Por: Redacción Gaceta 22

Poniatowska, la profesión y el arte de contar

Contar. Ese es su verbo preferido, su verbo natural. Pero a la luz de una trayectoria literaria, tendríamos que agregar el saber preguntar y saber escuchar a los atributos que mejor definen el extensísimo trabajo de Elena Poniatowska, “Elenita” como le llama México muy a su pesar, “Poni” como ella prefiere en todo caso; la princesa exiliada, polaca de familia, parisina de nacimiento y mexicana por convicción y, por sobre todo, la contadora que ha hecho de su obra un recordatorio constante de cómo el acto de escribir es uno de resistencia frente a la amenaza de aniquilación de la memoria y la imposición del silencio.

Al adoptar encantada a este país y su idioma, Poniatowska decidió desde muy joven que se dedicaría siempre a hablar de México, de su magia y su tragedia. Es con esos temas permanentes que se ha ejercitado en casi todas las formas literarias, desde novela, cuento, poesía, ensayo, crónicas, hasta cuentos para niños y adaptaciones teatrales. Sin embargo, ella se considera principalmente, y así se le reconoce y galardona, como periodista. Porque su trabajo preguntando, escuchando, narrando las voces y los hechos que persigue a modo de reconstruir el pasado y explicar el presente, ha tocado toda su obra literaria. No es una autora que se vuelque totalmente por lo ficticio. Sus temas, preocupaciones y personajes están basados inevitablemente en personajes reales y muchas veces históricos.

Una reportera de a pie que a fuerza de encanto y mérito se ha posicionado en lo más alto de las letras en español y ha logrado llevar al periodismo cultural a la altura del arte. No hay un texto de Elena Poniatoswska que no esté atravesado por la oralidad y la agudeza, por el lenguaje coloquial y su humor de carnaval, y esa audacia para conjuntar los procesos literarios con los periodísticos hacia un mismo propósito. Es capaz de descolocar a sus entrevistados, provocarlos o conmoverlos y luego en su escritura convertirlos en personajes memorables.

Contar. Eso hace Elena Poniatowska desde hace más de 60 años, desde que visitó el Palacio Negro de Lecumberri para entrevistar a los huelguistas ferrocarrileros que, junto con Demetrio Vallejo, paralizaron el país en 1959; hasta sus más recientes textos en que persiste en expresar el descontento, evidenciar la exclusión y el abuso, o se vuelca en recuperar la memoria de personajes entrañables mientras hace un énfasis especial en la vida de destacadas mujeres que atravesaron el arte y la historia de este país. A esa labor de contadora, de alta profesional del periodismo y su arte, dedicamos este Librero en el que enlistamos unos cuantos de los trabajos indispensables de esta mujer que ante su famosa curiosidad —‘La polaquita preguntona’ la llamaba Diego Rivera— y aun gozando de claros privilegios que la hubieran llevado por caminos muy opuestos, decidió dedicar su vida tan solo a contar. En el marco de su cumpleaños número 90, dedicamos este Librero a retomar algunas de las obras más destacadas de Elena Poniatowska.


Hasta no verte Jesús mío (1969)

Poniatowska es la autora de la crónica más conocida sobre la masacre estudiantil de 1968 ocurrida en la Ciudad de México, La noche de Tlatelolco (1971). Y quizá no fue hasta el éxito y escándalo que provocó aquel libro que la escritora empezó a ser reconocida por su talento para contar la historia y las tragedias que la tejen. Sin embargo, unos años antes ya había publicado una novela que refleja bien la inquietud que desde joven tuvo por retratar la vida de las personas que hasta ese entonces eran ignoradas por una sociedad dormida. Hasta no verte Jesús mío nació cuando en una azotea de la calle de Revillagigedo, Elena Poniatowska se vio fascinada por la voz de una lavandera que hablaba fuerte y con sabiduría: Josefina Bórquez. Una larga entrevista con esta mujer singular se acabó convirtiendo en la novela con la que ganó el Premio Mazatlán de Literatura.


Nada, nadie: las voces del temblor (1988)

Nada de todo aquello podrá olvidarse. Nadie sería capaz de narrar por sí sólo todas las historias que se derrumbaron junto a los edificios. Con esas convicciones, Poniatowska armó una narración coral, recogiendo cientos de voces que rememoran aquellos días terribles que la solidaridad convirtió en históricos. Lo que vuelve entrañable este relato es que presenta la certeza de que todo terremoto es un descubrimiento, y el que sacudió a la Ciudad de México en 1985 descubrió antes que nada que el gobierno no estaba en ningún lado, y que en medio de la enorme nube de polvo no apareció el político, aparecieron los mexicanos, sobre todo los que menos tenían, y vaciaron las tlapalerías de picos y palas y empezaron a sacar los restos de vida y muerte entre el escombro. Nada, nadie… recupera las voces tanto de vivos como de desaparecidos, de conocidos y anónimos, y deja una constancia del valor de una ciudad que cayó y volvió a levantarse, aún entre el dolor y el resentimiento contra su gobierno.


