Por: Arody Rangel

Marguerite Duras: el dolor, la soledad, la escritura

“La escritura: la escritura llega como el viento, está desnuda, es la tinta, es lo escrito, y pasa como nada pasa en la vida, nada, excepto eso, la vida”.

Escribir, Marguerite Duras


Nació en la Indochina francesa en 1914, perdió a su padre a los 4 años y padeció la indiferencia de su madre durante su infancia y juventud. A los 18 años se mudó a Francia donde estudió Ciencias Políticas y Derecho en la Universidad de la Sorbona, trabajó como secretaria y pianista, se casó y tuvo un hijo al que perdió muy pequeño. La primera parte de su vida transcurrió entre las guerras mundiales, la primera en la colonia y la segunda en la metrópoli, donde se unió a la Resistencia; luego del conflicto, su esposo Robert Antelme fue rescatado de un campo de concentración con mermas terribles en su salud y ella se ocupó enteramente en su recuperación.

La literatura se alimenta de la vida y éstos fueron los episodios que marcaron la escritura de Marguerite Duras, exponente de la llamada Nouveau roman, una apuesta en las letras francesas de mitad del siglo XX por seguir el flujo de la conciencia que no se deja apresar por el esquematismo tradicional (que exige una trama desarrollada por los personajes en un planteamiento, un desarrollo y un desenlace). Duras escribió de y por el dolor y la soledad, así como del amor y el deseo, sus libros nacieron de la indecible necesidad de escribir y también del silencio, su literatura se atrinchera en una feminidad que se dice, dice al otro y no se reserva ni maquilla nada, sean las atrocidades de la guerra o el goce femenino fuera de las permisiones sociales.

Contemporánea de los mandarines de la intelectualidad de la patria de su tiempo ‒De Beauvoir, Sartre, Camus‒, Marguerite Duras se inventó además un lenguaje cinematográfico, creó sus propias imágenes-pensamiento para expresar también en ellas cuanto exige el desasosiego. Su literatura y su cine la pusieron en boca de críticos injustos y honestos por igual, fue una figura medianamente mediática y recibió el Goncourt, la máxima distinción a las letras francesas. A 24 años de la partida de esta creadora, en este Librero haremos un breve recorrido por las claves de su imprescindible obra.

El amante

“Muy pronto en mi vida fue demasiado tarde. A los dieciocho años ya era demasiado tarde. Entre los dieciocho y los veinticinco años mi rostro emprendió un camino imprevisto. A los dieciocho años envejecí”.

Premio Goncourt 1984, una obra de madurez en la que Duras exorcizó algunos demonios de su infancia y juventud en Saigón, en esa tierra aluvial de manglares, fangos y arrozales la pequeña Duras descubrió el goce, padeció la frialdad de su madre, fue testigo de la violencia ejercida sobre las mujeres adúlteras y fue violentada también. En El amante, en cambio, entre el hombre, un elegante y adinerado chino, y la jovencita francesa de 18 años se tiende el deseo; se trata de una novela incorrectísima por poner en primer plano el placer en la niñez y hablar de la promiscuidad, hechos negados por la sociedad. En 1991 hizo el guion para la adaptación cinematográfica de esta novela, realizada por Jean-Jacques Annaud, pero el resultado final jamás fue de su agrado, por esta razón se lanzó a la reescritura de este libro que tituló El amante de la China del norte (1991). La figura del amante, por su parte, ocupa un lugar preeminente en la biografía de Marguerite, para quien el amor y la sexualidad eran las formas por excelencia para afirmarse y afirmar la vida.

El dolor

“El dolor es una de las cosas más importantes de mi vida. La palabra ‘escrito’ no resulta adecuada. Me he encontrado ante páginas regularmente llenas de una letra pequeña extraordinariamente regular y serena. Me he encontrado ante un desorden fenomenal de pensamientos y sentimientos que no me he atrevido a tocar y comparado con el cual la literatura me ha avergonzado”.

Una mujer se ha hecho de un amante durante la Segunda Guerra Mundial, hace tiempo que no tiene noticias de su esposo, lanzado al combate; en 1945, con los primeros ceses del conflicto, recibe la noticia de que su marido ha sido rescatado del campo de concentración de Dachau y ella, a pesar de haber decidido divorciarse de él, dedicará todo el tiempo necesario a cuidarlo, a ayudarle a reponerse de los estragos físicos que ha dejado la guerra en su cuerpo. Son lágrimas las que entintan la pluma de Duras en esta novela, en la que también toca una vivencia personalísima, salida de unos diarios que, sin embargo, no recuerda haber escrito, ¿cómo escribir en medio del dolor, habitada y reducida por él? Y ahí está, por amor han de decirse el horror y el sufrimiento, el propio y el del otro.

Escribir

“La soledad no se encuentra, se hace. La soledad se hace sola. Yo la hice”.

Un ensayo de 1993, en el que la escritora y cineasta se pronuncia sobre el acto mismo que ha marcado su vida: la escritura. Que una mujer necesita una casa propia para escribir y que los hombres no soportan una mujer que escribe, les es cruel; o que escribir viene de una incomprensible necesidad, que el libro no se entiende hasta que está hecho pero entonces ya no le pertenece al autor sino al lector; pero principalmente, que el escribir y la soledad van de la mano, no porque se tenga que estar solo para escribir, sino que la experiencia de la soledad hace propicia la escritura: esa soledad que es certeza al poner todo lo demás en duda, la soledad que es una con nosotros y que saberla es insoportable; es por cargar esa soledad que no cualquiera es escritor, señala Duras.

Hiroshima, mon amour

“Devórame. Defórmame a imagen tuya para que nadie más, después de ti, comprenda ya en absoluto la razón de tanto deseo”.

Antes de tomar ella misma la cámara y esculpir su propio lenguaje cinematográfico, como atestigua el filme India Song (1975), Duras escribió muchos guiones, entre los que destaca el que trabajó junto Alain Resnais para Hiroshima, mon amour (1959). Una historia que precede en el tiempo a la publicación de El amante y de El dolor, pero en la que persisten e insisten estos elementos tan durasianos; el filme va de un amor naciente entre dos desconocidos, un amor imposible además, pues no hace mucho que el arma más letal del hombre se lanzó sobre las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki con el pretexto de obligar al país asiático a terminar la guerra en el Pacífico, y ella procede de los países Aliados mientras que él es oriundo de aquel devastado lugar. Sus voces en off dan cuenta del conflicto, él le dirá “No has visto nada en Hiroshima” y ella responderá “Lo he visto todo. Todo”, más tarde agregará “De la misma manera que existe una ilusión en el amor, esta ilusión de ser capaz de no olvidar nunca, también yo he tenido la ilusión ante Hiroshima de que jamás olvidaría. Igual que en el amor”. Escribir contra el olvido.