Con-Ciencia

Jacobo Grinberg y la otra realidad
-bien alterada-

Por: Rebeca Avila
Gaceta Nº 220 - 2 de octubre, 2024


[…] todo lo que existe no es más que un nivel particular de conciencia,
incluso lo que llamamos materia.
La creación de la conciencia
, Jacobo Grinberg


México 1994. El año en que todo pasó en este país: entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica; la moneda nacional se devaluó en manos de Ernesto Zedillo; el candidato para sucederlo, Luis Donaldo Colosio, fue asesinado de un tiro en la cabeza; otro posible hombre de cambio, José Francisco Ruiz Massieu, el secretario del PRI, murió también por el impacto de una bala; además, en el sur del país sucedía el levantamiento zapatista.

En ese extraordinario año para los mexicanos (en el sentido menos alentador existente), se sumó un hecho menor (en alcance e impacto mediático): la desaparición de un científico especializado en la psicofisiología y neurofisiología, cuyos experimentos se encaminaban por el sendero del estudio para la comprensión de la realidad y cómo funciona nuestro cerebro. Su nombre era Jacobo Grinberg Zylberbaum y un 8 de diciembre de 1994 desapareció sin dejar rastro alguno.

Reconocido investigador sobre la percepción de la realidad, la estructura y alcances del cerebro humano, las complejas conexiones neuronales más allá del individuo (como una red, colectiva, mental); durante los años 70 creó un laboratorio de psicofisiología en, quién lo diría, la Universidad Anáhuac. A finales de esa década también instaló un laboratorio en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), para 1987, logró que la Universidad y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), le financiaran otro proyecto, el Instituto Nacional para el Estudio de la Conciencia (INPEC).

Fue autor de más de 50 libros entre investigación, autobiografía y novela, como La conquista del templo, La fuerza vital del cielo anterior, La creación de la experiencia, Los chamanes de México, La construcción de la realidad, El cerebro consciente y, quizás el más polémico y con el que cayó de la gracia de la comunidad científica, Pachita, las manifestaciones del ser.

Conceptos como la matrix, la telepatía, la experimentación psíquica, realidades alteradas, todos más bien desarrollados en los terrenos de la ciencia ficción que dentro de la ciencia, son parte crucial de las investigaciones de Jacobo Grinberg.



La desaparición: hace 30 años…


Jacobo Grinberg nació el 12 de diciembre de 1946. En 1994, su familia y amigos lo esperaban para celebrar su cumpleaños, pero Jacobo nunca se presentó. Aunque era común que no se le viera al científico en semanas (y no existían ni whatsapp ni celulares con geolocalización), esta fecha seguía siendo un acto sagrado de convivencia con sus allegados. Los días pasaron, no había señal alguna de su paradero, y con las primeras pesquisas se determinó que la última vez que alguien lo vio fue el 8 de diciembre. Además, pronto tenía un viaje programado a la India, donde acudiría a un laboratorio especializado para realizar un experimento sin precedentes, que comprobaría una de sus teorías sobre la posibilidad de conexión telepática entre dos personas, lo que él llamaba el potencial transferido, esta vez, desde puntos opuestos del planeta.


Las líneas de investigación


En el 94 se crea una fiscalía para buscar al científico y quien está al frente de la investigación es el comandante Clemente Padilla: su primera sospechosa es la esposa de Grinberg, Teresa Mendoza (no, no La Reina del Sur), quien se decía tenía episodios violentos que habían provocado desavenencias entre ellos, además de mostrarse indiferente ante la ausencia de su marido y mentir sobre el supuesto viaje que harían a la India, pues nunca se registró que el científico abandonara el país hacía ningún destino. Al poco tiempo de seguirle los pasos a Mendoza, esta también despareció y no se le ha vuelto a ver.

