En Heriberto Frías 324 está Casa Biravea. Se dice casa y se habita casa de muchas maneras. En la que hoy se llama Biravea crecieron Lucía y Sofía Tello, sobre la mesa hubo siempre y hay una profunda convicción política comunista: pensar colectivamente y hacer comunidad fue y es la manera en que estas dos mujeres habitan el mundo. Artistas, Lucía ilustradora y Sofía fotógrafa, ensayaron hacer de esta, su casa de la infancia, una galería para subsistir, mas resultó inoperable.
De vuelta a los valores familiares e inspiradas en las figuras de sus abuelas, Elvira y Beatriz, mujeres que buscaron ayudar siempre a las personas a su alrededor, cobijarlas y ofrecerles un lugar seguro, Lucía y Sofía proyectaron hacer de su hogar el hogar de otras y otros que, como ellas, buscamos un espacio para crear, compartir y vivir de lo que nos apasiona. Recobraron la hospitalidad de sus padres hacia sus amigas y amigos, cuando de adolescentes les permitieron ser y hacer en un lugar seguro. Esto es Casa Biravea.
Este proyecto colectivo busca que las personas involucradas generemos recursos económicos y culturales que nos permitan subsistir y hacer comunidad. Sigue a Casa Biravea en Instagram para más información y hagamos comunidad.
Estamos en 1990, no las ni los conozco, pero quiero invitarlas e invitarlos a situarse en esa década, sea que, como yo, la hayan vivido, o sea que hayan llegado a este planeta después. Quiero que nos situemos ahí y miremos las procedencias de un montón de cosas que hoy damos por hecho, como el internet y esta computadora portátil en la que les escribo esto. Quiero que vayamos ahí a conversar con un hombre que aún está entre nosotras y nosotros. Su nombre es Michel Houellebecq. En 1994 publicó su primera novela, Ampliación del campo de batalla, y en 1998 reunió una serie de escritos en los que amplía su premisa: el mundo que habitamos es un supermercado.