Por: Arody Rangel

Bandersnatch: el nuevo reflejo del Espejo Negro

“No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y de blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonía?

Ajedrez, Jorge Luis Borges

El pasado 28 de diciembre –Día de los Inocentes– Netflix, empresa líder del entretenimiento en la actualidad, estrenó la película interactiva Black Mirror: Bandersnatch; cada día se suman opiniones, explicaciones y los obligados memes sobre esta nueva entrega de la serie creada por Charlie Brooker. El nuevo reflejo del espejo-pantalla negro, según el parecer de muchos, no ha logrado gran cosa: la dinámica de videojuego para este “elige tu propia aventura” queda corto de cara a las complejas tramas programadas para cualquier videojuego actual; como película ofrece una trama pobre y predecible, a decir de algunos, y hay quienes critican la narrativa caótica e incomprensible.

En este Top #CineSinCortes nos subimos al tren de Bandersnatch, que sin duda seguirá causando polémicas entre el público, a quien ya no le queda la etiqueta de televidente sino de teleusuario, ya que Bardersnatch no sólo se ve, exige del espectador o usuario que se involucre en la trama: él ha de tomar las decisiones que conducirán el hilo narrativo y llegado a un punto de las “rutas programadas”, será redirigido al inicio para ensayar nuevas decisiones. Cierto es que esta película interactiva no es revolucionaria, pero sí que ha marcado otra pauta en la forma como nos relacionamos con nuestros espejos negros.


Distopía de vuelta a 1984

En cada uno de sus capítulos, Black Mirror ha ensayado distintos escenarios distópicos en los que la tecnología deshumaniza y tiraniza a las personas de un futuro latente, cercanísimo a juzgar por el vertiginoso avance tecnológico del que somos testigos, consumidores y usuarios; la serie quiere alertarnos sobre el peligro de dejarnos en manos de nuestros avances tecnológicos, que, dicho sea de paso, son diseñados según la moral y la lógica de mercado imperante.

Aunque la serie ya nos había situado con anterioridad en la añorada década de 1980, Bandersnatch arranca en la mañana del 9 de julio de 1984. El año por sí mismo es ya un indicador distópico: 1984 de George Orwell, cosa interesante si prestamos atención a esta referencia en el guion: el sistema opresor te vigila 24/7 (The Big Brother is watching you!); incluso una de las rutas programadas permite jugar con esa posibilidad, el resultado es delirante: el teleusuario es el tirano de este pequeño mundo dejado a su voluntad.


¿Libre albedrío? No hay futuro

Para muchos, lo que está en juego en Bandersnatch es la trasnochada cuestión sobre el libre albedrío: ¿somos realmente libres o marionetas del destino? Cierto que nuestro rol de titiritero nos lleva a algunas encrucijadas terribles, como el suicidio o el parricidio, he ahí un predicamento moral. Pero mirado más de cerca, la advertencia inicial “no hay futuro” parece indicarnos que no importa qué decidamos ni cuántas veces ensayemos otro camino, en ese pequeño universo ya están previstos todos los desenlaces, no hay más qué hacer.


Del aleteo de la mariposa al caos

En esta simulación en la que nosotros movemos las piezas, la ficción se encarga de recordarnos que la más burda decisión, el más insignificante cambio en la cadena de acontecimientos (desayunar Quaker o Kellogg’s, poner el cassette de Thompson Twins o la Now Music II) lleva a resultados distintos e incongruentes. Para quienes reclaman la falta de coherencia de cada trama posible y de todas las tramas entre sí, valga el recordar el efecto mariposa y la teoría del caos: en nuestro mundo, en el universo mismo, reina el azar.


Jabberwocky

The frumious Bandersnatch reza el verso de Lewis Carroll en el que aparece por vez primera esta rara criatura de la ficción, pertenece al poema Jabberwocky, famoso por su total sinsentido. La figura del Bandersnatch ha pasado de Alicia a través del espejo a otras obras de la literatura, el cine, la música, los cómics y los videojuegos; de hecho, hubo una vez un proyecto llamado Bandersnatch de Imagine Software y, al parecer, el videojuego de roles Brataccas de Psygnosis fue su versión final. El Bandersnatch de Black Mirror es un gran homenaje a estas referencias y, en el mejor de los sentidos, al sinsentido.


Aquí y ahora

Estás delante de tu espejo negro, abres tu aplicación de streaming favorita y le das play a esa película interactiva, dejas de ser un espectador, entras en el juego… bienvenido, eres parte de este nuevo capítulo.