Para bien o para mal es un proyecto que recolecta y recicla colillas de cigarro, con el objetivo de remover estos residuos tóxicos de las calles, las playas y los mares, y convertirlos en objetos útiles y artísticos.
Plásticos de un solo uno. Conducir automóvil. Consumir productos de origen animal. Energías producidas por hidrocarburos. Deforestación. Son sólo algunas de las actividades diarias que desde hace décadas se reconoce que contribuyen altamente al calentamiento global y otras problemáticas ambientales derivadas. Sin embargo, aunque hoy en día se realizan acciones como el reciclaje, la fabricación de objetos ecológicos y procesos sustentables auxiliados por los avances tecnológicos, la realidad es que progreso no siempre implica una mejora, y muchos de nuestros nuevos hábitos de consumo, de comunicación y de vida diaria se han vuelto una bifurcación más en esta maraña que implica vivir en el mundo capitalista globalizado.
Según varios estudios acerca del impacto ambiental digital, cada segundo se realizan 47 mil búsquedas de Google, las cuales generan 500 kilogramos de CO2. Consumir videos en YouTube, al año genera 10 millones de toneladas de CO2, y maratonear en Nexflix genera el 1% de los gases de efecto invernadero. De hecho, mientras lees este artículo, al que muy probablemente llegaste a través de las redes sociales mientras escroleabas, también estás contaminando con CO2. Se estima que al año, internet contamina mil millones de toneladas de CO2, más que todos los aviones del mundo.
Puede ser apabullante enfrentarse a la realidad de que cualquier mínima actividad que realicemos, incluso las que no habíamos considerado, contribuyen, para mal, en el impacto ambiental. Pero para bien, existen pequeñas acciones individuales que pueden ayudar a reducir la contaminación de la Tierra. De entre los hábitos que no percibimos como altamente dañinos está el de fumar. Independientemente de ser perjudicial para la salud, el consumo de cigarro y las colillas residuales están profundamente ligados con la contaminación del suelo y del agua, pues uno solo de estos filtros puede llegar a ensuciar 10 mil litros del vital líquido, por la cantidad de metales pesados que contiene, como plomo, cadmio y arsénico; mientras que también al contacto con el suelo y el sol comienzan a desintegrarse en microplásticos que tardarán hasta más de 10 años en degradarse.
Hablando de acciones individuales y de la problemática de la contaminación por colillas, en Gaceta 22 platicamos con Roberto Palafox, vocero de Para bien y para mal, un proyecto medioambiental con más de 7 años de existencia que ayuda no sólo a concientizar sino a guiar a las personas sobre las acciones a tomar para mejorar sus hábitos de consumo y reducir su huella de carbono. Pero su más grande acción colectiva consiste en recolectar y reciclar colillas de cigarro, con el objetivo de remover estos residuos tóxicos de las calles, las playas y los mares, y convertirlos en objetos útiles y artísticos. “La basura no es basura, sólo es un material que no sabemos ocupar”.
A partir de la implementación de colilleros, como ellos llaman a los contendores de recolecta de colillas, es que la planta de Ecofilter hace la magia con “un sistema de biotecnología a base de hongos provenientes de la corteza de un árbol, los cuales se comen la colilla y la convierten en celulosa”.
Sobre el incremento de recolectores de colillas, nos dice: “El 1% de las personas en el mundo, dos años antes no guardaban las colillas y se iban directamente al bote de basura, porque se pensaba que era su destino final. Pero, aunque estuvieran en la basura, en el momento en que una de estas caía al agua contaminaba 66 litros. Por ello es importante que las nuevas generaciones aprendan qué hacer con sus residuos y poder generar un cambio”.
Palafox también comenta que una de las dificultades que han atravesado es la de dar a conocer el proyecto y su causa entre la población y hacer que cada persona lo convierta en un hábito. Aunque sus colilleros que cuentan con más de cien puntos de recolección a lo largo y ancho del país han resultado una solución a la problemática de los filtros, qué hay de aquellos que aún no conocen o tienen acceso a los colilleros, y peor, que aún vierten estos deshechos en el suelo de las calles y en las playas. En ese sentido, Para bien o para mal también ha realizado campañas de recolección masiva, donde un grupo de embajadores voluntarios se unen a la causa y salen en conjunto a limpiar periódicamente las zonas urbanas y recolectar las colillas tiradas. Sobre estas congregaciones Roberto nos platica que “en marzo realizamos un enveto en el Monumento a la Revolución donde en dos semanas juntamos 1 millón de colillas. Nuestra meta para finalizar el año son 9 millones, de los cuales ya llevamos siete”. Uno de los sectores de la población que el vocero activista asegura que son más susceptibles al cambio y a comprender la importancia de este tipo de acciones sustentables, son las infancias y que es a través de ellos que también han podido llevar su mensaje de concientización a los hogares y escuelas del país.
Otro de los retos que enfrentaron fue, una vez recolectadas las colillas, saber cómo y para qué reutilizarlas y ahí fue donde Ecofilter entró a la contienda. Ya obtenida la celulosa, producto de la descomposición por hongos, había que ver cómo se podía emplear este material; hasta el momento fabrican papel, recubrimiento de interiores y piezas de arte. Pero las posibilidades son infinitas e incluso cuentan con un programa al que nuevos emprendedores pueden acercarse y proveerlos de la materia prima.
Cuando preguntamos a Roberto Palafox sobre la sostenibilidad del proyecto, nos responde que recolectar y reciclar no implica grandes sumas de dinero, pues a través del voluntariado y la biotecnología, el proceso que nos explica es de bajo costo: “el costo más alto es el de la inversión de la maquinaria, alrededor de 1 millón de pesos, pero la biotecnología es con hongos. Nos cuesta tiempo, cuatro meses de almacenar las colillas, colocarlas a luz solar, y ya que tengamos todo el producto usamos aproximadamente 20 kilos de hongos por tonelada de colillas; ya que está la celulosa utilizamos poca electricidad. Como analogía sería el equivalente a ocho computadoras encendidas durante una semana. Pero en términos de efectivo, en realidad el costo es mínimo”.
Ya seas fumador activo o pasivo, unirse al proyecto Para bien o para mal no tiene ningún costo. Cualquiera puede volverse embajador desde su sitio web y registrarse como punto de recolección comunitario (en casa, escuela, negocio u oficina) al cual cada mes acudirán a recoger los colilleros, de manera completamente gratuita.
Ante las constantes noticias nada alentadoras sobre el cambio climático, Roberto Palafox nos comparte parte de la idiosincrasia de Para bien o para mal: “Son muchas las cosas de las que no nos damos cuenta, pero que podemos empezar a sumar y a compartir con otras personas para crear un cambio. Tener un árbol y regalar un árbol; ser consciente ambientalmente sobre tus hábitos de consumo; y dividir el día en tres partes, descanso, trabajo y cultivación, a través de las cuales puedas decidir cómo mejorar para reducir tu huella de carbono”.
Para conocer más acerca del proyecto también puedes seguir sus redes sociales, en Instagram @ecofiltermexico y Facebook Eco Filter México.