Por: Roberto Dorantes

HISTORIAS DEL ENCIERRO

El encierro es un tema acerca del cual el ser humano ha reflexionado durante prácticamente toda su existencia y que a pesar de ello también se ha vuelto un tabú; no es algo de lo que hablemos o queramos hablar en una conversación cordial. Sin embargo, ¿qué es exactamente el encierro? El encierro es estar dentro de un espacio, generalmente reducido y sin salida, es habitar dentro de un lugar que nos aparta del exterior y nos incomunica y aísla de lo que está afuera.

Con esta pequeña definición, definitivamente el encierro no parece algo que cualquiera quiera experimentar, todo lo contrario, no por nada el filósofo francés Michel Foucault menciona en algunos de sus escritos que el encierro es el más fuerte de los castigos.

A pesar de esto, estar encerrado no siempre debe ser una tragedia, incluso el más profundo confinamiento puede traer consigo cosas positivas: apartarse de un mundo abrumador, de un entorno violento o estresante, el encierro también puede dar autoconocimiento, nos puede traer paz y crecimiento, el encierro también puede ser protección.

Un ejemplo de que el encierro no es tan malo lo vemos en el escritor ruso Fiodor Dostoievski, quien estuvo encarcelado en el penal siberiano de Omsk por conspirar en contra del zar Nikolai I. Sin embargo, para Dostoievski la cárcel fue todo lo contrario a un castigo, en una de sus cartas escribe: “Este tiempo, lejos de ser estéril, ha resultado fructífero para mí. Ahora no escribiré más bagatelas (algo de escaso valor)”. Y justamente esto fue lo que hizo, ya que sin su tiempo en el encierro, la literatura de este emblemático escritor no sería la misma.

De esta manera, numerosas historias han sido escritas desde el encierro o tomando este tema como eje central; otro ejemplo es el famoso Diario de Ana Frank, una adolescente judía que tuvo que encerrarse en una casa para protegerse del régimen nazi, de esta experiencia salió su ya conocido diario, uno de los testimonios más valiosos de la humanidad.

Ya que estamos hablando de literatura, es tiempo de transportarnos al terreno de la ficción, y repasar unos cuantos relatos en los cuales el encierro es una parte fundamental.


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Casa tomada

Este cuento de Julio Cortázar nos narra la historia de dos hermanos (hombre y mujer) que viven juntos en una casa con muchas habitaciones. Estos dos personajes viven cómodamente, cada uno con sus respectivos hobbies e inmersos en la rutina. Todo va bien en sus vidas hasta que “Ellos” –una presencia sobrenatural- comienzan a apoderarse de su casa, una noche, sin avisar, toman las habitaciones principales y encierran a los hermanos en una parte de la casa. A pesar de su confinamiento y de extrañar las cosas que han quedado en el otro lado de la casa, los dos hermanos se logran adaptar a su penoso encierro, esto hasta que inevitablemente la casa es tomada por completo.


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La casa encantada

De la genial mente de la escritora inglesa Virginia Woolf, en este relato nos ubicamos nuevamente en una casa. Este lugar es habitado por dos matrimonios, sin embargo, una de estas parejas no está viva. Con su peculiar forma de narrar, esta escritora nos cuenta la historia de un par de espectros que viven encerrados en una casa.

“Al inclinarse, su luz levanta mis párpados. -¡A salvo! ¡A salvo! ¡A salvo!-, late enloquecido el pulso de la casa. Me despierto y grito: -¿Es esto vuestro tesoro enterrado? La luz en el corazón-”

Estos entes a diferencia del cuento anterior habitan pacíficamente con los vivos en ese lugar que es su hogar, en ese lugar que como nos dice este cuento los mantiene “a salvo”.


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El huésped

Este es un cuento fantástico de la escritora mexicana Amparo Dávila, quien desafortunadamente falleció hace poco. La autora, quien contribuyó ampliamente con sus historias al género fantástico y de terror, nos relata en este cuento el martirio de una mujer quien junto a sus hijos y la señora del aseo es obligada a convivir con una bestia que los acosa día y noche. Este monstruo, llevado a su casa por su propio esposo, se convierte en su verdugo y poco a poco se apodera de su hogar y les quita la paz. Esto llega al punto en el que la familia –exceptuando al esposo, que siempre está ausente- debe encerrarse en una habitación para que este animal no les haga daño y a pesar de que el exterior podría parecer una opción de huida, debido al ambiente rural en el cual nos sitúa la historia, esto no es posible, están encerrados y sin salida.

“Pensé entonces en huir de aquella casa, de mi marido, de él... Pero no tenía dinero y los medios de comunicación eran difíciles”.

Irónicamente, el suplicio de nuestra protagonista termina cuando idea un plan para encerrar en un cuarto a este huésped indeseado, quien a falta de agua y alimento termina muriendo.


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El entierro

En este cuento, también de Amparo Dávila, conocemos a un hombre adinerado y poderoso que enferma repentinamente de un mal crónico y queda desahuciado. Esta enfermedad va mermando su cuerpo poco a poco hasta el punto en el que no puede salir de su casa. Sin embargo, a pesar de ya no poder cumplir con ninguno de sus sueños y metas, aún tiene algo que lo motiva: la planeación de su propio entierro. Esto, aunque sea durante poco tiempo, logra devolverle la vida.
“Se le veía entusiasmado con lo que planeaba; sus ojos tenían otra vez brillo.”


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La tercera resignación

Este relato de Gabriel García Márquez nos presenta a un joven de 25 años quien se auto define como un “muerto en vida”. Esto es porque desde muy joven una enfermedad lo dejó parapléjico y debido a ello fue encerrado por su madre en un ataúd para que pudiera crecer. Así pasa 18 años de su vida, sin poder hablar ni moverse y cada día su madre mide el crecimiento de su cuerpo para asegurarse que sigue vivo. Sin embargo, a los 25 años deja de crecer y sin que nadie más que él se dé cuenta, su cuerpo comienza a pudrirse, justo allí es cuando llega la tercera resignación: la muerte.


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El entierro prematuro

En este cuento de Edgar Allan Poe, conocemos a un hombre que sufre de catalepsia, un padecimiento que provoca ataques en los que una persona pierde el conocimiento y parece estar muerta. Consciente de esto, el protagonista desarrolla una obsesión ante la idea de que en uno de estos ataques sea por equivocación enterrado vivo. Tristemente y a pesar de las medidas que toma para que esto no suceda, su peor miedo termina haciéndose realidad y acaba encerrado en un ataúd.


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A puerta cerrada

En esta obra de teatro de Jean Paul Sartre, dos mujeres y un hombre son encerrados en un cuarto en el que sólo hay tres sillones y una estatua. Han llegado allí porque están muertos y este es su lugar final, pues ahora están en el infierno. En este sitio tendrán que conocerse, contar la razón por la cual creen haber llegado allí, pero sobre todo torturarse entre ellos, ya que, como terminan dándose cuenta, “el infierno son los otros”. Definitivamente no hay peor encierro que este.


Como podemos ver, no sólo existe un tipo de confinamiento, el encierro llega de muchas y variadas formas y la literatura se ha encargado en divagar en ello. Estar aislado no es algo fácil, sin embargo, en estos tiempos difíciles sólo queda aferrarnos a lo bueno que tenemos y agradecer que seguimos vivos, que no estamos siendo acosados por fuerzas misteriosas de otro mundo o enterrados bajo tierra y que experimentamos el encierro más inocente. Todos hemos lidiado con el encierro aunque sea una vez, y cómo en aquellas ocasiones, esto también pasará.