¿Te lo vas a perder?

Kusama: Infinito, el terapéutico arte obsesivo de Yayoi

Por: Arody Rangel
Gaceta Nº 203 - 16 de enero, 2024


“No puedo escapar de esta obsesión de redes infinitas que me rodean y que incluso me estrangulan. Es algo que me fascina y que me persigue”.

Yayoi Kusama


México. Finales del 2014 e inicios del 2015. Largas filas, entradas agotadas y un hervidero de personas en el Museo Rufino Tamayo. ¿La razón? Yayoi Kusama Obsesión Infinita, exposición retrospectiva de la artista japonesa que llegaba por primera vez a México luego de haberse montado en Argentina y Brasil. Pienso que entre nosotras y nosotros se cuentan parte de las y los asistentes al acontecimiento, o al menos, muchas y muchos de quienes vieron pulular fotos y tomas de las mágicas e hipnóticas obras de Yayoi Kusama en medios y redes sociales, de ella, la artista viva más famosa y mejor valuada del mundo.

¿Hay alguien entre nosotras y nosotros que se haya interesado, más allá de la selfie obligada en la infinidad de puntos de colores y de formas, en la biografía de esta mujer que a sus 94 años sigue creando arte? Quizás para la gran mayoría todo quedó en la anécdota de que el arte de Kusama es su terapéutica para sobrellevar sus padecimientos mentales o que, la ya anciana artista, vive desde 1977 por voluntad propia en una institución psiquiátrica en Japón. Mas, ¿cómo llegó a todos estos lugares que citamos?, ¿cuál ha sido su recorrido tanto vital como artístico?

Este 28 de enero, a las 22:00 horas, a través de Cinema 22 de 5 estrellas, Canal 22 estrena el documental Kusama: Infinito (2018) de la directora norteamericana Heather Lenz, interesada profundamente en las historias de heroínas, pioneros y outsiders que se han abierto camino en los mundos del arte, el diseño, la sostenibilidad o la ciencia. En este filme, por el que la también escritora y productora es más reconocida, nos adentra a la vida de la japonesa, quien desafió el sexismo, el racismo y el estigma de la enfermedad mental para erigirse como artista, una de las más trascendentes de la escena contemporánea a nivel internacional.

El filme reúne las voces de la propia Yayoi, así como de figuras destacadas del arte, como Frances Morris, directora del museo Tate Modern; especialistas, como Midori Yoshimoto, profesora de Historia del arte en la Universidad de Nueva Jersey, o Judith E. Vida, psicoanalista y coleccionista de arte; y de amigos y promotores de la artista como Akira Ilnuma o Tadashi Aruga; por citar a algunas y algunos. Es a través de sus testimonios y saberes, acompañados por imágenes y videos de archivo, que Heather Lenz presenta los momentos en la biografía de Yayoi Kusama que dan cuenta de su compleja personalidad y de su increíble e innovadora producción artística.

Originaria de la ciudad japonesa de Matsumoto y proveniente de una familia con un buen negocio agrícola, Yayoi Kusama supo desde niña que quería dedicarse a la pintura, pero fue su madre la primera persona que buscó arrebatarle esta posibilidad. De joven, frente a la imposición del matrimonio y de otros roles de género que prevalecían en el Japón de los 60, Yayoi escapó hacia Estados Unidos para realizar su sueño de ser artista. En la “tierra de la libertad”, a pesar de su genio y su talento, topó de nueva cuenta con el sexismo, el cual, sumado a la discriminación racial, agravó el estado de su salud mental. Frustrada y con un diagnóstico de neurosis obsesiva compulsiva, Kusama vertió en arte su obsesión y emergieron las pinturas infinitas, las esculturas blandas y las instalaciones con espejos en las que puso en juego estos elementos y, de paso, en jaque la posición central que el espectador había tenido entonces frente al arte.

Para finales de la década de los 60, los reconocidos artistas Andy Warhol, Claes Oldenburg y Lucas Samara debían su éxito a un infame plagio de las disruptivas creaciones artísticas de Yayoi Kusama, como sus sillones plenos de falos o las instalaciones Aggregation: One Thousand Boats Show y The Peep Show. Esto, aunado al casi nulo reconocimiento de su obra, la llevó a una profunda depresión y un intento de suicidio. Para los primeros años de la década de los 70, la producción de la artista se volvería más subversiva y las performances Happening, en las que vindicaba la diversidad sexual y criticaba la Guerra de Vietnam en el espacio público, le merecieron severos señalamientos del conservadurismo reinante tanto en Estados Unidos como en Japón.

El arte de Kusama vivió un periodo de ostracismo en la esfera artística internacional durante 20 años y cuando ella percibió los primeros signos de esta marginalidad regresó a Japón, en 1973, pero el encontrarse con un retraso en el ámbito artístico nipón y el rechazo de sus compatriotas, la sumió de nuevo en la depresión y en el suicidio. Fue entonces que decidió internarse en un psiquiátrico en el que había terapia artística, el camino más viable para ella, quien, a pesar de todo, quería seguir viva y crear arte, ese lugar donde ella transforma su trauma y su miedo infinitos en mensajes de amor y esperanza, igualmente infinitos.

Una retrospectiva de su obra, expuesta en 1989 en el Centro Internacional de Arte Contemporáneo de Estados Unidos es la razón por la que esta artista ahora nonagenaria ha sido reivindicada en la historia y el mundo del arte. Descubre el resto de su historia y todos los detalles de su trajinar existencial en este estreno del Canal Cultural de México, ¿o te lo vas a perder?


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