19 de agosto de 1839. La Academia de Ciencias le otorga al mago de la imagen, Louis Daguerre, una pensión vitalicia tras inventar el primer método fotográfico eficaz que hoy lleva su nombre, el daguerrotipo. Un proceso poco intuitivo, pero altamente ingenioso en donde la imagen se formaba sobre una superficie de plata pulida a modo de espejo. Primero se exponía la placa a vapores de yodo para que fuera fotosensible y posteriormente, la imagen se revelaba con partículas de aleación de mercurio y plata. Más adelante, para reducir los costos de esta práctica, se optó por utilizar cobre plateado para la placa.
Como buen descubrimiento histórico, la traición y el accidente eran elementos que no podían ausentarse en la narrativa. Daguerre no estaba sólo, de hecho, fue gracias a su compañero Joseph Nicéphore Niépce que la química entró a la jugada como materia relevante en la labor fotográfica y no, no planeaba encontrar el hilo negro en su armario, sin embargo, después de unos días de dejar accidentalmente una placa expuesta en su armario químico, Louis descubrió que se había convertido en una imagen a causa del mercurio que se evaporaba y actuaba como revelador.
Los calendarios lo marcan simplemente como el Día Mundial de la Fotografía, algunos curiosos o fotógrafos acérrimos sabrán del daguerrotipo, pero en este Para dar la vuelta, conmemoramos desde la colecta que más se ha beneficiado de esta materia, abaratándola sí a clics de me gustas, comentarios y compartidos, pero que, en ocasiones, también ha servido para llevar el arte fotográfico a rincones inesperados del mundo y cautivar las pupilas más escépticas, hablamos por supuesto, de Instagram.
Fotógrafo de arte y director de cine, Rob crea cada obra de arte mientras se esfuerza por capturar una vida que se entreteje entre hilos de realidad, memoria y sueños.
Sus poemas visuales abarcan por igual identidad queer, sistemas de adopción, equidad racial y justicia ambiental, plasmados sobre óleos que van desde desiertos, mares y lagos, hasta la bulliciosa Nueva York, pasando, por qué no, por el surrealismo del Jardín Escultórico Edward James.
Ganador del Premio Pulitzer en 2023 y del World Press Photo el mismo año, el fotoperiodista de guerra ucraniano no ha dudado en utilizar su lente a modo de protesta desde aquel 24 de febrero de 2022, cuando las fuerzas armadas rusas invadieron su país.
Su nombre pasó a la historia tras capturar la Foto del Año, una escena en donde servicios de emergencia tratan de salvar la vida de una mujer de 32 años que acababa de perder a su bebé en el bombardeo de un hospital mientras suplicaba que acabaran con su dolor.
Antes de este conflicto, el también cineasta ha cubierto la guerra en Ucrania desde 2014 tras la anexión de Crimea al territorio ruso, así como un seguimiento a las protestas en Bielorrusia, la guerra de Nagorno-Karanaj y la evolución de la pandemia en 2020.
Geógrafo de formación, decidió especializarse en el paisajismo y en 2018 obtuvo un Récord Guinness por capturar la foto panorámica más grande de la historia; el retrato de la Lagoa Misteriosa en Mato Grosso do Sul fue tomada tras dos años de trabajo en 28 disparos totales tomados desde la misma ubicación. Este lago es famoso por su profundidad, pues ningún buzo ha encontrado hasta ahora el fondo.
Actualmente, su trabajo también ha incursionado en la realidad virtual, rama en la que, tras una década de dedicación, el fotógrafo obtuvo el primer lugar de la categoría en los Pano Awards con su obra Pandora 360°, un retrato nocturno del parque nacional Chapada dos Veadeiros.
Si bien la relación fotografía-Instagram es bastante compleja, sin duda la segunda ha brindado un valioso espacio a la primera, convirtiéndose además en una herramienta inexorable de promoción, inspiración y descubrimiento.