Por: Mariana Casasola

Harrison Ford más allá de Indy y Solo

No hay muchos actores en la historia del cine tan influyentes o mundialmente populares como Harrison Ford. Y no es para menos, porque este actor originario de Chicago ha encarnado a algunos de los personajes más entrañables del cine norteamericano, no en una sino en varias ocasiones, personajes que han sido adorados por generaciones enteras y han dado vida a algunas de las sagas y éxitos de taquilla más grandes de todos los tiempos.

A lo largo de una carrera que se expande ya por cinco décadas, Ford ha protagonizado tantas películas icónicas que es difícil imaginarlo en papeles menos conocidos, sobre todo por el par de personajes que se encuentran entre los más amados del cine moderno, nombres que lo convirtieron en el aventurero por excelencia y el rebelde encantador perfecto: Han Solo e Indiana Jones.

La franquicia de franquicias Star Wars lo convirtió en un ídolo instantáneo de la pantalla grande desde su primera entrega en 1977. Ford encantó al mundo entero con su construcción de Han Solo, el apuesto rebelde lleno de arrogancia y una actitud de demonio al que poco le puede importar el heroísmo, aunque en el fondo no sea ningún malvado. Unos cuantos años más tarde, y con mucha suerte involucrada, fue el reemplazo de último minuto de Tom Selleck (¿recuerdan al novio mayor de Mónica en Friends?) en un nuevo megaproyecto de Lucas-Spielberg, para interpretar a un atípico arqueólogo, algo similar a Solo en sus caprichos, Indiana Jones, el modelo de cómo hacer un gran aventurero, que produjo su propia larga y exitosa saga.

Gracias a estos entrañables papeles de acción, Harrison Ford ha sido durante mucho tiempo uno de los mayores rostros de Hollywood. Sin embargo, más allá de este par de icónicos héroes, el exceso de carisma, de presencia ruda, taciturna y el distintivo humor seco de Ford también han sido bien explotados y encaminados en otras historias que han quedado un tanto aplastadas por la mega fama del actor. En torno a su cumpleaños 78, quisimos recordar en este Top #CineSinCortes esas actuaciones que amplifican el talento y el atractivo de este actor fuera de serie.


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Graffiti americano (1973)

Mucho antes de Star Wars, esta película marca la primera colaboración entre Ford y un entonces pequeño cineasta llamado George Lucas. American Graffiti cuenta la historia de un grupo de adolescentes de la década de los 60 mientras conducen sus autos alrededor de su pequeña ciudad natal una noche en los días previos a dirigirse a la universidad y la vida adulta. Se trata de una pequeña película un tanto olvidada debajo de la titánica saga que inmortalizó a Lucas y compañía, pero nada la hace perder su claro encanto y nostalgia por los años de adolescencia del director. Harrison Ford interpreta a Bob Falfa, un apuesto pero engreído que hace la suerte de villano en esta historia. No se trata del papel protagónico y en realidad aparece en pocas escenas, pero este es un personaje notable por un par de razones, pues ya demuestra lo que el joven Harrison Ford podía hacer cuando se trata de interpretar a un pícaro encantador, con una relación dudosa con la ley y que no siempre juega limpio con los demás. Falfa no es un papel complejo, pero su arrogancia juvenil es tan convincente y alegremente retratada que fácilmente es uno de los más exuberantes de la carrera de Ford. Y ni qué hablar del atractivo que emana verlo en control total de un vehículo a altas velocidades, pero eso es tema aparte. Lo esencial es que su magnetismo en esta breve actuación le ganó más tarde su lugar como el forajido consentido de la guerra de las galaxias.


