Durante los agitados años 70 en los que la lucha por los derechos sociales dividió a las masas, Ron Stallworth, un policía de Colorado Springs —el primer policía afroamericano y el más joven de su sección— decide asumir el riesgo de intentar infiltrarse en el más grande grupo supremacista blanco de Estados Unidos: El Ku Klux Klan ¿Cómo lograría que el KKK lo aceptaran siendo negro? Por teléfono era sencillo, tenía un lenguaje fluido y libre de jerga, y por supuesto nadie lo veía. Pero qué haría cuando lo aceptaran y tuviera que presentarse frente a la congregación regional. La respuesta fue utilizar a un compañero blanco —judío— para que se hiciera pasar por él. Así pues, existían dos Ron Stallworth.
El libro Black Klansman del propio y verdadero Ron Stallworth relata esta historia que, aunque suene a ficción, está basado en una historia verídica. La publicación fue llevada al cine en 2018 por Spike Lee bajo el título El infiltrado del KKKlan, que lo mismo es entretenida y divertida —cargada de sátira— que denunciadora del racismo impune. Este 2019 ha estado nominada en toda la temporada de premios cinematográficos que abren el año, entre ellos los afamados Premios Oscar. En estos se encuentra compitiendo por Mejor Película, Mejor Director —Lee—, Mejor Actor Secundario —Adam Driver—, Mejor Guion Adaptado, Mejor Montaje y Mejor Banda Sonora.
En esta última categoría rivaliza con otras destacadas cintas como El regreso de Mary Poppins, Isla de perros, Pantera Negra y la poderosa historia de El Blues de Beale Street. A pesar de tener rivales fuertes El infiltrado del KKKlan se perfila para ganar esa categoría.
La música original fue compuesta por el jazzista estadunidense Terence Blanchard, destacado trompetista, arreglista y compositor del sui generis. Acá puedes conocer la banda sonora original.
Otra parte destacable de la cinta es la selección musical de la época. A lo largo de poco más de dos horas que dura el filme se puede disfrutar de temas de James Brown, The Temptations, The Edwin Hawkins Singers, Looking Glass y Prince con Mary Don't You Weep que, para cerrar la realización de Spike Lee, acompaña imágenes crudas de filmaciones actuales —y verídicas— de mítines que dejan en evidencia que el odio y el racismo están lejos de ser exterminados.
No hay lugar para el odio, sólo para el amor y la música.