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Mad Max: postapocalipsis, sobrevivencia, venganza y mucha gasolina

Por: Rebeca Avila

La bruja de Blair, La noche de los muertos vivientes y Halloween tienen algo en común además de ser no sólo películas de terror sino hitos cinematográficos dentro y fuera de su género. Además de ello, forman parte de las cintas con verdadero bajo presupuesto que han resultado ser un éxito en taquilla. Durante años, hubo una cinta que se mantuvo hasta la cima dentro de los Record Guinness desde su estreno en 1979 hasta el 1999, cuando vio la luz La bruja de Blair, como el filme más rentable jamás producido: Mad Max, de George Miller. Realizada con 350 mil dólares, esta cinta de acción se estima que recaudó 100 millones de dólares y tras esta rompedora cifra para un proyecto independiente cuyo principio era veamos qué pasa, sus amateurs director y productor obtuvieron el presupuesto para retomar ciertos elementos de su primer trabajo y pulirlo con una segunda entrega titulada Mad Max: el guerrero de la carretera (1981).

Pero el asunto no acabaría ahí y quizá la insatisfacción, la sed de más, la falta de elementos y la evolución de estos, hizo que George Miller creara un universo propio que le permitió hacer y rehacer su historia de un mundo distópico donde la devastación y la deshumanización son la orden del día, en donde todo se traduce a las palabras de su protagonista Max Rockatansky Un hombre reducido a un solo instinto. Sobrevivir. En este viaje de lobo solitario en busca de algo más que venganza, hay violencia, gasolina, explosiones, calor infernal y mucha, pero mucha, furia.

45 años después de la primera, llega una nueva entrega para unirse a la odisea motorizada en el desierto; al universo que comenzó con Max Rockatansky como el vengativo y desmoralizado jinete al volante, protagonista de estas historias, se une Furiosa: de la saga Mad Max, una precuela donde el guerrero ochentero no figura, pues quien protagoniza en esta ocasión es Imperator Furiosa, personaje que incursionó en Mad Max: Furia en la carretera, de 2015. A diferencia de otros universos cinematográficos, el de Miller no es tan complejo, ni siquiera hay que verse todas las cintas previas para lograr comprender la historia de Furiosa, pero si quieres disfrutar de los guiños que ofrece esta no indispensable precuela, en este Top Cine te traemos una breve guía para disfrutar de la saga Mad Max. Sujétate fuerte.



Mad Max. Salvajes de autopista (1979)


Según el documental The Madness of Max estrenado en 2015, rodar la película que lo inició todo fue una empresa sobrecogedora por varios motivos. Aunque el contexto siempre se pensó en el futuro, debido al presupuesto, no fue posible plantearla en el postapocalisis. Así que la historia de Max Rockatansky comenzaba sólo en un futuro no muy lejano. Interpretado por un debutante Mel Gibson, Max es un policía cuya cuadrilla está en una cruzada por detener a bandas de motociclistas que aterrorizan los caminos y los pueblos que recorren. Estos vándalos hijos de la marginalidad carecen de una motivación más allá de la oportunidad: violencia gratuita, el fuerte contra el desamparado, sus encuentros con sus víctimas son del todo menos justas; mujeres violadas, parejas ultrajadas y asesinatos a manos de sujetos armados con arcaicas herramientas y su propia brutalidad. Pero esta no es una historia de policías buenos vs pandilleros malos, sino de quién tiene el poder y la oportunidad para ejercer la fuerza sobre otros. Max Rockatansky tiene una brújula moral que se apaga cuando estos motociclistas terminar con el motor de esos límites: su esposa e hijo.

Cuentan las anécdotas del documental, que el rodaje se llevó a cabo con gran entusiasmo y que, en él, todos hicieron más allá de su rol técnico permitiendo que esos 350 mil dólares se convirtieran en el blockbuster de su momento y en lo que hoy en día es para la cultura pop el fenómeno de Mad Max.


Mad Max 2. El guerrero de la carretera (1981)


La segunda entrega de la saga no es una continuación en sí, pero sí ofrece una historia más redonda en cuanto al protagonista (que ahora tenía un móvil para andar por la carretera que no fuera el deber del trabajo) y los villanos (sádicos saqueadores). Ahora, el paisaje (que sigue siendo la carretera desértica) sí se encuentra en un mundo postapocalíptico donde los recursos escasean y la moneda de cambio es la gasolina. En ese sentido algunas comunidades han logrado, gracias a sus capacidades, controlar el abasto del combustible (¿los buenos?) y los rufianes nómadas buscan irrumpir en estas pequeñas ciudades en medio de la nada para hacerse con el oro negro. Sus métodos son violentos, sí, pero buscan lo que todos en un mundo desolado: sobrevivir a cualquier costo. El héroe Max quiere lo mismo, combustible para seguir su camino y en su intento por conseguirlo, termina convencido de ayudar a esta tribu de refinadores de petróleo para salvar sus vidas de los saqueadores.