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Blade runner (1986)

Claro, este no es un papel perdido en la trayectoria de Harrison Ford, de hecho se trata de un personaje de culto y uno de los más representativos en la historia del cine de ciencia ficción. Pero, en su momento, para el actor fue un importante riesgo porque lo retó como ningún otro antes a probar que su rango dramático podía ir más allá del héroe carismático y encantador; después de todo este es un papel bastante oscuro tomado justo después de completar sus populares actuaciones en las sagas originales de Star Wars e Indiana Jones. En esta distópica obra maestra de Ridley Scott, él interpreta al cazador de replicantes (androides) de alma agotada Rick Deckard, y sale de su zona de confort para crear a este anti héroe melancólico que es nuestro guía turístico en el infierno, y un faro parpadeante de humanidad en medio de un futuro sombrío y artificial. La actuación de Ford es más bien minimalista, pero comunica muy bien la lucha interna del personaje amplificando las implicaciones filosóficas en la historia: ¿qué es lo humano?, ¿qué es lo real?, ¿es Deckard en verdad un replicante más, aquello que él ha prometido cazar y destruir?


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El Fugitivo (1993)

The Fugitive (Dir. Andrew Davis) se basó en un famoso programa de televisión de la década de los 60 del mismo nombre. Aquí Ford interpreta a Richard Kimble, un brillante y reconocido cirujano que intenta limpiar su nombre después de escapar de prisión, injustamente acusado por el asesinato de su esposa. Quizá su Richard Kimble no tiene el descaro arrogante de Indiana Jones o Han Solo, pero es también un hombre inteligente, aunque obviamente afligido, que tiene que estar un paso por delante de las autoridades mientras trata de localizar al hombre que mató a su esposa y lo incriminó. Tres décadas después, The Fugitive permanece como una película muy emocionante de principio a fin, en gran medida gracias a cómo Harrison Ford es capaz de equilibrar la adrenalina de las escenas de acción, con el gran fondo del carácter y conmoción de este hombre desesperado y atrapado en una pesadilla hecha realidad.


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Único testigo (1985)

Este es por mucho considerado el trabajo más interesante de Harrison Ford y sin duda el que lo consolidó como un actor serio más allá de la popularidad de sus personajes previos y que además le ganó la única nominación que ha tenido en toda su carrera al premio Oscar. Esta fue la primera de sus escasas pero fructíferas colaboraciones con el director australiano Peter Weir y un giro radical respecto a sus roles más conocidos. Witness es un thriller en el que Ford interpreta a un policía de Philadelphia que debe ocultarse en una comunidad Amish, o menonita, para proteger a un niño y a su madre cuando el primero ha sido testigo de un brutal asesinato que implica corrupción policial. El actor sorprendió a críticos y seguidores por igual con esta historia que sobrepone la reflexión a la acción, con un trabajo tranquilo, sutil, pero intenso cuando se necesita. Peter Weir utiliza el thriller policiaco para enmarcar una historia más amplia sobre los choques culturales y el tratar de encontrar un lugar en el mundo. La película está llena de momentos memorables en torno al talento de Harrison Ford, que incluyen un canto y baile en un granero con la canción Wonderful World de Sam Cooke y otra en la que desarma a un villano con nada más que su discurso de moralidad justa y sacrificio personal, nada de látigos o pistolas láser.


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La Costa Mosquito (1986)

Otra de las pruebas definitivas del amplio talento de Harrison Ford es este papel en el que mostró su gran capacidad para hacer que personajes desagradables sigan siendo convincentes y fascinantes. En este nuevo drama también de Peter Weir, basado en la novela de Paul Theroux, interpreta a un padre de familia moralmente cuestionable y radical que saca a los suyos de la sociedad convencional para comenzar de nuevo en el aislamiento total en medio de las selvas centroamericanas. Muy al estilo de El castillo de la pureza (Dir. Arturo Risptein, 1973), The Mosquito Coast es una historia totalmente intransigente sobre un monstruo que trae la ruina a todos los que lo rodean, especialmente a su hijo, interpretado aquí por River Phoenix. A pesar de ser el adorado héroe de exitosas sagas, aquí Ford no deja sentir ni una pizca de empatía para su personaje, Allie Fox, hombre tonto y humillado por su propia vanagloria, uno de esos individualistas de pesadilla que pocas veces se ve en el cine estadounidense. Aunque jamás será tan admirada, esta oscura psicología que logra retratar Ford, hace su interpretación mucho más osada y excepcional que cualquier famosa hazaña de Han Solo o Indiana Jones, aunque la historia y su emblemática y descarada sonrisa digan lo contrario.