Navidad llegó a la ciudad

Por: Aurora Mayerstein

Así seas de los que ponen su arbolito desde noviembre o de los que rolan los ojos cada que se menciona la Navidad, hay algo a lo que nadie puede resistirse en estas fechas, además de la deliciosa comida: las canciones.

A la primera ventisca de diciembre el menú musical en estaciones de radio, centros comerciales y hasta en las sugerencias de YouTube, se transforman y ya sean los clásicos navideños, las propuestas originales o algún nuevo cover, las piezas navideñas siempre logran atraparnos.

Si bien la remembranza inicial al pensar en canciones navideñas son los villancicos tradicionales, la música decembrina ha cambiado radicalmente a lo largo de los siglos. Los primeros villancicos, en realidad, no nacieron con el propósito de rendir tributo a Cristo, ni para celebrar la festividad cristiana, sino que, surgieron a partir de la modificación de canciones populares mucho más antiguas de carácter pagano – basadas en noticias locales o situaciones y vivencias cotidianas, con un tono satírico –, como parte del proceso de evangelización durante el medievo.

Con el tiempo, los cánticos navideños comenzaron a variar sus temáticas, al enfocarse más en la festividad, las costumbres, la comida y la unión familiar, en lugar del nacimiento de Jesús en sí, lo que dio pie a que la música navideña retomara su origen popular y la convirtió en un género musical por sí solo.

Aunque es cierto que un gran porcentaje de la música decembrina aún está conformada por canciones que retoman aspectos religiosos, hay un sinfín de canciones que nada tienen que ver con la fe. Algunos ejemplos de las canciones navideñas más conocidas y pegajosas, lejos del cristianismo, son las siguientes.


Santa is coming to town

“Te observa cuando duermes, te mira al despertar, no intentes ocultarte de él, pues siempre te verá […] no intentes huir, Santa Claus llegó a la ciudad”.

Con la promesa (o quizás amenaza) de la llegada de Papá Noel, esta canción es una de las más populares en las fiestas decembrinas. Aunque ha sido traducida a diferentes idiomas, la versión original en inglés de Santa is coming to town, fue compuesta por John Frederick Coots y Haven Gillespie en 1932 e interpretada, entre otros, por Frank Sinatra, y es una de esas melodías que, a pesar de lo perturbadora que parece su letra al quitarle su animoso ritmo al estilo de Big Band, es una de las infaltables en la rockola navideña.



Feliz navidad

Con una pegajosa y repetitiva letra, escrita e interpretada por José Feliciano en 1970, este himno navideño al espanglish es uno de los hits internacionales más populares de esta época. Con múltiples versiones y en el lugar número 15 del ranking de canciones más populares en Estados Unidos, esta canción logra unir gente, no solo con los buenos deseos que expresa, sino con la oportunidad que brinda, tanto a hispano como anglohablantes, de pronunciar incorrectamente el idioma del otro de manera igualitaria.



All I want for Christmas is you

Co escrita e interpretada por la cantante estadounidense Mariah Carey en 1994, para su primer álbum navideño Christmas, esta canción es una combinación entre tema de natividad y canción de amor. A pesar de ser relativamente nueva y de las más recientes en esta lista, All I want for christmas is you ha logrado posicionarse ya como un estandarte navideño, a la par de los grandes clásicos.



Baby it cold outside

Durante una fría velada, un joven coquetea con una tímida, pero interesada señorita y, mientras el mundo afuera se paraliza, ellos se dejan llevar por el gélido y romántico aire que caracteriza a esta época del año. Esta canción, escrita por Frank Loesser en 1944, es uno de los ejemplos más claros de esas canciones que inmediatamente relacionamos con Navidad y, curiosamente, nada tienen que ver con la fecha, pero igual no podemos dejar de escuchar.



Jingle Bell Rock

Por supuesto, no se podía cerrar esta lista sin mencionar el rock de los cascabeles. Esta canción, interpretada por primera vez por Bobby Helms en 1957, fue escrita por Joseph Carleton Beal y James Ross Boothe a modo de extensión de la canción predecesora, Jingle Bells (1857), la cual en realidad nunca fue intencionada para ser un clásico navideño, sino que fue compuesta para celebrar el Día de Acción de Gracias, pero con el tiempo, se fue relacionando más con Navidad y se ha vuelto, sin duda alguna, un clásico de clásicos.