Por: Rebeca Avila

Internet, teorías conspiranoicas (¿o no?) y el cine

Ahora hablar de internet es tan habitual y necesario como pensar en el suministro de luz eléctrica (sin la cual el internet es imposible) o del agua misma. Llamamos internet a aquello que nos conecta, pero ¿con qué?, ¿con nuestras familias y amigos?, ¿con personas al otro lado del mundo?, ¿con completos desconocidos?, ¿con máquinas? y ¿para qué nos conecta?

La red de conexión a internet nos es tan necesaria como aquellos equipos que no operan sin él y que se han convertido en una especie de prótesis manual. Nuestros teléfonos inteligentes, el smartphone, computadoras, tabletas y esas máquinas y/o sistemas operativos, que gracias a su nombre de mujer parecen ser inofensivas, son quizá la relación más codependiente que ha tenido la raza humana, desde el regalo del dios Baco.

Hace décadas, durante los ochenta, fue cuando no por casualidad surgieron el concepto de la era del internet y el género de ciencia ficción que entretejía futuros distópicos donde la tecnología había hecho de las suyas y nos sobrepasaba, el ciberpunk; aunque existían obras, sobre todo literarias, que preceden estas propuestas distópicas años antes del internet y el ciberpunk mismo, como ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (1968), que justamente en los ochenta sería trasladada al cine como Blade Runner (1986). Estás propuestas argumentativas y estéticas ya ponían sobre la mesa teorías y ficciones que hoy pueden ser ya una realidad, en las que se vaticinaban los peligros de la inteligencia artificial (IA), de la deshumanización de la sociedad y de la tecnología como yugo y no como aliado de la raza humana.

Con los sucesos ocurridos en el último año pandémico, estas teorías conspiranoicas sobre el dominio de las máquinas sobre el homo sapiens parecen ridículas cuando es tan difícil gestionar una videoconferencia de manera decente, ya sea para tomar clases, juntas de trabajo o para conversar con amigos. Pero no nos engañemos, el internet y sus alcances hasta nuestra alcoba privada son verdaderos; y el Día Mundial del Internet (17 de mayo) nos parce un buen pretexto para abordar, desde la realidad y la ficción misma, algunos filmes que nos recuerdan lo lejos que hemos dejado llegar a esta red informática que hace más que mantenernos en línea.