Carlos Bautista y las Estupideces de todos los días

Por: Rebeca Avila


No todo lo que se publica tiene que tener una finalidad especifica. Últimamente las editoriales parece que si no publican algo de autoayuda o novelas, mejor no publican nada. Las otras maneras de entretenerse con la lectura están totalmente olvidadas.
Carlos Bautista



La capacidad de disfrutar, de reírnos de nuestras propias vivencias, de lo cotidiano, incluso de las desgracias, es lo que podremos encontrar en Estupideces de todos los días, del cual nos habla ampliamente, uno de los colaboradores de este libro y director editorial de la revista Algarabía, Carlos Bautista Rojas.

En este ejemplar, nos cuenta el editor, podremos encontrar un poco de todo, desde textos de Juan Antonio Almazán, Jorge Ibargüengoitia, Luis Ignacio Helguera, Sealtiel Alatriste, además de escritos del equipo de redacción de la revista, hasta una recopilación de la publicación, hoy extinta, Dicine.

Este libro no te va a hacer más rico ni más guapo. Simplemente es para recuperar el derecho a no hacer nada y a aplastarse a leer un libro por simple gusto.

El título lo dice todo Estupideces de todos los días, sin embargo, ¿en que se basaron para hacer el proceso de selección de los textos?

Sobre todo, en las prácticas sociales, hablamos de cosas que no están en los diccionarios ni en los libros, por ejemplo, de por qué conservamos esa tradición de los Reyes Magos, que aunque es absurda, los niños ya saben que son los papás, es una farsa en la que todo el mundo participa y se mantiene. Te cuesta dinero, te desvelas, los niños se hacen, pero de alguna forma todos colaboran con el fin de representar algo.

Además remarcó que no solo se abordan temáticas de la cotidianeidad mexicana sino también existen cuestiones humorísticas que se aprecian en cualquier lugar y época. Dentro de esta gran variedad de estilos podemos encontrar textos del cómico de cómicos Groucho Marx y de Jonathan Swift, cuyo humorismo sigue vigente hoy en día.

Si quieres una lectura ligera, hilarante, pero reconfortante e identificadora, anímate a leer estos escritos que seguro te sacaran más de una carcajada. He aquí una probadita:

La cosa se complicaba cuando uno se esmeraba todo el año por hacer cuanto ordenaban los mayores: sacar buenas calificaciones, portarse <>, no hacer travesuras, no rezongar… y al momento de recibir los regalos-o de plano no recibir nada- experimentar uno de los momentos más desconcertantes de la vida: <<¿Qué hice mal?>>. Entonces uno empezaba a dudar, no sólo de su existencia, sino del escueto sentido de justicia en el mundo. El secreto de los Reyes Magos.