Por: Geovanny Villegas

La Ciudadela: entre pasillos de artesanías e historias

Petra García Rivas. Siete años. Con la ayuda de su padre, comienza a moldear sus primeras figuras de vidrio estirado. Sus manos, infantiles e inexpertas en el arte, comienzan a adquirir destreza; sus ojos, tiernos y sensibles, se acostumbran, poco a poco, al fuego, aliado primordial en su futura labor.

La plaza de La Ciudadela –antiguo almacén de armas– albergó por primera vez en 1964 una pequeña muestra temporal de artesanías mexicanas. Sin embargo, a partir del 1 de junio de 1965 se estableció de manera permanente y, así, en 1968 obtuvo su registro oficial con el nombre de Unión de artesanos y similares de la República Mexicana.

“Caminábamos por todas partes, hasta que llegamos aquí”, dice Doña Petra. Cumplirá 84 años en dos meses; tiene 54 años vendiendo artesanías de vidrio estirado en el Mercado de La Ciudadela. “En un principio, los puestos los colocábamos con cuatro palos y de techo poníamos cartón. Por la noche, los cerrábamos con mantas nomás”, recuerda.

Actualmente, este sitio cuenta con más de trescientos locales que ofrecen al visitante una amplia variedad de artesanías originarias de diversos estados de la República: joyería de plata, alebrijes y bordados oaxaqueños, cerámica de Guerrero, guitarras de Michoacán y rebosos de Santa María, entre otros productos.

Doña Petra es una de las pocas locatarias que permanecen desde la fundación del mercado. Rememora a sus antiguos compañeros que, en conjunto, trabajaron para el acondicionamiento y edificación del sitio. Ahora, con el cabello plata y un bastón en mano, recorre los mismos espacios que transitó de joven. “Para mí, el mercado es como mi casa: yo me siento muy a gusto aquí, feliz”.

Su negocio (pasillo 1, local 37) es una escafandra: resistió a diversos intentos de desalojo, así como a los embates del tiempo y del olvido. No obstante, teme que la enseñanza que su padre le heredó se pierda en su ausencia, pero tiene claro que, mientras existan espacios como La Ciudadela, los artesanos podrán crear y exhibir “pedacitos” de México.

Por el momento, Petra García Rivas moldea con la misma paciencia y cariño que a los siete años. Con tinta invisible dibuja todo tipo de figuras (colibríes, elefantes, cisnes, flores, canastas, catedrales, etc.) y, a través de ellas, vuelve al comienzo de su historia, cuando su padre la mira crear, por vez primera, una figura de vidrio estirado.