Por: Mariana Casasola

El explorador del tiempo en movimiento


Pocos artistas han pensado y adorado la naturaleza tanto como el jaliciense Gerardo Murillo (1875-1964), mejor conocido como Dr. Atl. Pintor, observador, estudioso de los paisajes y sus misterios. Enamorado a muerte del Valle de México, de los volcanes, la arqueología y la historia. Anduvo a pie todos los caminos posibles del territorio fantástico que llamamos patria y muchos otros parajes en el mundo, emulando los colores y los vientos, llegó a simplificarlos en los trazos más finos e inteligentes.

Junto a José María Velasco, Murillo se encuentra indiscutiblemente encumbrado como el gran paisajista de América. Pero mientras Velasco congelaba el tiempo del paisaje, capturando fotográficamente las vistas, Murillo aceleraba la naturaleza, dinamizando las nubes, los ríos, las erupciones volcánicas. Atl, autobautizado así por el vocablo náhuatl que significa agua, pintaba el color en movimiento.

Explorador, periodista, activista revolucionario, su obsesión tanto mística como científica con los volcanes lo llevó a escalar frecuentemente el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl, y en 1943 a abandonar todo lo que hacía en la Ciudad de México para mudarse a Michoacán a presenciar y registrar (en texto, dibujo y pintura) el nacimiento del volcán Paricutín. Además, durante toda su obra, le dedicó una pasión desbocada al Valle de México, un interés incansable por plasmar el dramatismo de su geografía que sólo tuvo límite en la capacidad vital del pintor.

Este año se presenta en la Ciudad de México la oportunidad de observar esos trazos únicos en la exposición montada por el Museo Nacional de Arte titulada ATL, fuego, tierra y viento; sublime sensación, una muestra que contrasta los trabajos de Atl sobre la violencia volcánica en sus registros de 1943 al 45 en torno al nacimiento del Paricutín y por otro lado la serenidad campestre de su basta fase paisajística.

Cabe destacar que esta es la primera vez que el MUNAL le dedica a Murillo una exposición autónoma, así que para eso se reunieron aproximadamente 130 piezas de arte, además de litografías, reproducciones fotográficas y diversos impresos; una tarea a cargo de Víctor Rodríguez Rangel, curador del acervo del siglo XIX del Museo Nacional de Arte, quien buscó las obras no sólo en el acervo autónomo del museo, también en colecciones particulares y en el hermano Museo de la Acuarela.

También, con el objetivo de enmarcar la obra de Atl en su especial contexto histórico, en esta exposición se muestran trabajos de José María Velasco, Carlos Rivera, Cleofas Almanza, Joaquín Clausell, y otros pintores mexicanos que como Atl se arrojaron a caminar y escalar para captar los valles, nevados y bosques montañosos que daban forma a este territorio.

La imperdible ATL, fuego, tierra y viento podrá visitarse hasta el 29 de septiembre de 2019. Para consultar más información de esta exposición, ingresa a la página oficial del MUNAL aquí.