Por: Geovanny Villegas

Paco de Lucía: la renovación del flamenco

En realidad, más allá de tocar para el público, toco para mí: para Paquito, que duerme en brazos de Lucía, su madre, saciao tras alimentarse de su cuerpo; para Paco, el chaval reservao que escucha a su padre tocar en el barrio gitano todas las noches; y, ahora, para este vejestorio que se refugia, cansao de tanto andar, bajo un flamboyán, en una costa del Golfo de México, a miles de kilómetros de casa.

Francisco Sánchez Gomes nació en Algeciras, España, el 21 de diciembre de 1947. Desde pequeño, las condiciones económicas de su familia lo obligaron a abandonar la escuela para trabajar y ayudar a sus padres: Lucía Gomes, La portuguesa, y Antonio Sánchez, quien se ganaba la vida tocando en las fiestas y festivales de la región.

En un principio, el interés de Paquito no era hacer travesuras, sino prepararse para ser un gran cantaor; no obstante, su carácter hermético lo encaminó a otra senda: la guitarra.

Debutó en la radio local a los diez años, y al año siguiente formó, junto con su hermano Pepe, el dúo Los chiquitos de Algeciras, cuya primera producción fue galardonada en el Primer Concurso Internacional de Arte de Jerez en 1962.




A pesar de su corta edad, en este álbum ya se aprecia con total claridad el dominio que Paco tenía sobre el instrumento. Incluso, destaca su intención por otorgar a la guitarra un papel más dinámico y no sólo relegarla a armonizar la melodía que interpreta el cantaor.

Tan sólo cinco años después se unió al grupo de José Greco, un bailarín italiano de ballet clásico que alcanzó la fama mundial a mediados del siglo XX. Hasta este momento, el repertorio de Paco de Lucía se limitaba a las canciones de Niño Ricardo; sin embargo, en la primera gira por Nueva York su carrera dio un giro después de conocer a Sabicas —otro de los guitarristas flamencos más importantes del momento—, quien, además de reconocer su talento, lo alentó a trabajar en composiciones propias.

A partir de ello, la carrera de Paco de Lucía fue viento en popa y en 1968 conoció a Camarón de la Isla, la pieza perfecta para complementar sus canciones:




Este dueto, así como los que realizó a lo largo de su carrera con Juan Cantero y El Lebrijano, le permitió experimentar con armonías y ritmos nuevos para equiparar el papel de la guitarra con la voz.

Sin embargo, a pesar del éxito que obtuvo junto con Camarón, las rencillas fueron minando, poco a poco, la amistad entre estos dos personajes, hasta la separación final, en 1992, cuando el cantaor murió a causa de cáncer pulmonar.

Para 1973 las composiciones de Paco eran un faro para las nuevas generaciones de músicos, bailarines y cantantes; el flamenco ya no era un género local y popular, sino un fenómeno mundial que cada vez reunía más y más adeptos.

Así, el quinto disco en solitario, Fuente y caudal, consagró a Paquito como el guitarrista flamenco por antonomasia: en este álbum recopiló Entre dos aguas, una rumba, que, como dato curioso, es un tema totalmente improvisado.




En este punto de su trayectoria, Paco cambió por completo el esquema del flamenco, ya que colocó a la guitarra como el instrumento solista, mientras que el baile y el canto, cuando los incluía, eran elementos que dialogaban con sus improvisaciones.

Cabe mencionar que, además de sus aportaciones en la técnica y estructura melódica, el guitarrista español agregó nuevos instrumentos al género, como el bajo eléctrico, el laúd árabe y el cajón peruano:




Incluso expandió los límites del flamenco en colaboraciones con músicos de rock y jazz, como Carlos Santana y Chick Corea, respectivamente.




En el 2014, cansado de las exhaustivas giras, Paco de Lucía se instaló en su casa ubicada en Playa del Carmen, México. En este edén, rodeado de frondosos flamboyanes, el 25 de febrero murió a causa de un infarto. Un rasgueo abrupto, como los que solía hacer en su guitarra para marcar un nuevo comienzo.