Por: Heraclio Alonso

Etta James: potencial, talento y decadencia musical

Pronto será mi aniversario de plata: 25 años desde que publiqué mi primer disco y todavía no me he convertido en una superestrella, a Janis Joplin solo le llevo dos años

Etta James

El 20 de enero, Etta James cumple 7 años de dejar los escenarios terrenales para deleitar con su deliciosa voz a las deidades musicales, con este pretexto le dedicamos esta Pantalla Sonora.

Dueña de una vida frenética e inmoral, hija de una madre prostituta y de un padre anónimo, la historia de Etta James tuvo marcado un camino de tragedia desde su nacimiento hasta su último suspiro.

Creció en el barrio de Los Ángeles y rápidamente ya era conocida entre la comunidad por ser la voz principal del coro de su iglesia. Debutó a los 14 años de la mano de Johnny Otis, con The Wallflower, uno de sus mayores éxitos.




La vida de Etta James es digna de una montaña rusa, con caídas peligrosas y subidas lentas pero seguras, acompañadas de falsas amistades, condenas y corazones rotos.

Con más de 30 producciones discográficas, es considerada una de las intérpretes más exitosas, capaz de pasar, sin esfuerzo, del jazz al pop y de las baladas al R&B, pero con tres adicciones (heroína, tabaco y champagne) que fueron agotando su carrera, llevándola a un exilio musical del cual tardó algunos años para regresar y enderezar el camino con su consagración en la industria al ser ganadora de seis premios Grammy.

Poseedora de un descaro natural, se atrevió a ser rubia y brillar más que el sol a pesar de tener un color de piel que desafiaba a la autoridad norteamericana del siglo pasado.




Jamesetta Hawkins era su verdadero nombre, siempre fue amante del alcohol y nunca terminó por despegar en una carrera que la consumió en un mundo de vicios que evitó convertirla en una superestrella de la talla de Janis (Joplin). Vivió detrás del humo que produce el tabaco y pudo equivocarse a la hora de llevar su vida al límite. Robó, lastimó, sobrevivió a la discriminación y cantó con un hambre de triunfo que apenas pudo acariciar.

Miss Peaches, como muchos la llamaron, fue una cantante melancólica que brilló con luz propia hasta que, a sus 73 años, la vida le cobró factura y la estrella se apagó. En enero de 2012 perdió la lucha contra la leucemia y el alzheimer, enfermedades que la torturaron en la última etapa de su vida.

Etta James era una mujer afrodescendiente con las cualidades para ser una leyenda musical, pero con una peculiaridad, ella no nació para triunfar.