La cercanía que parece tener con la cultura y sociedad contemporánea (estadounidense); lo mediático que ronda en sus obras; su sátira pasada de cruda, más bien macabra; la mitad de asiduos adoradores y la otra mitad de retractrores que lo satanizan; su dura crítica al sistema; escenarios devastadores así como su dinámica al escribir y al compartir sus métodos con el público hacen del perfil de Chuck Palahniuk el del rock star de la literatura de este siglo.
El autor de Monstruos invisibles vivió gran parte de su niñez en una pequeña ciudad de Washington, en una casa rodante. De ascendencia ucraniana, el joven Palahniuk antes de ser novelista fue periodista, graduado de la Universidad de Oregon y después de abandonar la ajetreada vida de los periódicos, vivió reparando camiones. Durante este período de empleo informal es donde se cree obtuvo toda la sabiduría cruda para sus historias futuras. Desafortunadamente, como muchas otras historias del que quiere triunfar pero no pertenece desde la cuna al gremio literario, pasaron varios años para que una editorial llegara a publicar una sola historia de Chuck; aparentemente eran muy oscuras, lo que lejos de desalentarlo luego de muchas negativas, sólo provocó que Chuck aumentara el nivel de oscuridad en sus historias. Hasta que alguien decidió arriesgarse a publicarle El Club de la pelea, David Fitcher dirigió la adaptación al cine y el resto es historia. Aunque en su momento la misma cinta fue un fracaso en taquilla por la trama inusual, su éxito y el de la novela vino cuando se convirtió en cinta de culto.
Cuando en 2004 apareció en primer plano Brad Pitt con el torso desnudo y enardecido por soltar más puñetazos contra un seudodesconocido en una ira descontenida, en una de las escenas más inconicas de El Club de la pelea (David Fincher), pocos —quizá nadie— sabían que tal historia pertenecía a un escritor norteamericano que sólo en sueños pensaba que su primera novela sería publicada por alguna editorial, que tendría éxito y menos que algún día llegaría a las masas a través del cine.
Similar al fenómeno de J. K. Rowling con su saga de Harry Potter, en el que el cine ayudó a disparar exponencialmente la popularidad y ventas de sus libros, Chuck pudo echar a volar su creatividad luego de la acogida del público y la crítica, lo cual devino en un mar de extralimitaciones en los argumentos de sus libros, pero también en formar un vínculo fuerte con sus lectores gracias a charlas y conferencias donde incentivaba a los más jóvenes a escribir.
Gente que se desploma frente a sus lecturas de la impresión por los detalles tan vívidos que ofrece, o si sus obras están inspiradas en su vida personal y otros mitos giran en torno a las novelas de Palahniuk. Mera publicidad y sensacionalismo o parte de verdad. Lo cierto es que el autor de Snuff es hoy por hoy uno de los autores que se atreven a retratar la crudeza de nuestro tiempo, sin reparos.
Para ver qué hay más allá de su "ópera prima" El Club de la pelea, seleccionamos cinco libros de Chuck Palahniuk.
Asfixia: en esta comedia cruel, un hombre fracasado que dice tener una madre enferma, finje constantemente asfixiarse en restaurantes lujosos para conseguir dinero. Sumada a la mitomanía está su adicción al sexo. Asfixia fue llevada también al cine en 2008.
Snuff: según su autor, está historia fue inspirada en una verdadera actriz de la industria pornográfica. En ella, los señores 72, 137 y 600 son los narradores de la sórdida historia sobre la pobreza del amor, mientras esperan su turno para ser uno de los 600 hombres que participarán en el acto de jubilación de una actriz porno veterana.
Fantasmas: Chuck Palahniuk ha escrito pocas veces compendios de cuentos, uno de ellos Fantasmas. Sin embargo, entre estos se encuentra uno de los relatos más inoxicantes y repugnantes que ha escrito: Tripas. En él, un adolescente, en aras de obtener cierto placer anal, se coloca en el ducto de una piscina, pero como en todas las historias de Chuck, todo sale mal.
Rant: la vida de un asesino: considerado por la crítica como un libro pretencioso y disparatado no el sentido creativo, Rant ofrece una fórmula que ya había probado Palahniuk: un club donde liberar tanta furia como sea posible. En este caso, mezcla un asesino forjado por la marginación de la sociedad como un arma letal "que habla y camina", cuyas características son un super olfato y un gusto aberrante por el dolor físico. A éste argumento le agrega viajes en el tiempo, asesinatos y la posibilidad de la inmortalidad.
Eres hermosa: un hombre cuya abreviación de su nombre es Clímax, usa como conejillo de indias a una joven aspirante a abogada para sus experimentos relacionados con el placer sexual femenino. Esto suena a la primicia del best seller "erótico" de los últimos años, pero nada más lejano a la realidad. La búsqueda del instrumento (literalmente) que libere a las mujeres de la "necesidad" de un hombre para satisfacer su sexualidad es un viaje tortuoso del espectáculo, que va del consumismo a la "muerte chiquita".