Pantalla Sonora

Brian Wilson, el genio detrás de los Beach Boys

Por: Nico Ruiz
Gaceta Nº 237 - 16 de junio, 2025


Falleció uno de los más importantes genios musicales del siglo XX, el creador de los Beach Boys; el más atormentado compositor de pop ligero, el hombre que tuvo todo y lo perdió.

Muchos recuerdan a Beach Boys, pero pocos saben la historia atormentada del genio detrás de su música.

Cuando compuso, escribió y produjo uno de los discos más importantes del pop estadounidense, Brian Wilson tenía sólo 23 años. El genio detrás del Pet Sounds de los Beach Boys utilizaba a sus hermanos como instrumentos. Tenía un oído privilegiado. Imitaba sonidos de barcos con chelos, traía cabras al estudio de grabación, utilizaba cuernos franceses en un álbum de pop californiano surfero de verano. Wilson no era normal. Encontraba un patrón de notas y lo podía ver frente a él. Creaba composiciones complejas que siempre parecían sencillas.

¿Pero qué le sucedió? ¿Por qué se hundió? ¿Y cómo acabó 10 años bajo el mando de un psicólogo explotador?

Después del Pet Sounds, Brian Wilson nunca fue el mismo. Comenzó a abusar de drogas y alcohol, se descuidó y comía compulsivamente. Se encerraba por temporadas enteras sin salir casi de un cuarto arriba del estudio de grabación de sus hermanos. Siguió produciendo y componiendo de manera errática, claro, porque Wilson a medio gas valía más que muchos a tope de creatividad. Pero su familia se preocupaba. Las finanzas del grupo iban en picada y su consumo de drogas arrasaba con todo. Era profundamente autodestructivo y, cuando murió su padre, empeoró.

Finalmente, su familia recurrió a Eugene Landy, un psicólogo que prometía curar adicciones con un tratamiento intensivo… y muy caro. Mejoró Wilson, pero la familia despidió a Landy por pedir un aumento que equivalía a dos millones de pesos al mes en ese momento. Un par de años después, le rogaron que regresara. Ahora no nada más quería honorarios exorbitantes, sino que pidió el control total, creativo y financiero sobre Brian Wilson. Así empezó el martirio del genio, atrapado por un psicólogo que lo manipulaba y drogaba a conveniencia.

Durante diez años, Wilson estuvo entre sus garras. Todo lo que componía era escrito por Landy. Todas sus regalías iban para Landy. Estaba completamente aislado de familia y amigos, hasta que todo reventó. Wilson escribió una autobiografía donde plagiaba a sus propios biógrafos, en ella difamaba a todo mundo y todo mundo lo demandó: familiares, amigos, hasta su mamá. Pero de algo sirvió, todas las demandas terminaron acabando con la relación de Landy y Wilson. Su compañía quebró y, gracias al apoyo de su nueva esposa Melinda Ledbetter, logró separarse de Landy e imponerle una orden de restricción.

Brian se liberó de su más dura cárcel, una que le quitó casi toda su fortuna y lo mantuvo drogado y encerrado por más de diez años. No sería la primera, ni la última vez que se levantaría de la quiebra total. Wilson volvió a tocar y volvió a sonreír. Y siguió haciéndolo hasta su muerte. Con las teclas era feliz, ese hombre que escribía canciones tan brillantes y tristes.

Hoy, el sol brilla un poco menos, Brian. Sólo Dios sabrá lo que haremos sin ti.



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