Sisa se desplazaban desde la zona de El Alto hacia Pampahasi; en este trayecto la caudilla es traicionada y entregada a Ignacio Flores a cambio del indulto prometido, el cual nunca fue proporcionado.
En la ciudad de La Paz, Sisa fue recibida a pedradas e insultos, para finalmente ser encarcelada. Durante su arresto sufrió crueles torturas, violaciones y humillaciones por parte de los soldados españoles, quienes le exigían información sobre los campamentos militares, los rebeldes y la ubicación de su esposo. Empero, la voluntad y lealtad de la guerrera hacia la liberación de su pueblo nunca flaqueó, ya que jamás reveló ni un solo dato acerca de los levantamientos formados.
Aunque el trato que Sisa recibía era pésimo, Sebastián de Segurola ordenó mantenerla con vida, puesto que ella era el anzuelo perfecto para capturar a Katari y dar fin al levantamiento Sisa-Katarista. Por otro lado, el Virrey tenía la certeza de que la sublevación estaba incompleta sin su esposa, por lo que llegó a ofrecerse él mismo como moneda de cambio para que la liberaran, sin embargo, su petición no fue aceptada. Ante este escenario, Katari reorganiza el cerco a La Paz y tras una serie de feroces combates, es atrapado en noviembre de 1781 a causa de la traición de Tomás Inca Lipe, uno de sus colaboradores más cercanos.
Después de meses de encarcelamiento y tras un juicio completamente absurdo, Bartolina Sisa fue asesinada el 5 de septiembre de 1782. La sentencia de la caudilla fue dictada a manos del oidor Tadeo Díez de Medina:
En pena ordinaria de suplicio, y que sacada del cuartel a la plaza mayor por su circunferencia, atada a la cola de un caballo con una soga de esparto al cuello, una coroza de cuero y plumas y una aspa afianzada sobre un bastón de palo, en la mano, y a voz del pregonero que publique sus delitos sea conducida a la horca y se ponga pendiente de ella, hasta que naturalmente muera y después se claven su cabeza y manos en picotas con el rótulo correspondiente, y se fijen para el público escarmiento en los lugares de Cruz Pata, Alto de San Pedro y Pampajasi, donde estaba acampada y presidía sus juntas sediciosas y, de hecho sucesivamente, después de días, se conduzca la cabeza a los pueblos de Ayo Ayo y Sapaaqui, de su domicilio y origen, en la provincia de Sicasica, con la orden de que se queme después de tiempo y se arrojen sus cenizas al aire donde estime convenir.
Gracias a la lucha por los derechos sociales y morales que emprendió Bartolina Sisa junto a Julián Apaza, en 1983 durante el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América en Bolivia, se declara el 5 de septiembre como el Día Internacional de la Mujer Indígena.
En enero de 1980, y en respuesta al papel que asumieron las mujeres indígenas en las sublevaciones del siglo XVIII, durante el Primer Congreso Nacional de Mujeres Campesinas, se creó la Federación Departamental de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de La Paz – Bartolina Sisa. Dentro de los principales propósitos de Las Bartolinas, se encuentra la pelea por la implementación de una participación equitativa de la mujer indígena en los escenarios político, social y económico. De la misma forma, se buscan e incentivan estrategias que garanticen el libre acceso a la educación de las comunidades originarias, combatiendo así el analfabetismo, la discriminación y la ignorancia.