El Siglo XX bien podría ser recordado como el Siglo del Rock; permítaseme una breve explicación a algo que suena a frase de tío solterón en fiesta familiar con cuba en mano y playera negra deslavada. Decía con desdén un respetado decano de filosofía griega todos ustedes son hijos del rock, y es que, gustemos de él o no, el rock como género, en sus aproximadamente 100 años de existencia, ha cimentado gran parte de la industria musical contemporánea como la conocemos, además de que su influencia se ha regado en todas partes hasta tener una cantidad casi infinita de ramificaciones entre géneros, sub-géneros, sub-sub-géneros, fusiones, mezclas y apropiaciones. Si usted lee esto, y tiene menos de un siglo de edad, probablemente también sea hijo del rock.
Esta situación no está exenta de ironía, el rock siempre ha marchado bajo la bandera de la rebelión ¿contra quién? Todo el mundo, el establishment, el poder, la autoridad, la política, la religión, la familia tradicional, el arte académico, el aburrimiento, la educación, las costumbres, los demás géneros musicales, los esquemas anteriores, los actuales, y casi en contra de sí mismo. Por ello es sorpresivo ver el serio y monstruoso edificio corporativo construido en torno a este espíritu de rebeldía; dice una canción de Rush: Uno intenta creer en la libertad de la música, pero (…) se deshace la ilusión de la integridad.
Pero música de rebelión hay de muchos tipos ¿Cuáles son las fronteras del rock? ¿Qué es aquello que lo define? Que el más valiente arroje la primera piedra; como es el caso del arte en un sinfín de ejemplos, en especial en esta ocasión al estar hablando de una expresión de música popular, resulta casi imposible dibujar límites claros de lo-que-es y lo-que-no-es rock. Aquí cabe hablar de un punto fundamental para la difusión del rock a nivel mundial: los medios de distribución. Quién sabe cuál sería el destino del género de haberse encontrado en un mundo sin radio, bootlegs, cassettes, tv, tiendas de discos, internet o streaming. Por lo mismo, el rock ha funcionado como un gigantesco laboratorio sonoro, donde, pese a los gruñidos de confundidos puristas, la anchura del matraz es solo definida por la curiosidad del músico en turno.
Al final esto nos deja con un mosaico interminable, un crisol infinito que opera como un círculo cromático de géneros musicales, donde el azul no es naranja, pero, si uno se fija, hay un camino que lleva hasta él. Pero alto, detengamos la disertación de tío calvo, voz arrastrada y playera de Caifanes. Si tan universal es esta fiesta, ¿por qué al hablar de rock nos encontramos siempre con los mismos dos idiomas, y apenas un puñado de nacionalidades que, si bien nos va, acumula seis banderas?
Al menos esa parece ser la experiencia regular mexicana. No somos ajenos al rock hispanoamericano, los enormes aportes de nuestro país y, por supuesto, la cuna dividida de todo este asunto: Inglaterra y Estados Unidos. Pero ¿Sólo ahí vive el rock? ¿No hay más? Claro que lo hay, y mucho.
Sería una necedad creer que en la época de la comunicación masiva algún tipo de género artístico va a estancarse en sus características natales. El arte siempre ha mutado, adaptándose a los contextos y formas de sus creadores. En el caso del rock, pese a estar cooptado por una industria que no sale en la mayoría de los casos de las expresiones anglosajonas e hispanas, para fortuna nuestra existe en todos los idiomas y regiones. Esto permite además que el género se nutra de temáticas y estilos musicales de artistas que buscan sus propias formas para expresarse.
Por todo lo anterior, y para festejar el Día Mundial del Rock el 13 de julio, en este Pantalla Sonora te recomendamos cinco bandas de diversas partes del mundo que no interpretan música en inglés o en español. Aclarando antes tres puntos que definen el criterio de esta selección: la intención de la lista es salir de algunos ejemplos clásicos (es notoria la ausencia de Rammstein por ejemplo) tratando de abarcar subgéneros diversos, no se consideran bandas que, pese a no ser anglo o hispanohablantes nativas interpreten sus piezas en esos idiomas, y por último no se incluyen grupos que interpreten música instrumental, esa es Pantalla para otra ocasión.
Antes creía que el idioma perfecto del Metal era el alemán o alguna lengua escandinava, no, es el mongol. The Hu es un grupo formado en 2018 que ha roto las fronteras de su país natal para brindar un toque de frescura y originalidad al escenario internacional del Folk Metal, o como el grupo lo nombra de manera fundacional: Hunnu rock. Sus cuatro integrantes decidieron formar un grupo que mezclara el heavy metal con instrumentos originarios de su país, destaca el uso del morin khuur (violín cabeza de caballo) símbolo cultural de Mongolia por excelencia y el tradicional canto gutural. La combinación de estos elementos producen un estilo musical único, cuyas temáticas se centran en el relato de leyendas y episodios históricos del país asiático. The Hu ha logrado por su cuenta que el mundo voltee la mirada a una nación olvidada, la menos densa del planeta, logrando colaborar con artistas tan destacados como Jacoby Shaddix de Papa Roach, Lzzy Hale de Halestorm, William DuVall de Alice in Chains o Serj Tankian de System of a Down, participando además en bandas sonoras de videojuegos de Star Wars y en la más reciente gira de Iron Maiden, sirviendo como sus teloneros.