La siguiente teoría de Padilla, es que el FBI y la CIA estaban tras el trabajo de Jacobo sobre el potencial transferido, pues en la eterna rivalidad de Estados Unidos contra la Unión Soviética, los norteamericanos trataban de reclutar toda investigación e investigador sobre posibles armas mentales y se creía que Grinberg había sido invitado a ser parte de estos proyectos, llámesele MK-Ultra o Stargate. Sin embargo, al seguir esa línea, Padilla se encontró con un callejón sin salida que negaba cualquier vínculo de Grinberg con las instituciones estadounidenses. Esta teoría, con aires -ventarrones- conspiranoicos, dejó de sonar tan descabellada cuando hace pocos años, la CIA desclasificó varios archivos y entre ellos se encontraban investigaciones con el nombre, nada más y nada menos que de Jacobo Grinberg. Aun así, esto no demuestra más que la posible colaboración del científico.

La más esotérica de las teorías, es que Grinberg logró trascender, voluntaria o forzadamente, a otra dimensión, y que se encuentra atrapado ahí. La desaparición del Dr. Grinberg bien podía ser una ficción del género policial o un caso digno de La dimensión desconocida (The Twilight Zone). Ustedes dirán.


El mundo grinbergiano


No es un secreto que Jacobo Grinberg vivió en el apogeo de los 60 y 70, cuando la espiritualidad y la experimentación con sustancias psicoactivas eran la orden del día entre una juventud abierta de mente. Así, vivió de primera mano las enseñanzas de, por ejemplo, María Sabina.

Aunque era científico de formación, Grinberg trató de llevar sus investigaciones por campos más desapegados del rigor del método científico, lo que levantó y levanta varias cejas al hablar de habilidades psíquicas y de la concepción de la realidad, en la que entra en juego la seriedad que ofrece, por ejemplo, la física.

Así, una de las más extravagantes y controversiales de Grinberg, fue la llamada teoría sintérgica (de síntesis y energía). En ella proponía que el mundo exterior es una descripción basada en procesos y operaciones que ocurren de manera interior e individual, es decir, en el cerebro, y por ende son producto de nuestra conciencia. Entonces, lo que llamamos realidad sería un constructo basado en la percepción obtenida de patrones neuronales; que todo lo que existe no es más que un nivel de conciencia en particular y que esta puede llegar a moldearse. Hablando desde lo individual, la experiencia es el resultado de la interacción del cuerpo (campo neuronal) y la información que se nos da del espacio. Esta información, almacenada en una matriz (espacial), y nuestra interacción con ella, da como resultado lo que percibimos con los sentidos físicos. La experiencia, la realidad, no es más que aquella que construimos. Esta obviedad, quizá para muchos, no es precisamente el hilo negro, ya miles y cientos de años atrás se abordaba el tema desde la filosofía, como en el mundo de las ideas de Platón, o su alegoría de la caverna, o al mismo Descartes con su Pienso luego existo. Por su naturaleza, no es de extrañar que Jacobo Grinberg tratara de buscar respuestas a sus teorías en campos alternativos a la ciencia, como el chamanismo o la meditación. Aún hoy en día, por más descabelladas que suenen sus ideas, tampoco existen teorías científicas que resuelvan los enigmas que planteó resolver.

¿Se fue por voluntad propia?, ¿lo desaparecieron por saber demasiado?, ¿lo asesinó su esposa?, ¿transcendió más allá de esta realidad? Hasta la fecha, no hay manera de saber si sigue con vida o no y lo que sucedió sigue siendo un misterio, pero su historia y todo lo que gira alrededor de ella, ha provocado gran curiosidad y se ha convertido en una figura popular que inspira libros, documentales, podcast y cientos de videos en ese agujero negro sin fondo que son YouTube y TikTok.

En un país en que las desapariciones forzadas quedan impunes desde hace décadas, no es imposible que un hombre, pese a pertenecer a la comunidad científica y considerarse persona de interés, hubiera sido desaparecido por la voluntad humana, violenta, y que se ocultaran las huellas, teniendo en cuenta la época, la falta de tecnología, de entrenamiento policial, de herramientas mediáticas; pensemos en otros crímenes sin resolver de aquel 1994, o del 2014 o de ayer. Pero, siguiendo las enseñanzas del Dr. Grinberg, la realidad es aquello que construimos y, a veces, tiene más sentido crear y creer en lo extraordinario que seguir la lógica que nos rige, que hemos construido.



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