Los temas de diversidad sexual y de género han sido constantes desde los inicios del cine, pero su presencia ha progresado, digamos, como un espejo, reflejando el estado real de la emancipación de las culturas queer en el mundo.
Tal como ocurría en la realidad, en la frontera entre los siglos XIX y XX, en los filmes los personajes e historias no heterosexuales eran omitidos, tratados como algo monstruoso, malvado o, en el mejor de los casos, algo cómico. Esta fue la constante durante gran parte del siglo pasado, hasta las décadas de los 60 y 70, cuando personajes LGBT comenzaron a aparecer y ser protagonistas de las más diversas historias. Para los años 80 y 90 aparecieron varios directores que consagraron sus carreras en torno a temas de homosexualidad como Pedro Almodóvar, Todd Haynes y John Waters; autores cruciales para la normalización de un nuevo y más amplio enfoque en la pantalla grande.
Así que la cronología no engaña: el reconocimiento del llamado cine queer se ha dado en paralelo a la aceptación y las conquistas sociales de los colectivos que defienden la diversidad. Por ello el cine de cada país varía en sus reflejos. Por ejemplo, en Chile y Corea del Sur, donde se está dando desde la política una mayor apertura hacia la población no heterosexual, en su cine se encuentran muchas y muy interesantes propuestas con estas temáticas —como la ganadora del Oscar a Mejor película extranjera, Una mujer fantástica (2017), del chileno Sebastián Lelio—, un indicador positivo de una evolución a mejor.
Sin embargo, aún hay un largo camino por recorrer para que el espejo nos devuelva un reflejo de mayor tolerancia en todas partes, en muchos lugares del mapa se están dando pasos hacia atrás. La discriminación de la población no heterosexual sigue estando muy arraigada en nuestras sociedades.
En este mes en que se conmemora el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia (17 de mayo), se presenta una oportunidad importante para echar un vistazo al reflejo que nos regala el cine, ¿nos muestra más realistas, más tolerantes, respetuosos del otro? Aquí presentamos una pequeña lista de películas recientes que nos recuerdan cómo es importante mirarnos a través de estas historias donde los géneros, la preferencia sexual y las personas en general son tan diversas como maravillosas.
Coral Bonelli es una mujer transgénero que era conocida como Pinolito durante su desempeño como actor infantil en la década de los 70. Ahora, Coral y su madre, Lilia, viven en la colonia Garibaldi, añorando sus días de gloria en el espectáculo del cine y la televisión. El director mexicano Roberto Fiesco documenta con maravilla la historia desde la niñez de Coral hasta su transición y el impacto que esto tuvo en su carrera, su vida y su familia. Pero la belleza de Quebranto se encuentra en poder atestiguar la relación de madre e hija, el estrecho lazo que las une, las tareas domésticas, las sesiones compartidas de maquillaje, las conversaciones y los juegos con la misma determinación con la que comparten las enfermedades y la lucha por sobrevivir entre la pobreza, la discriminación y el olvido.
Podría parecer que Carol es tan sólo un melodrama común sobre un romance no planeado y un entorno social que no lo acepta. Sin embargo, lo más valioso de esta película de Todd Haynes —además de las actuaciones de Cate Blanchett y Rooney Mara— es la forma en que se aproxima a la historia de estas protagonistas, la forma en que muestra sus perspectivas como dos personas de diferente edad y experiencia, que batallan de manera distinta con la propia aceptación, sus sueños y cómo los deseos ajenos influyen sobre ellos. La película está inspirada en la segunda novela de Patricia Highsmith titulada Carol, o el precio de la sal, que se publicó a principios de los 50, una época en la que el amor entre mujeres no se podía nombrar siquiera y mucho menos contaba con la aceptación que (en algunos países) puede tener en la actualidad.
Tan sólo una de las muchas cosas que hacen especial a esta película, el aclamado debut del cineasta Sean Baker, es la manera en la que trata a sus protagonistas Kitana Kiki Rodriguez y Mya Taylor, dos prostitutas transgénero, como a cualquier otra mujer en una alocada comedia que transcurre en una delirante noche en Los Ángeles. Eso y que Baker tuvo el gran tino de tener como las intérpretes de estos personajes a mujeres transgénero que antes habían sido sexoservidoras y no a actores que fingieran serlo, así que en ningún momento se pierde la autenticidad, sin contar que estas mujeres tienen personalidades divertidísimas. Luego, algo también impresionante de Tangerine es que fue filmada enteramente en teléfonos celulares Iphone, lo que aporta una sensación de inmersión única.