¿Quién dice que el pop-punk sólo existe en California? Formado en la provincia de Pordenone, Prozac+ alcanzó gran éxito en su natal Italia durante los años dorados del género. Desde 1995 el mundo pudo disfrutar de la melodiosa voz de Eva Poles, la guitarra de Gian Maria Accusani y el bajo de Elisabetta Imelio. Recuperando los principios del género, melodías pegajosas en claves agudas, ritmo ágil y una voz potente pero de matices suaves. La propuesta de Prozac+ no se aleja de la temática propia del punk rock, sus letras abarcan dificultades sentimentales, problemáticas colectivas y críticas pesimistas en torno a las drogas, la soledad y el malestar existencial, estos temas les acarrearon problemas en su momento en una nación tan tramposamente conservadora como lo es la italiana. Actualmente el grupo se encuentra disuelto, con el fallecimiento de Imelio en febrero de 2020, pero su legado se mantiene en sus cinco álbumes de estudio; alegría italiana y pesadumbre unk.
Si quien me lee tuvo acceso a la infinidad de memes y trends surgidos en la pandemia de COVID-19 entonces conoce a Молчат Дома, aquí una pista si el nombre no suena: El chavo del ocho electrocutándose.
Molchat Doma es un trío bielorruso de post-punk y dark wave formado en Minsk, la capital del país soviético. Probablemente el grupo rusoparlante más célebre de la actualidad, su caso es el de un producto musical que no se puede despegar de la imagen fría y triste que se le suele atribuir a esa zona del mundo. Aunque su origen data de 2017, el grupo está fuertemente inspirado en la época de la perestroika y de la complicada situación de los países soviéticos a partir de la disolución de la URSS. Las letras del grupo, pese al uso satírico que se puede encontrar en TikTok, son de una profunda oscuridad y tristeza. Mediante la lóbrega voz de Yahor Shkutko, y los sintetizadores y cuerdas de Raman Kamahortsau y Pavel Kazlou, el grupo otorga de inmediato una densa atmósfera gótica apenas se reproduce el material de sus cuatro álbumes de estudio.
Vámonos a los golpes, a los golpes de morras protestando mediante la música contra el conservadurismo y la opresión religiosa. Taqbir es un controversial grupo marroquí surgido en la ciudad de Tánger, en la peligrosa y perseguida escena underground del punk, el hardcore y el ska de Marruecos. Del grupo se conoce muy poco, sus integrantes se cubren los rostros con hiyabs con el fin de ocultar su identidad, temiendo la persecución y censura de la conservadora sociedad del norte de África, la identidad de los miembros, al menos sus verdaderos nombres, se desconoce. El grupo publicó en 2021 un EP en bandcamp y plataformas de streaming, el material consta de cuatro pistas de violentísimo post-punk que grita en contra del conservadurismo de todas las religiones, pero también en contra de la hipersexualización a la mujer en la sociedad occidental. Lleno de guitarras chillantes, armonías violentas y voces llenas de furia, Taqbir es un gran ejemplo de que el rock existe todavía en clave de la protesta más aguerrida posible.
Para cerrar vayamos a latitudes propias, y es que, como casi siempre, solemos olvidar que la lengua castellana no es la única existente en nuestro país, faltaba más.
Vayijel es un grupo formado en 2006 en San Juan Chamula, Chiapas, epicentro de una de las sociedades más tradicionales y conocidas dentro del universo de pueblos originarios existentes dentro de aquello llamado México. Vayijel canta en tsotsil, y su sonido bebe de rock progresivo y metal. Con dos producciones discográficas en su haber, el grupo enarbola una propuesta poco común entre las agrupaciones que encarnan al rock prehispánico, su música hace uso mínimo de instrumentos tradicionales, en sus propias palabras no se enfocan en ser un grupo que priorice la temática sobre lo musical, los cuatro integrantes se enfocan en su sonido, en hacer gran rock con clara influencia de grupos como Pink Floyd o hasta The Pixies; gran rock tsotsil. Su importancia les hizo abrir el festival Cumbre Tajín 2014, poniéndose a la par de nombres como Tool o Primus.
Tras estos cinco nombres brevemente expuestos, le ruego que abandone sus playlists clásicas al menos por un par de días, créame, los grandes exponentes seguirán ahí. Aprovechemos las herramientas a nuestro alcance para ampliar nuestras fronteras y es que, centrar la música en apenas dos idiomas, sería tan necio como cerrar las puertas a la literatura o al cine en otras lenguas. Ampliemos nuestra escucha a otras variedades lingüísticas, ahí se encuentran, esperándonos, grandes tesoros musicales. Aquí cabría la última frase del tío rocker, sobre el género musical como idioma universal, pero basta de clichés, mejor vayamos juntos a escuchar metal indio o surf turco.