Pantalla Sonora

Discotecas móviles: protesta a alta frecuencia

Por: Itzel Huerta
Gaceta Nº 220 - 2 de octubre, 2024


Una pista de baile, luces parpadeantes de colores y una enorme bola de espejos a media pista era el escenario perfecto para lucir los mejores pasos de baile, una puesta en escena propia de las discotecas. Esta imagen podía encontrarse sin problema a finales de los años 70, cuando se vivió el apogeo de la música disco, un género que surgió a finales de los 60 en Estados Unidos con buena influencia del soul; se caracterizó por un ritmo four-on-the-floor, por la incorporación de instrumentos eléctricos, por una vestimenta llamativa y por hacer del baile una parte fundamental de este género.

La influencia de la música disco y las discotecas no tardó en llegar a México, los establecimientos recuperaron el estatus que las grandes discotecas cuidaban, pero con ello reflejaron el clasismo y racismo de la sociedad mexicana. En este Pantalla Sonora hablaremos sobre las discotecas móviles, la protesta que de la mano del high energy, dieron las juventudes contemporáneas.

Primero, hablemos un poco sobre la música disco; desde sus inicios, no fue bien vista por reunir a colectividades marginadas como la comunidad LGBTTTIQ+ - que en ese momento sólo reconocía a los gays -, personas afrodescendientes, así como hombres y mujeres de escasos recursos; a decir verdad, la música disco nunca dejó de tener sus detractores y su llegada a la pantalla grande fue muestra ineludible de ello, sobre eso te platicamos en Fiesta de sábado por la noche, ¿la cima y desquebraje de la música disco?.

No obstante, este género también fue adoptado por quienes no pertenecían a estos grupos, aumentó su popularidad y en 1977 se fundó en Nueva York la discoteca más famosa de todas, Studio 54, un emblemático lugar de la ciudad conocido por las fiestas y excentricidades que se vivieron en su interior. Fue conocido por ser sitio de encuentro para celebridades como Andy Warhol, Michael Jackson y Cher, por mencionar algunas; la realidad es que no cualquiera podía asistir, ser admitido era símbolo de estatus.

Artistas como los BeeGees, ABBA, Donna Summer, Gloria Gaynor y Earth Wind & Fire eran algunos de los principales exponentes de la música disco que trascendieron las fronteras; su dominio no tardó en llegar a México, dejaron de sonar únicamente en la radio y comenzaron a sonar al ritmo de las luces en Magic Circus, News, Marrakesh y Tiffani’s, discotecas de la Ciudad de México. La creación de estos establecimientos en el país puede que haya tomado ejemplo del Studio 54, pues de igual manera, no cualquiera podía entrar, incluso había una leyenda abreviada, N. R. D. A., Nos reservamos el derecho de admisión; gracias a ello, la música disco se colocó como un gusto de las personas fresas, es decir, aquellas pertenecientes a la clase media o la clase alta.

Casi a inicios de los 80, emergió el movimiento de las discotecas móviles, impulsado por las y los jóvenes de aquella época, fue una protesta directa al racismo y clasismo que propiciaron las discotecas de la ciudad, quienes no les permitían la entrada por ser de escasos recursos o no tener una apariencia adecuada. Las discotecas móviles llevaban la fiesta a la calle, al igual que un sonidero, portaban su propio equipo de luz y sonido – aunque con mayor cuidado respecto a la fidelidad del sonido - y promovían el uso de música grabada. Comenzaron tocando música disco, posteriormente los Dj’s hacían mezclas de este género que se volvieron creaciones propias del high energy, incorporaron en italo disco y en su última etapa, tocaban techno – conocida también como música industrial – y música makina (techno hardcore).

El auge de las discotecas móviles sonaba a la frecuencia del high energy a través de las bocinas de Polymarchs, Patrick Miller y Sound Set, algunas de las más icónicas de la época. El Patrick Miller de Roberto Devesa, fue una de las primeras discotecas de esta índole que se alimentaba de las importaciones que Moisés Katz traía de Europa o Estados Unidos para los Dj’s emergentes en México. Otro gran exponente fue el faraónico Polymarchs del ingeniero Apolinar Silva de la Barrera, cuyo logo a mano del ingeniero y diseñador Jaime Ruelas, marcó el estilo de la tipografía que reconocemos en otras discotecas móviles y en los logos de los sonideros; Polymarchs tuvo al icónico Tony Barrera como Dj principal, quien fue reconocido por hacer mezclas en vivo con la tornamesa, fusionando música disco para hacer high energy en sus sets.

Desde la música disco se decía que la democracia se vivía en la pista porque el protagonista de la noche no era quien mejor vistiera ni quien más dinero tuviera, lo era quien mejor bailaba; de alguna manera, este principio se recuperó porque en las discotecas móviles lo único que importaba era bailar, se hacía una rueda alrededor de la persona o las personas que comenzaran a sacar sus mejores pasos de baile, los cuales mezclaban movimientos estilizados de jazz.

Las discotecas móviles fueron un espacio en el que se podía bailar y vestir libremente, muchos de sus asistentes eran integrantes de la comunidad LGBTTTIQ+, es por ello que se les decía discoputos, discojotos y, en el más amable de los casos, discolocos. Pese a ello, nunca fue un movimiento propio de la comunidad, en general fue un espacio de las disidencias, una protesta directa ante el clasismo y racismo que las discotecas ponían desde las puertas, fueron un movimiento de la cultura popular que surgió en el Área Metropolitana de la Ciudad de México y las zonas conjuntas del Estado de México.

Las discotecas móviles han perdurado hasta el día de hoy, las mujeres también están presentes en la escena, Monstra Movil Discotheque es muestra de ello; a manos de Aret, recupera la inspiración que sembró el high energy visibilizando los problemas que enfrenta la sociedad contemporánea. Hoy por hoy las discotecas móviles buscan tener un reconocimiento como el que en el 2023 se le hizo a los sonideros como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Ciudad de México, pues fueron parte fundamental de la cultura popular capitalina y sus alrededores. Y como dicen algunos estudiosos del género, el high energy llegó para quedarse.


COMPARTE