Una de las cosas que más caracterizan a esta primera parte de la saga es el vestuario. Con trajes de cuero en medio del desierto, los malos han pasado de ser motociclistas con vestimentas punks a usar trajes sacados del imaginario sadomasoquista, mientras que los buenos visten una mezcla entre Lawrence de Arabia y cavernícolas, pero con protecciones más acrílicas o metálicas. A excepción de Max, que todo el tiempo vestía pantalón, chaqueta y botas de piel en el desierto, pero él está más allá del bien y del mal.


Mad Max 3. Más allá de la cúpula del trueno (1985)


Mismas circunstancias distópicas, otra moneda de cambio: la energía eléctrica es suministrada por un sistema que funciona con excremento de cerdo en cantidades industriales. Ese bajo mundo, que provee de electricidad a una de estas ciudades precarias, es dominado por un hombrecillo muy listo que logra tener el control gracias a la fuerza bruta de un gigante de poca capacidad mental. La cúpula del trueno es aquí en el sentido literal una jaula redonda donde dos combatientes entran y sólo uno sale. El que entra ahí es Max y por supuesto que sale, luego de haber desestabilizado a ese sujeto gigante por órdenes de Tía Ama, interpretada por Tina Turner (descuida, no se convierte en un musical), la líder de esta civilización.

Desterrado en el árido desierto por no cumplir a la perfección su misión, Max termina en una suerte de isla de Nunca Jamás, con una tribu de niños que representan el regreso a la caverna del pensamiento, esperando por un salvador, una vieja leyenda con su propia mitología y añorando ser llevados a esas grandes y prósperas ciudades de concreto y luces que había en su pasado. Aquí la esperanza es lo único que queda por abandonar.


Mad Max: Furia en la carretera (2015)


Con la llegada del nuevo milenio y los avances tecnológicos surgió la oportunidad de que George Miller le diera una vuelta más a su historia y, con un presupuesto mayor que la primera vez (170 millones de dólares y 380 millones recaudados en taquilla), Mad Max: Furia en la carretera cuenta un nuevo episodio de Max Rockatansky.

Atormentado por las voces de aquellos a los que no pudo salvar y mientras devora una lagartija policéfala que se cruza en su camino, se encuentra en un mundo sin rastro de civilización sacudido por las guerras y llevado a la devastación ambiental, donde la pelea a muerte ya no es por combustibles sino por el agua. Este Max (interpretado por Tom Hardy), que parece estar en algún punto temporal no muy lejano de sus tres cintas predecesoras, es atrapado por el ejército de Medias vidas de un tal Inmortal Joe, el señor de la guerra.

Además, es sometido a ir atado a la parte delantera de un carro de guerra cuyo jinete es parte de una horda que persigue un camión de guerra que lleva más alimentos y provisiones: traslada a las cinco esposas jóvenes, las reproductoras, de Inmoral Joe y es conducido por la insurgente Furiosa: una asombrosa lugarteniente con una prótesis mecánica de brazo. Al igual que Max, ella es peligrosa, ama y domina la velocidad y no sabemos al inicio cuál es su motivación, pero tiene un propósito: la justicia y sobrevivencia para los desprotegidos y para ello dejará en el camino, literal y figurativamente, el alma y la carne si es necesario.

Con esta readaptación de su propio clásico -con la que emula la hazaña de Hitchcock cuando hizo su propio remake de El hombre que sabía demasiado (1934 y 1956)-, que fue celebrada también cuando se estrenó en Cannes en 2014 y triunfó en los Oscares ganando seis premios -entre ellos mejor diseño de producción, mejor edición, mejor vestuario y mejor mezcla de sonido-, colocó al género de acción como un referente de la experiencia cinematográfica, una perla en medio de una maquila de películas de superhéroes, disparos y explosiones que suceden casi de principio a fin con pantalla verde de fondo, convirtiéndola en una de las mejores películas de acción de la historia y la mejor en lo que va del siglo XXI.


Furiosa: de la saga Mad Max (2024)



Una de las claves del éxito de Mad Max: furia en el camino fue que a pesar de los recursos digitales de nuestros tiempos su impresionante proeza visual es justo eso, efectos visuales, mecánicos, creados por ingenio humano. Los autos montados uno sobre otro, conciertos en un camión en movimiento con un guitarrista que lanza llamas de su instrumento, carreras en medio del desierto (de Namibia porque Australia esta vez fue implacable para poder rodar), todo es real. Anécdotas sobre el suplicio que resultó para toda la producción rodar más de 90 días en el desierto africano sobran en internet.

En esta precuela que es Furiosa, donde justamente se narran los orígenes de esta guerrera de la carretera, abundan, sí, los trucos digitales, pero las referencias del espíritu de Mad Max están ahí: héroes atormentados que pasan de vagar en solitario, no únicamente sobre las ruedas sino a nivel interior (dejan de revolcarse en su soledad para volcarse en la supervivencia de los más débiles), la lucha por sobrevivir en un mundo abandonado a merced de los que ejercen la violencia, una figura en medio del sol y polvo de arena que come lo que sea que tenga la suerte de encontrar, un torso de maniquí que sirve de estandarte, lo despiadado de la guerra, la hambruna, la explotación de recursos y del cuerpo femenino, la desolación, muchos V8, mucho diésel y mucha furia como motivación.

Furiosa: de la saga de Mad Max está en cartelera actualmente y la puedes disfrutar en las salas de las Cineteca Nacional.



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