El tren pasa primero (2006)

De nuevo a través de la voz y de una mujer, aquí Poniatowska relata el fracaso de las huelgas ferroviarias que sucedieron entre 1958 y 1959 en el país, esos días de mítines y reuniones secretas que buscaban crear un nuevo México, años de lucha que terminaron en represión violenta y el encarcelamiento de sus líderes. Trinidad Pineda Chiñas es la protagonista, pero está claramente inspirada en la figura de Demetrio Vallejo Martínez (1910-1985), luchador social oaxaqueño de origen zapoteca que llegó a ser Secretario General del Sindicato Ferrocarrilero. La autora echa mano de ficción y de todo el peso de la realidad para describir la vida privada y social del momento. Elena Poniatowska conoció personalmente a Demetrio Vallejo en 1959 cuando acudió con Luis Buñuel a ver una obra de teatro en Lecumberri, donde el activista estuvo preso. Por esta obra Poniatowska se convirtió en la segunda mujer en obtener el premio Rómulo Gallegos (2007), uno de los galardones literarios de más prestigio en Latinoamérica. El México que aquí se describe se ha extinguido por completo, el de los trenes, las enormes máquinas locomotoras que unieron al país, transportando familias y aspiraciones grandes, pero queda esta novela que lo supo recontar.


Leonora (2011)

Como mencionamos, Elena Poniatowska ha sabido explotar su talento de periodista e investigadora para escarbar entre la historia olvidada las luces de mujeres que desde el arte sacudieron la cultura en México. Y uno de sus mayores descubrimientos ha sido la del pasado apasionante de la pintora Leonora Carrington. En este libro, ella narra la vida de esta artista que se rebeló contra su destino de rica heredera para irrumpir en el círculo parisino de los surrealistas hasta llegar a convertirse en una de las más grandes artistas del siglo XX. Fantasiosa y excéntrica en su infancia, desafiante en su adolescencia, y con una historia de amor imposible, Poniatowska describe esa vida extraordinaria que nutrió los sueños que fueron el arte de Carrington y además nos ofrece una aproximación viva a las vanguardias históricas que definieron la primera mitad del siglo XX y que a nosotros aún nos siguen fascinando.


La herida de Paulina (2007)

Apenas hace un par de años, Elena Poniatowska desveló que uno de los escritores y académicos más reconocidos de las letras mexicanas la violó y la dejó embarazada de su primer hijo. El episodio aparece novelado en el último libro de la premio Cervantes, El amante polaco (2019), y por lo tanto suma al poder de uno de sus anteriores trabajos, La herida de Paulina: crónica del embarazo de una niña violada, la historia de una niña de 13 años que sufrió un abuso no sólo a manos de sus atacantes sino también por parte de la ley y la iglesia católica que no le permitieron abortar. Poniatowska escribió esta obra ante la petición de activistas y académicas de la talla de Martha Lamas e Isabel Vericat, pero sobre todo de la indignación que despertó desde su pasado y sus convicciones lo sucedido a Paulina, a quien describe como una niña fuerte y lozana, quien la sorprendió por su fuerza y capacidad. Este libro es la rabia de una niña hecha papel, es también el apoyo de mujeres, hombres y agrupaciones sociales contra el ultraje. Lo que demuestra de igual manera este libro es el peso que ha conseguido Poniatowska, como una de las voces más buscadas en medio de las protestas sociales o, lamentablemente, de los movimientos políticos.


Además, del 17 al 19 de mayo, a través de Canal 22 podrás disfrutar de una programación especial para celebrar las nueve décadas de vida de Elena Poniatowska. Aquí te compartimos los horarios para que no te lo pierdas.

Martes 17, a las 19:30 horas
Voz de mujer

Miércoles 18, a las 19 horas
Historias de vida. Elena Poniatowska. Parte 1 y 2 (retransmisión, jueves 19, a las 17:00 horas)

Jueves 19
EN VIVO. Homenaje a Elena Poniatowska desde el Palacio de Bellas Artes. Al mediodía
Página cero. Elena Poniatowska, a las 18:30 horas
Todo empezó un día de mayo, a las 19 horas
Me canso ganso, invitada Elena Poniatowska, a las 21:30 h

Domingo 22
Relatos de mujeres, a las 19 horas